Cómo escribir los primeros párrafos de una historia

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Pongámonos en situación: un lector acude a una librería y ve un libro que le llama la atención

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Pongámonos en situación: un lector acude a una librería y ve un libro que le llama la atención. Su portada y/o su título le parecen interesantes y lo coge para hojearlo. Le echa un vistazo a la contraportada, abre el libro y lee las primeras líneas.  

Cuando lo tenga entre sus manos, el lector (y a veces también el editor) tardará unos diez segundos en decidir si le interesa seguir leyendo el libro o no. Ese es el tiempo del que disponemos. Por eso es tan importante la forma en la que arranquemos nuestra historia.

En esta entrada he querido reunir una lista con algunos consejos para lograr un arranque de novela (algunos sirven también para arranques de cuentos) de los que enganchan:

En esta entrada he querido reunir una lista con algunos consejos para lograr un arranque de novela (algunos sirven también para arranques de cuentos) de los que enganchan:

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1. Llama la atención del lector

Supongo que esto ha quedado claro: tenemos que captar la atención del lector desde la primera línea. Para ello, lo mejor es que ocurra algo ya en el arranque y, por supuesto, que sea algo interesante.

Es decir, intentemos evitar un comienzo en el que suene un despertador y alguien se levante de la cama, va al baño, hace el desayuno... Ya sabéis, algo rutinario que no nos importa demasiado. O, por poner otro ejemplo, evitemos los inicios en los que el narrador se pone a hablar del tiempo que hace en lugar de ir al grano (por cierto, sobre este tema de no comenzar hablando del tiempo escribimos hace tiempo otra entrada en el blog:

En la primera página del libro ha de suceder algo y este algo tiene que causar interés en el lector. Por ejemplo, comienza en medio del caos del tráfico de una ciudad, cuando un semáforo se pone en verde pero no todos los coches arrancan. Hay uno que se queda parado y dentro hay un hombre que agita los brazos y grita algo. Los peatones, curiosos, se acercan a ver qué sucede, hasta que por fin el hombre baja del coche y grita: "Estoy ciego". A esas alturas, a mí el libro ¡ya me tenía enganchada!

 A esas alturas, a mí el libro ¡ya me tenía enganchada!

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Antídoto de LiteratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora