Segundo capítulo

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HOGAR DE PONY

Albert estaba probando una nevera para saber si invertirían en la producción a gran escala de la misma y registrar la patente, tenía la intención de hacerles una parrillada a los niños del hogar, había aprendido a marinar los cortes de carne al estilo brasileño. Mientras hacía la función de chef, la hermana María y la Señorita Pony hacían ensaladas y papas para completar el platillo, Candy sigilosamente buscó en el carro de Albert la foto de él, á lado de la Anaconda, ella se la guardó entre sus ropas y pensó: ¡A mí ya me tienes impresionada!, ¡no tienes que impresionar a más chicas!, Candy siguió revisando su portafolio y vio la foto de Albert a lado de una chica brasileña, ella pensó : parece que no solo se tomó foto con esa Anaconda sino también con esta otra, Candy también tomó esa foto para quedarse con ella.

Fue a la recámara que Albert le había mandado a construir especialmente para ella y guardó la foto en un libro, la otra la recortó tirando el lado de la chica brasileña y se quedó con la otra mitad donde estaba Albert, ella se llevó a sus labios la foto de él para darle besos en ese momento entró Albert diciendo: ¡Candy!

Ella se sobresaltó diciendo: Albert ¡me asustaste!

-¿Qué haces traviesa? ¡Te estamos esperando para almorzar! ¿Estabas besando la foto de alguien?

No, como crees.

Albert pensó: ¿Será algún recorte de Terry?

Esa tarde se la pasaron conviviendo, en la noche Albert encendió una fogata, para contarles a los niños algunas historias. Todos estaban expectantes escuchando el cuento que les relataba Albert, excepto la hermana Maria y Pony.

¡Y fué así como pudieron deshacerse de la mano peluda ñiaca ñiaca! - Albert puso una cara como la del payaso de la película Eso

Todos los niños se pusieron a llorar del susto.

Las hermanas salieron al escuchar el llanto de los niños.

¿Qué pasó? ¿Por qué están llorando?

Albert apenado dijo: Es que les conté una historia llena de Aventuras y no pueden con la emoción.

Un niño gritó: ¡No quiero ir al baño solo!

Vengan niños es hora de dormir, dijeron las hermanas.

Albert y Candy se quedaron solos frente a la fogata, ella se acercó a él y dijo: Esto me recuerda aquella vez que me rescataste cuando Neal me engañó, se desarmó tu carro y tuvimos que quedarnos esa noche a la intemperie, ¡tú siempre has estado para protegerme!

Candy, me han contado que Neal ha cambiado mucho su carácter es más responsable, la que sigue igual es Elisa-comentó Albert

Me alegro, espero que algún día cambien por completo.

Ella agarró su brazo y se recostó a su lado.

El suspiró profundamente.

¿Por quién suspiras Albert?

¡Piensa rápido Albert! ¡Dile algo!- se decía asimismo. -Recuerdo las noches en Brasil.

Candy se apartó de él repentinamente, se acordó de la muchacha brasileña de la foto.

¿A quien dejaste en Brasil que todavía suspiras por ella?

Los dos se miraron

Ella pensó: ¡Oh no! ¡Mostré mis celos!

Ella fingió una risa: ja ja ja Albert, debiste ver tu cara.

El aliviado dijo: Candy fui a Brasil sólo por negocios, no fue un viaje de placer, todos los que amo están aquí en Michigan y Chicago.

Ellos se amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora