El sabor de sus labios, y la sensación de como un tenue e inocente beso se intensifico tanto.
El calor regresaba a su cuerpo, mi beso era correspondido con el mismo ardor y pasión, pero lentamente fue mermando hasta separar mis labios de los suyos. Nos miramos por unos segundos, y luego, me puse en pie de golpe.-Dan, ¿éstas bien?- y listo, fue todo lo que podía decir... Acababa de besarlo y decidí evadir el tema por temor.
-Si, estoy bien- se sentó en el suelo y me miró confundido.
Le ayude a ponerse en pié y evite su mirada cuanto me fue posible. Hasta que agregue: -Dan, yo lo siento bote los helados. Creo que mejor iré por ellos y por favor alejate de la alberca-.
Sin esperar respuesta alguna corrí hasta la cocina y al llegar me detuve a recuperar el aliento e intentar calmar mis sentimientos y pensamientos. Sentía una gran dificultad para respirar, un cosquilleo nervioso en mi estómago y mi corazón latiendo a mil por minuto. Serví de nuevo los helados en vasitos como pude y me dirigí a la alberca de nuevo. Él, estaba sentado en una silla de playa plegable y al tenerlo frente a mi le entregué el helado sin mediar ninguna palabra. Me senté en la silla de al lado y durante un muy buen rato ninguno pronunció ninguna palabra, hasta que escuché un grito que parecía acercarse más.
-Leo!!!!...- Escuché mi nombre hasta que una chica inclinó su torso por ensima de mi cabeza para ver de cerca mi rostro.
-Cristal, ¿Cuánto tiempo de no verte?- Mencioné sin el entusiasmo con que ella me saludaba. Me levante de la silla para alejarme de ella y vi que mi abuela se acercaba también.
-Leo, hijo mío- me abrazo -Mira, invité a Cristal para que te saludara.
-Gracias- dije incómodo -hace mucho que no la veía. Y en verdad hubiese deseado no verla el resto de mi vida, era ruidosa y siempre que estabamos solos se me insinuaba tan descaradamente y no dejaba de acosarme.
Ella con su piel trigueña, labios carnosos, cabello rubio y ondulado y un cuerpo de modelo de revista teen sería una novia perfecta para cualquier chico; pero para mi, era nefastamente insoportable.-Bueno hijo, los dejo para que se diviertan- mi abuela se despidió de mi y con una sonrisa la vi posar su mirada primero en mí, luego en Cristal y finalmente en Dan, quien un poco incómodo obserbaba la incómodo situación.
Al estar solos los tres, inmediatamente la chica se pegó a mi cuerpo en un abrazo.
-Leo, ¿por qué no me abrazas también?, acaso no estás felíz de verme agregó con un puchero.
-Cristal, por favor no me abrazes tanto- me liberé de su abrazo y agregué -déjame presentarte a alguien- miré a Dan -él es Daniel, es un compañero del lycée- ella le miró despectivamente y lo saludó sin ningún rastro de amabilidad, y Dan de la misma simpleza contestó el saludo.
Tomé asiento nuevamente y ella se posó sobre mis piernas enrollando sus brazos sobre mi cuello -oye Leo, no me has respondido ninguno de mis mails, te he extrañado mucho y eres mi único amigo- hizo un puchero.
-¡Ya Cristal! Te los contestaré luego he estado en el lycée muy ocupado, pero por favor; bajate de mis piernas. ¿Qué pensaría mi abuela si nos ve así?
-Mmmmm.... No lo sé. ¿Qué somos novios?
-¡Ni lo pienses!
Y seguidas esas palabras, noté que Dan se levantaba de la silla y sin mirarme agregó: -Leo, no me siento tan bien. Creo que mejor tomaré una siesta.
Cristal seguía adiriendose una y otra vez a mi, no me quedó otra opción más que ver como mi guapo peli negro se marchaba y soportar por casi 2 horas el parloteo de la rubia (a la cual no podía tratar mal, ya que nuestras familias eran íntimos amigos y socios en negocios).
Cuándo por fin me escapé de mi acosadora, corrí hacía la habitación y noté que Dan estaba dormido. Saque la DS de mi mochila y me senté en un sofá a jugar hasta esperar que se despertara, debo aceptar que la gran mayoría de tiempo no le preste atención al video juego, si no a Dan, que dormía plácidamente y estaba más precioso cada segundo... Con esas delicadas curvas y su piel tan tersa y blanca... Y recordar el momento del beso. Todo eso me tenía alucinado y fuera de lugar. Hasta que alguien tocó a la puerta, era mi abuela avisandonos que el almuerzo estaba servido.
Bajamos a almorzar con mis abuelos, incluso Cristal y su madre estaban presentes. Hablaron de negocios y luego acordamos ir juntos a la playa y fue allí donde la tarde se escabulló sin anormalidad alguna. Al caer la noche cenamos solo con mis abuelos, vimos juntos una pelicula y llegó la hora de ir a la cama; cepillé mis dientes, lavé mi cara y me puse el pijama, ritual que siguió mi compañero de habitación; me acosté en mi cama y miré al lado contrario de la otra cama. Escuché cuando el otro se recostó en la suya, fingí no darme cuenta disimulando un sueño superfluo; y durante un buen rato, nadie mencionó nada.
Pasarón unos minutos, hasta que Dan rompio con el incomodo silencio -Leo, ¿estás despierto?- Por un momento pense en fingir que seguía dormido y no contestarle, pero no fue eso lo que hice.
-Sí.
-¿Eres gay?
Esa pregunta me desconserto por completo, guarde silencio por un minuto y temeroso conteste:
-No lo sé...
El silencio regresó y nuevamente intervine:
-Solo se que tu me gustas mucho, desde la primera vez que te vi. Esa mirada azul tuya, tu sonrisa... Todo tú me gusta y me desconcerta.
-Estás diciendo que te ¿gusto?
-Sí, me gustas. Y perdón por el beso, me dejé llevar.
Se sentó en su cama y me miró.
-Leo...
Me senté de golpe en la cama y nerviosamente interrumpí sus comentarios: -Dan, lo siento si te incomode. Yo no debía y entiendo perfectamente si estás molesto, yo no te volveré a molestar ni a hablar si es lo que deseas.
Lo vi ponerse de pie y caminar hasta mi, levantó una mano y la posó en el cuello de la camisa para tirar de el y alzó su otra mano; cerro su puño y cuando sentí que acercaba a mi rostro, cerré con gran temor los ojos.
Paso uno, dos, tres segundos y el golpe nunca llegó a mi; en cambio sentí sus suaves, cálidos y dulces labios en mi boca. El beso fue cobrando pasión y la mano que se posaba sobre el cuello de mi camisa tiraba más y más de mi.
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Amor Etéreo
RomanceLeothan, un chico de 16 años que en sus primeras experiencias de sexualidad durante la adolecencia se descubre gay. Él se encuentra atrapado entre dos amores; el primero un chico llamado Daniel un año menor, con quien comparte habitación en un inter...