Capítulo 11

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Llegó la noche, y cada minuto que pasaba más nerviosa me ponía. De un momento al otro, me quedaría a solas con Gabriel en la habitación, y no sabría que hacer.

Si es verdad que estoy enfadada aún con él, pero mis hormonas se revolucionan cuando lo tengo cerca y no se como actuar.

Gabriel estaba en el lavabo poniéndose el pijama, mientras yo estaba en la cama sentada esperando que saliese para poder entrar yo.

Estaba entretenida mirando el móvil cuando escucho la puerta del baño abrirse, y me encuentro con una imagen que de pocas me da un infarto, tenía delante de mi a Gabriel con un pantalón de pijama, y una camiseta muy ajustada, donde se le marcaban cada uno de los músculos que tiene.

ME MUE-RO. Tiene un cuerpazo esculpido por los mejores artistas que hay en este mundo...

-Qué miras tanto preciosa?.- dice con una sonrisa socarrona, acercándose a mi

-Nada que te interese.- dije aparentando normalidad, cuando dentro de mi parecía un volcán en erupción

-Si, cuando se trata de mi cuerpo.- dice cada vez más cerca de mi. Me tenía acorralada entre la pared y él.

-Gabriel me tengo que ir a poner el pijama...- dije tragando fuerte

-Te lo puedo poner yo.- me susurra en la oreja.- pero antes te tendría que quitar la ropa

-Ni de coña.- le digo antes de darle un empujón y salir corriendo hacía el lavabo.

Madre de dios

Me mire al espejo y me lleve ambas manos a las mejillas, estaban mas rojas que un tomate y mas calientes que un volcán.

No tenía nada de experiencia referente al sexo, en frente de mi, estaba la mujer más virgen de todo Seattle, como mucho había llegado a un par de preliminares con mi ex, pero de ahí no pasaba nunca nada, o porque él no quería o porque yo no quería.

No es que este pensando en tener relaciones sexuales con Gabriel, pero si me comparo con él, al lado suyo no soy nada, estoy segurisima que él a mantenido relaciones sexuales con miles de mujeres y iba teniendo cada vez más experiencia, mientras que yo solo había tenido un solo novio y no había casi cogido experiencia.

Salgo del baño y me encuentro a Gabriel tumbado en la cama mirando su móvil, disimuladamente me voy hacía el lado de mi cama y me tumbo en ella.

-Yo...emm, me quería disculparme por como te traté y como te pedí las cosas, en ningún momento te utilice ni nada por el estilo, lo que pasa es que no estaba acostumbrado a tener que tratar con estas situaciones, y menos con personas como tú que me ponen las cosas muy difíciles, eres todo un reto preciosa.- me dice con una leve sonrisa

-Lo sé, y te encanta.- le digo con una sonrisa picara.

-Y mucho...-susurra, y me besa.

Como echaba de menos ser besada por él, nuestros labios se amoldaban como si estuviese hechos para estar siempre juntos.

Los dos nos besamos con mucha pasión, como si solo estuviésemos nosotros dos en ese momento, sin ser jefe-secretaria, sin disparos, sin nada, solo somos Gabriel y Lia.

-No sé si voy a poder aguantar...-susurra en mi oreja con la respiración agitada.

-Entonces no pares.- le digo yo también con la respiración agitada.

Gabriel me quita la camiseta del pijama, y directamente se encuentra con mis pechos sin sujetador, y enseguida se pone a masajearmelos, de una manera que jamás lo hicieron, dándome un placer incontrolable, a la vez que me iba besando el cuello, dónde sus húmedos besos iban descendiendo cada vez más hasta llegar a mis pechos, donde se introduce uno en la boca, y yo me arqueo de placer.

Le intento quitar la camiseta pero él no me deja, excusándose de que quiere disfrutar más rato de mi.

Sus besos descienden hasta mis caderas, y con ellos baja mis pantalones con mis bragas incluidas.

Gabriel empieza a dar pequeños besos por mis caderas, hasta descender en el punto exacto, empieza a chupar mi clítoris, proporcionándome unas oleadas de placer que jamás imagine. No se cuando más voy a poder aguantar, pero estoy apunto de llegar a mi clímax.

Pierdo el poco control que tenía sobre mi, cuando introduce primeramente un dedo dentro de mi, y a la vez me masajea el clítoris. Estoy a la deriva ahora mismo, tengo una tormenta dentro de mi, que dentro de nada va ha empezar a estallar.

-Te gusta preciosa?.- pregunta Gabriel entrecortado.

Asiento porque ahora mismo mis palabras no salen de mi boca, y pongo los ojos en blanco cuando introduce dos dedos en mi interior y suelto un gemido.

-Gabriel...no voy a aguantar mucho más.- anuncio y me sale otro gemido.

Al escuchar eso, Gabriel empieza a meter y a sacar los dedos a un ritmo considerado, considerado para acabar de volverme loca, él se vuelve a introducir mi clítoris en la boca, y ahí es cuando finalmente acabo perdiendo el control sobre mi, y llego al clímax, corriéndome en su boca.

-Yo...lo siento, he perdido el control.- me disculpo

-No te disculpes preciosa, ha sido exquisito.- dice Gabriel con una sonrisa pícara.-Pero necesitaré de tu ayuda para poder bajarme al amiguito.- dice señalándose la entrepierna. Madre de dios, no sé que tendrá ahí dentro, pero tiene una erección bastante grande.

Le sonrío picaramente, y estoy apunto de hacer algo que no había hecho nunca antes. Le bajo los pantalones con los calzoncillos incluidos, y me encuentro con su majestuosa erección. Lo empiezo a masturbar, cosa que si he hecho anteriormente, y veo como Gabriel pone los ojos en blanco, le estoy dando el placer que él hace unos minutos me estaba dando.

Le sigo masturbando durante unos minutos, es de un tamaño considerado, por no decir grande, y finalmente me la llevo a la boca, empiezo a hacer movimientos a dentro y a fuera con mi boca, cada vez voy notando como se va poniendo mas tenso.

-Dios preciosa...me vas a matar, no me falta mucho...- susurra extasiado

Empiezo a darle movimientos más rápidos, hasta que noto que se acaba de tensar y se corre en mi boca. La verdad es que no lo haba hecho nunca, y tiene un sabor bastante raro, pero no desagradable, más bien salado.

-Preciosa a sido maravilloso.- Dice con con los ojo cerrados y un poco de sudor en su frente

-Pues...no lo había hecho nunca.- digo sonrojada

-Me lo estas diciendo enserio?.-dice Gabriel incrédulo. Asiento avergonzada.- entonces he sido el primero?.- dice con los ojos brillantes. Vuelvo a asentir.- entonces me alegro de haber sido el primero.- me dice con una pequeña sonrisa. Y me da un leve beso en la comisura de mis labios.

Nos tumbamos en la cama, abrazados, mi espalda estaba pegada a su pecho, era una sensación que hacía tiempo que no sentía, me sentía segura entre sus brazos.

-Buenas noches, Gabriel.- le digo y le doy un leve beso en el brazo

-Buenas noches, preciosa.- me da un leve beso en el cuello

Y nos quedamos profundamente dormidos.

Gabriel (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora