José Maria

Es mi última oportunidad además de ser la única antes de irme a la universidad.
Estoy seguro que mañana será el día donde los dos uniremos nuestras vidas para nunca separarlas; ella estará ahí, con su típico cabello suelto y sus ojos marrones que son inevitables de apreciar.
Así será, así tiene que ser.
Desde ya hace mucho tiempo que tengo guardado esto y no he sido capaz de decírselo. Nunca. Ahora que ya no la volveré a ver por un largo tiempo, tiene que saberlo. Tiene que saber que me siento perdido en sus ojos y me ruborizo cuando ella lo hace.
Cada vez que intentaba decírselo, era mi timidez que me decía “no se lo digas Chema, te rechazara”; ahora ya no me importa que me vaya a rechazar porque pase lo que pase igual  tendré que ir a la Universidad.
Otro factor por el cual no me declare antes es porque aún estaba con Stephanie, mi ex enamorada con la que estuve menos de doce meses.
Ahora ella no quiere saber nada de mí, ni yo de ella. Comencé a conocerla cuando me sentí frustrado por no poder estar cerca de Diana y ella era buena en aconsejarme; poco a poco comenzamos a sentir una sensación mutua. ¿Era amor? No estábamos seguros, pero decidimos seguir lo que nuestras mentes pensaban. Yo seguía amando a Diana pero Stephanie sabia como sacármela de la mente.
—Hey Chema, espérame —gritó una muchacha detrás de mí—. Sí que eres bueno caminado rápido.
—Que haces tú acá, recuerdas que fue lo último que me dijiste Stephanie.
Mi ex enamorada estaba ebria. Su cabello estaba desordenado, su diminuto top y sus jeans con agujeros en las piernas hacían que temblara. Además su forma de caminar era inestable.
—sí, lo recuerdo. Nunca me acercaría a ti, aun estando en las peores condiciones —si recordaba eso es porque aún estaba consciente de lo que hacía—. Y si me acerque a ti fue porque eres mi última opción.
—a que te refieres, no tengo mucho tiempo.
—llévame a mi casa; me robaron el celular con mi dinero y no recuerdo que bus tomar.
—no puedo acompañarte, estoy apurado.
—por favor Chema, esta será la última vez; luego de esto desapareceré de tu vida para siempre.
Salí a caminar para pensar un poco y ahora estoy obligado a llevarla. Si no acompaño a Stephanie cualquier cosa le puede pasar en la situación que esta y no quiero sentirme responsable por las cosas que le pase. No tengo otra opción más que acompañarle por última vez.
—está bien, pero no quiero saber nada mas de ti luego de esto, tu sabes por qué.
—está bien.
Comenzamos a caminar en silencio sin mirar al otro. Ninguno de los dijo palabra alguna. Cuando hice parar un auto, yo me subí en el asiento del copiloto y ella al de atrás.
—A donde los llevo jóvenes —preguntó el anciano conductor.
Le indique el destino y el conductor asintió con la cabeza.
Nos tomó treinta minutos en llegar al edifico de Stephanie y ella se había dormido en el asiento. Trate de hacerle despertar pero fue inútil cualquier esfuerzo. Así que la tuve que cargarla, ahora mismo está en mi espalda.
—¿dónde estoy? —comenta mi ex enamorada media sonámbula.
—En mi espalda —le respondo irónicamente
Abre los ojos y me ve, rápidamente se baja de mi espalda y me mira, aún estaba ebria e intentaba mantenerse en pie.
—ahora si me tengo que ir —le comento y doy media vuelta.
—No, espera —vuelvo a mirarla, buscaba algo en sus jeans pero no encontraba nada.
Saca algo de uno de los bolsillos y se acerca a dármelo pero lo que no esperaba es que sus dos brazos se aferraron a mi cuello y me besa. El olor a alcohol era fuerte y no paraba de besarme.
Intento quitar sus brazos mi cuello pero ella no sede, deja de besarme y me dice:
—tu nunca podrás cambiar mis besos por los de esa impertinente. Lo entiendes.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2018 ⏰

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