Eras mi príncipe encantado,
sacado de todos los cuentos de hadas.
Eras mi mejor amigo, mi cómplice,
mi bote salvavidas.
El azúcar que le echaba al café para quitarle lo amargo.
Eras como una arepa con queso rallado recién hecha.
Por un tiempo fuiste la bestia,
el bufón, la reina roja de Alicia,
eras la tarea de matemáticas
que tenía que quedarme haciendo un sábado por la noche.
El orco del señor de los anillos, eras Jabba,
eras Scar, eras un cerdo, holgazán.
Eras inconsistencia y palabras vacías.
Eras poemas hechos a la fuerza,
ese golpe con la esquina de la cama
en el dedo meñique del pie.
Hoy eres, pero nada de eso.
Ni sol, ni sombra,
ni sal, ni herida.
Todo o nada.
No eres Gandalf, ni Sauron,
ni eres el Oasis en la lejanía,
pero al estar contigo me siento desierto.
Y no importa
porque a fin de cuentas eres de tu lado,
y yo soy del mío.
Ambos humanos, ambos errados.
Ahora solo eres
el hombre que me dio la vida.
Ahora tomo el café sin azúcar.
ESTÁS LEYENDO
Desvaríos de un corazón poeta.
PoetryPoemas y frases que suelo escribir cuando estoy muy triste, muy feliz, o simplemente, no tengo nada que hacer. Disclaimer: todas las ilustraciones usadas en cada capítulo de esta historia pertenecen a su autor, yo sólo las tomé prestadas para ilustr...