Fénix

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Cuando me estaba ahogando,

me tendiste la mano,

ayudándome a emerger

de vuelta a la superficie.

Pensé que era porque querías salvarme.


Pero dime;

si de verdad quisiste salvarme

de esas aguas oscuras

para suspenderme en ácido,

que me destrozó por completo.

Me dejaste marcada,

casi muerta.


¿Para qué me tendiste la mano?

Si igual querías matarme a tu manera.

Esta vez,

no aceptaré la mano de nadie.

Emergeré de mis propias cenizas.

Desvaríos de un corazón poeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora