Era una mañana cálida, el sol se asomaba por el horizonte, poco común, ya que en Seattle siempre estaba nublado y llovía. Aún seguía tumbada en la cama, a mi lado se encontraba mi novio John, roncando como si su vida dependiera de ello, lo conocí hará menos de un año, cuando iba a toda prisa ya que estaba lloviendo y no tenía paraguas, cuando me tropecé con alguien y resultó ser él, me invitó a un café, y empezamos a quedar, en realidad no me pidió salir ni nada, simplemente surgió. No vivimos juntos, pero se pasa la mayoría del día en mi piso.
Son las siete de la mañana, no suelo despertarme tan pronto, pero hoy tengo una entrevista de trabajo en Manzotti Empresas tengo que estar ahí a las ocho y media. El trabajo es de secretaria, y a mi me va perfecto, ya que me queda un año para acabar la carrera de secretariado ejecutivo. Esté trabajo me lo encontró mi mejor amiga Julianna, o como a ella le gusta que le llamen Jul, tiene un año mas que yo, tiene veintidós años, estudiamos lo mismo, ella ya acabó su carrera y ya lleva seis meses trabajando en la misma empresa en la que me van a entrevistar. Resulta que ella es la secretaria del subdirector, y yo-si dios quiere- seré la secretaria del jefe.
Investigué un poco sobre en qué consistía la empresa, resulta que invierte en el sector de la tecnología, dicen que el futuro es la tecnología, y creo que no van tan mal encaminados.
Salgo de la cama sin despertar a John, el no sabe que tengo una entrevista, sus padres tienen mucho dinero y dice que él me lo paga todo, pero yo no quiero, quiero ser una mujer independiente y valerme por mi misma, no necesito el dinero de otros.
Me meto en la ducha, no sin antes haber escogido mi ropa, una falda de tuvo que llega hasta las rodillas, una camisa blanca y unos tacones, tampoco muy altos, ya que no acostumbro a llevar, y soy capaz de matarme. Tengo que ir minimamente arreglada ya que es uno de los requisitos de la empresa.
Me miro al espejo una vez he salido de la ducha y me he vestido, me aplico maquillaje, no mucho ya que tampoco me gusta llevar la cara como si fuese de porcelana, pero ponerte rímel, la raya y pintalabios no hace mal a nadie.
Compruebo que John siga durmiendo, y me marcho. Son las siete y cuarenta y cinco, tengo media hora de aquí a la empresa, voy bien de tiempo. Voy andando, me gusta caminar. Al cabo de treintaicinco minutos llego a la empresa, tengo los pies molidos, putos tacones, a quien se le ocurre...
Entro, y encuentro ajetreo y bullicio por todos los sitios, personas moviéndose de un lado al otro, otras con papeles en las manos, ruido de las impresoras...
-Hola, soy Lia Adams vengo por lo de la entrevista de secretaria.- le digo a la secretaria que hay en la entrada.
-Piso cincuenta por favor.- me dice sin despegar la mirada del ordenador, que desagradable y que falta de respeto.
Cojo el ascensor, que por cierto esta a reventar, y espero hasta que llega al piso cincuenta, el último. Las puertas se abren, y me vuelvo a encontrar con otra secretaria, con prácticamente los mismos rasgos físicos, morena, de cuerpo esbelto y ojos azules...no encajo demasiado bien, soy rubia, de ojos azules, soy un poco bajita, y no estoy ni gorda ni flaca, sino que normal.
-Hola, tú debes de ser Lia Adams, el señor Manzotti la esta esperando, es en la última puerta.- señala con su dedo por donde tengo que ir. Esta vez ha sido menos desagradable que la anterior.
Voy por donde me ha señalado. Me estoy mentalizando para que todo vaya bien, eso espero, si no las posibilidades que tengo que conservar ese piso son nulas.
Estoy delante de la puerta, inspiro y expiro tres veces y decido tocar a la puerta, una voz grave y varonil dice un sutil ''adelante''.
Espero que mis nervios no me traicionen, y que todo salga bien...
Abro la puerta temerosamente, el despacho es grande y elegante, al fondo hay un sofá, con una pequeña mesa de cristal, también tiene una gran estantería repleta de libros, y en la otra punta nos encontramos con una gran mesa, todo ordenado y con un gran ordenador.
Unos ojos azules intensos me miran curiosos, era atractivo, moreno...pero su semblante era serio y frio, llevaba un traje gris donde se le marcaban todos sus músculos, y cuando digo todos sus músculos, me refiero a todos.-Señorita Adams, siéntese.- dijo él con su voz ronca sacándome de mi ensoñación.- Soy Gabriel Manzotti, el jefe de esta empresa. Por lo que veo esta estudiando secretariado ejecutivo, y que esta en su ultimo año ¿Por qué quiere este trabajo?
-Porqué tengo unos asuntos personales que resolver.- No le quería decir que dentro de poco posiblemente estaría debajo de un puente viviendo
- ¿Qué asuntos señorita?- me pregunta inquisitivamente
-Personales señor.- le respondo seria para que no pregunte más y creo que lo ha captado.
-está bien.-dice con fastidio. Como siga así no consigo el trabajo ni soñando...- ¿Por qué debería darle el trabajo señorita Adams?
- Sinceramente no lo sé, no me creo ni mejor ni peor que las otras, pero lo que si sé es que puedo dar lo mejor de mí en este trabajo, y prepararme para un futuro cuando haya acabado la carrera.
Veo como me observa detenidamente, y a mí se me corta la respiración, sus ojos se quedan mirándome penetrantemente hacia los míos, hay una guerra entre azul y azul, es como si quisiese traspasar mi alma a través de mis ojos.
No sé qué hacer, simplemente su presencia me pone nerviosa y a la vez me excita...tengo novio, por el amor de dios, no debería de sentir estas cosas, es más no debería ni tener estos pensamientos.
Los dos estamos metidos de lleno en una guerra de miradas, nadie quiere ceder, pero necesito este trabajo...así que bajo la mirada, y se de seguro que él está sonriendo victoriosamente.
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Gabriel (editando)
RomanceLia Adams, una chica de veintiún años, alegre, risueña, amable...está en su último año estudiando secretariado ejecutivo. Su amiga le consigue un trabajo de secretaria en una de las empresas más prestigiosas y reconocidas a nivel mundial, Manzotti E...