Capítulo 3

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¿Quien será?

- Vamos averiguarlo- dijo Albert

Entraron al pequeño salón del hogar de Pony y ahí estaba Betsie esperando ansiosa a Candy, las hermanas estaban con un rostro serio.

Albert la vio sorprendido, era una mujer con ropas elegantes, igualita a Candy solo que con algunas canas y pequeñas arrugas cerca de los ojos y de la frente, también tenía pecas, ojos verdes.

-Candice, deseaba verte, pensé que no te encontraría aquí.

-Candy tenía un nudo en la garganta, al verla se dio cuenta que eran parientes.

Betsie sacó de su bolsa el otro zapatito de cuando abandonó a Candy en el orfanato, diciendo: Soy la que te dio la vida Candy.

Candy miró a Albert el cuál se había quedado sin palabras.

Soy Betsie Gibbs, acabo de enviudar tenía el deseo de verte y decirte que nunca deje de pensar en ti.

A Candy se le llenaron los ojos de lágrimas expresando: No sé qué la orilló para abandonarme, quiero decirle que está perdonada, gracias a eso he conocido mucha gente a quienes amo y me aman. Sobre todo conocí a Albert.

Betsie miró a Albert y dijo: Señor William Albert Andrew, estoy agradecida con usted por haberla adoptado, siempre estuve informada de ella, pero cuando se enfermó mi esposo perdí la pista, porque me dediqué a cuidarlo.

Candy, deseo hablar contigo a solas contigo.

Candice asintió y fueron a la recámara.

¿Sobre qué desea hablar?

Quiero explicarte los motivos que tuve para dejarte: Mi Padre era empleado de mi esposo, gozábamos de estabilidad económica, tengo un hermano el cuál ahora es un hombre rico, pero no me habla. Me enamore de un hombre que llegó a la región, nunca había visto a nadie como él y me embarace. Yo no sabía que Charlie Gibbs había negociado con mis padres para que yo fuera su esposa, él había enviudado, había fijado sus ojos en mí, quería que le ayudara con la crianza de sus hijos, cuando le confesé a mis padres de que estaba embarazada, me echaron de la casa, tuve que irme a otro pueblo nadie me ayudó estuve vagando, todos me veían con desprecio, padecí hambre, temía que te murieras por no nutrirme.

Charlie Gibbs dio conmigo, me ofreció matrimonio pero con la condición de que cuando nacieras, te lleváramos a un orfanato, estuve dos meses completos vagando temí que tuvieras la misma suerte que yo y tuve que renunciar a ti. Cuando naciste te traje aquí, y me casé con Charlie Gibbs- Betsie se puso a llorar

-No tienes porqué llorar, este era mi destino.

-Ahora que murió mi esposo, me dejó una casa y deseo que vengas a vivir conmigo.

Señora Betsie, yo tengo mi vida hecha aquí, soy enfermera, trabajo en la clínica del pueblo, ayudo a cuidar a los niños del hogar en las tardes, no pienso ir a ningún lado.

Candy, algún día tendrás que formar una familia, vivir en este lugar no te permite conocer a jóvenes de los que te puedas enamorar, aunque mi esposo no me dejó en una buena posición económica, conozco mucha gente de clase alta.

Señora Gibbs, por el momento no me interesa casarme, bien podría irme con Albert a Chicago, y vivir en su mansión, pero no me gusta esa vida, yo quiero esta vida sencilla.

Entonces hazlo por caridad, ven unos días conmigo, acabo de enviudar, me siento muy sola, hazme compañía mientras se me pasa la tristeza, sé que no merezco nada de ti, pero hazlo por piedad, regálame unos días solamente.

Ellos se amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora