Capítulo 1

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―Mike detente, ya no puedo más ―gemí pesadamente al sentirlo de nuevo dentro de mí.

―Aún no ―susurró en mi oído mientras movía sus caderas.

Ya había llegado al orgasmo, me temblaba el cuerpo por cada embestida que él provocaba. Con mis manos tomé su espalda fuertemente al sentir la combinación de dolor y placer que sentía cada vez que salía y entraba de nuevo.

―Connie... ―lo escuché decir mi nombre dejándose llevar por el éxtasis.

El placer se desvaneció rápidamente. Se recostó a mi lado, ambos con las respiraciones agitadas.

―Te dije que te detuvieras ―me quejé mientras intentaba levantarme, pero el dolor que provenía de mi entrepierna era insoportable.

Él con toda la facilidad del mundo se levantó y se dirigió al baño a darse una ducha. Resignada, dejé caer mi cabeza en la almohada recordando lo que nos había llevado hasta aquí.

Una hora antes...

―¿Connie, estás lista? Mike esta esperándote afuera ―escuché la voz de mi hermana detrás de la puerta.

―En unos minutos estoy lista, Sarah ―contesté mientras me contemplaba al espejo.

Tuve una crisis al momento de elegir el vestido ideal. El evento era muy formal, una boda del primo de Mike. No conocía ni al primo de Mike ni a la novia, él nunca los ha mencionado, de hecho no menciona muy a menudo a su familia. Desde que conocí a Mike, que fue en el primer año de universidad, no me ha presentado a sus padres.

Luego de estar juntos por dos años, me propuso vivir a su lado. Por lo cual, acepté. Él es el chico indicado y a pesar de que mis padres no estuvieron de acuerdo, lo hice. 

Estoy consciente que con tener veinte años no te hace una adulta. Pero en cierto punto lo era, más en el ámbito sexual. Todo gracias a Mike. Lo perturbador comenzó desde nuestra primera discusión en medio de clases. Se había enojado sólo por haber tomado asiento a lado de un chico, y luego de que terminó la clase, me llevó hasta los baños de hombres y sin importarle nada más, me hizo suya. 

Esa fue la primera vez que actuaba de esa forma. 

Después, las discusiones se hicieron más frecuentes. Todo le molestaba. No podía ni siquiera salir con mis compañeros a alguna parte porque me lo impedía. Estuve a punto de romper la relación, pero no tuve las agallas de hacerlo. La conexión que sentía con Mike iba creciendo más y más al punto en que no podía estar ni un segundo sin él.

Las discusiones de antes ahora son insignificantes a comparación de las que tenemos ahora. Pero es algo a lo que ya estoy acostumbrada, no me sorprende cuando su humor cambia radicalmente. 

A pesar de todo eso, lo amo y eso nadie podrá cambiarlo.

Luego de haberme observado por tercera vez en el espejo, dejo salir un suspiro. Estaba lista. El vestido color vino ajustado dejaban mostrar mis curvas, mis piernas se veían bien adornadas con los tacones negros, no me maquillé muy exagerado. Rímel, delineador y lápiz labial fue más que suficiente para sentirme segura de mí misma. Sin olvidar algo más, me coloqué el bolso en uno de los hombros.

Salí de mi antigua habitación. Mi hermana menor me pidió que me arreglara en la casa de mis padres que me fue imposible negarme. Después de todo, Sarah hacía un esfuerzo en aceptar mi relación con Mike. Desde que se enteró que las marcas que tenía en mis muñecas y brazos fueran causadas por él, se ha negado a animar mis salidas. 

Mis palabras la tranquilizaron un poco cuando le dije que solo lo había hecho una vez, cosa que no es cierto.

―Te ves preciosa ―dijo mi hermana con su cara sorprendida al verme llegar a la sala.

Bipolar ✅ [Disponible en Audiolibro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora