Capítulo 3

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Desde que llegamos a la universidad, Mike mantuvo una actitud distante y fría. Aún seguía molesto por lo de Bryan y por haberme golpeado. Tuve que limpiar más de una vez mi labio inferior ya que no dejaba de sangrar. Al final logré hacer que se detuviera.

En las clases no estuve poniendo atención. Mi mente estaba perdida. No quería escuchar ni hablar con nadie. Mike cada vez me decepciona cuando actúa de esa manera. Pero luego olvido ese remordimiento cuando se disculpa y me dice que soy todo para él.

Es ahí cuando dejo de pensar en sus defectos. Y es porque lo amo. Creo que jamás amaré a alguien como lo hago con Mike. Me he entregado tanto física como emocionalmente, que no me arrepiento de ello aunque la mayoría de las veces me hace daño.

―¿Estás bien? ―me pregunta mi compañero de a lado.

Asiento con una sonrisa forzada y vuelvo mi "atención" al frente. Ahora con mi celular hecho pedacitos, Bryan no podrá comunicarse. Necesito conseguir un móvil ajeno para declinar su invitación.

Sin embargo, muero de ganas por volverlo a ver. Ha sido mi amigo desde que recuerdo y su llegada me emociona. Pero no me arriesgaré que Mike lo ataque.

Estoy segura que si lo ve en nuestra casa no dudará en golpearlo. Y estoy segura de ello por sus ataques anteriores. Como cuando fuimos a un restaurante y un mesero de nuestra edad me sugirió que comer. Mike lo tomó como si me estuviera coqueteando y lo que hizo fue golpearlo salvajemente.

Desde ese día nos prohibieron la entrada a ese lugar. El pobre chico había quedado inconsciente. Mike hubiera golpeado al dueño, pero gracias a que varios hombres lo detuvieron se contuvo. Es por eso que he tratado no mantener una conversación cálida con algún chico de mi misma edad.

Cuando suena el timbre de salida, salgo del aula y me dirijo hacia Tania, una de mis compañeras. Casi no me relaciono con nadie por Mike. Pero con ella he mantenido una amistad cercana a pesar de que no nos vemos mucho.

La encuentro por los pasillos y le pido su celular. Sin protestar me lo presta. Tenía pensado mandarle un mensaje pero Tania insistió que podía hacer la llamada.

¿Diga? escucho su voz.

―¿Ryan? Soy Connie, solo para decirte que no podré verte. Tengo muchos proyectos encima ―digo, ignorando la culpa.

Hace una pausa y luego lo escucho suspirar.

Entiendo... ¿Te veré después entonces? dice decepcionado.

No estoy segura en verlo después. 

―Claro, luego nos podemos de acuerdo.

Nos despedimos y una opresión se hace presente en mi pecho. Odio esto. Tener que depender de Mike para ver a una persona. Pero si me revelo lo único que obtendré será su enojo y desprecio. Y no quiero eso.

Tania como siempre me dice que tiene su apoyo en caso de que necesite hablar con alguien. Pero sé que si lo hago, lo primero que dirá será que lo deje y que rompamos. No es tan difícil como suena. Mi amor por Mike es tan grande que no soportaría estar sin él.

Luego de que Tania se fuera, llego a mi casillero y guardo las cosas innecesarias. Escucho una voz llamarme y me giro. Daniel, mi compañero de clase viene corriendo hacia a mí con algo sosteniendo en su mano.

Cuando se acerca, estira su brazo mostrándome lo que lleva.

―Se te olvidó tu lapicera ―dice a la vez que me lo entrega.

Lo tomo y lo guardo en mi mochila. Estoy a punto de agradecerle cuando Mike aparece y lo empuja contra los casilleros.

―¡¿Qué diablos haces hablando con ella?! ―pregunta gritando con rabia.

Los demás nos miran y comienzan a murmurar.

―Mike, no estaba haciendo nada malo. Me devolvió mi lapicera, eso es todo ―digo pasando mi mirada hacia Daniel quien se encuentra aterrorizado.

―Que sea la última vez que te le acercas, ¿entendiste? ―le advierte sin soltarlo de la camisa.

Daniel asiente rápidamente. Mike lo suelta y lo empuja por el pasillo obligándolo a irse. Me mira y sigue furioso. Sus cejas profundamente marcadas, sus labios fruncidos y sus fosas nasales dilatadas.

―¿Olvidaste tu lapicera a propósito para que él viniera a entregártelo? ―cuestiona indignado.

Lo miro entrecerrando los ojos. ¿En serio piensa eso? Niego con la cabeza y cierro mi casillero. Acomodo el lazo de mi mochila en mi hombro y camino a la salida.

Cuando me encuentro fuera escucho los pasos furiosos de Mike. Pero aún así continúo caminando. Justo cuando estoy por salir del estacionamiento, me atrapa sujetándome del brazo con fuerza haciendo que mi cuerpo gire hacia a él.

―¡Respóndeme! ―exige con esa mirada fría.

―Estás loco ―digo a la vez que me suelto de su agarre.

Intento volverme, pero vuelve a sujetarme atrayendo mi cuerpo hacia su pecho.

―¡Basta!

―Sabes que te amo y me preocupo por ti ―lo escucho decir mientras me alejo y comienzo a caminar dejándolo en medio del estacionamiento.

Voy caminando con un nudo en la garganta y siento el escozor de las lágrimas en los ojos. Estoy por cruzar la calle cuando el auto de Mike me impide el paso. Baja del vehículo, su rostro vuelve a estar furioso. 

Sin decirme nada, me obliga subir al auto y no protesto. Durante el trayecto me mantengo callada y miro por la ventana. 

¿Por qué tuve que enamorarme de alguien así?

El auto se detiene en un callejón. Mi ceño se frunce y giro mi cabeza hacia Mike. Estaba por preguntarle porqué se detuvo cuando une sus labios en los míos. Me besa tan desesperado que me cuesta respirar. Su lengua explora mi boca mientras que sus manos viajan por todo mi cuerpo.

―Quiero hacerte mía en este momento ―susurra con voz áspera.

Rompe el beso y logro respirar. Cuando menos pienso me encuentro en su regazo. Nuestros gemidos quedan atrapados en el auto, y  una vez más confirmo que no solo es él quien es el problema.

Bipolar ✅ [Disponible en Audiolibro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora