Edd no amaneció bien.
Se sentía sumamente raro, tenia un mal presentimiento en su interior que no podía dejarlo.
- Edd concentrate - Reclamaba Matt como un niño pequeño del cual su madre no le prestaba atención.
Edd asiente - Lo siento - Murmura para luego mirar las cartas de su mano - Paso - Murmura mientras coge una carta.
Matt estaba emocionado, le faltaba dos cartas e iba a ganar por primera vez desde que llegó. Un logro para él.
Tom por otra parte, se hallaba en la cafetería del hospital. Días antes había hablado con Edd sobre lo que dijo, disculpandose de todo corazón y asegurandole que no era su intención hacerlo sentir mal. Se podría decir que las cosas mejoraron.
- ¡Por uno y gané! - Murmura botando con emoción las dos cartas restantes. Alza su brazo y celebra con un muy mal baile de la victoria.
- Que bueno Mattie - Sonríe débil.
De pronto, todo era mas pesado.
Aquel monitor con el que Edd estaba concetado, su ritmo cardiaco bajaba cada ves mas. La respiración se volvía dificultosa, le costaba mucho trabajo estabilizarse. Todo en si se volvía cada vez mas abrumador.
- ¿Edd? ¿Que tienes? - Matt no sabia pasaba; pero gracias a las películas supo cuando ese monitor comenzaba a sonar así, nada iba a ir bien - ¡Edd! - Su cuerpo temblaba, Matt veía en vivo y en primera fila como los ojos de su amigo se cerraban y el sonido del monitor se volvió mas largo - ¡Ayuda! - Grita con todas sus fuerzas. Saliendo de la habitación en busca de un doctor o enfermeras que estabilicen a su amigo.
Edd sentió aquel pesado sentimiento irse, para ser cambiado por algo mas liviano. No podía hablar, luego no podía ver. Escuchó por unos segundos los gritos de Matt para luego, nada. Todo se iba siendo mas lejano y ligero.
Todo se volvió negro.
- ¡Ni se te ocurra cerrar los ojo! ¡Edd! ¡Mirame Edd! - Grita Matt al entrar a la habitación - ¡Me lo prometiste!
Agarraba y jalaba su cabello con toda la fuerza que tenia. Se sentía inservible al no poder hacer nada. Gritaba y pedía ayuda pero eso no bastaba.
Muchas veces habló esto con Edd junto a Tom; sobre que pasaría si llegase el final. Pero el decidía no escuchar, daba media vuelta y se iba a la cafetería o daba vueltas por el hospital.
El siempre tuvo la esperanza de que su amigo supere el cáncer.
Pero esas esperanzas se iban ahora.
Las enfermeras y doctores vinieron por el escándalo. Matt mantenía su mano sobre la de su amigo, no quería dejarlo, no podía hacerlo.
Lo tomaron de los hombros y lo jalaron para atrás, diciéndole a gritos que debía salir de la habitación.
Matt ya no escuchaba nada.
Sintió unos brazos en sus hombros y unas cuencas negras diciéndole palabras de preocupación.
"Respira, respira... Respira"
"¡Vamos Matt respira!"
Hace caso a las palabras, regulando su respiración agitada. Siente sus mejillas mojadas. Mira todo el lugar. Las mejillas de Tom también están humedas.
- Él... - Dice en un susurro.
- Ni se te ocurra decirlo en voz alta.
