Capítulo 27

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Todo es nada

Al llegar al cuarto comienzo a oír voces, pero voces furiosas. ¿Qué estará pasando? ¿Por qué no me dejó abrir la puerta? Esto no huele bien. Escucho un grito e inmediatamente mis sentidos se alarman. Corro a la entrada y Keish no está.

— ¡Keish! —me comienzo a desesperar— ¡Keish! Neurona, contéstame— la busco por todo el apartamento y grito buscando desesperadamente mi celular marcando el primer número en el registro de llamadas

—Yo en tu lugar bajo el celular —esa voz— Baja el celular lentamente. —La persona detrás de mi pasa un brazo por sobre mi hombro colocando algo frio sobre mi garganta, trago duro y le hago caso bajando el celular— Muy bien, ahora quiero que en silencio te des vuelta. Si gritas juro que aquí mismo termina todo. —asiento y lentamente hago lo que me ordena— Haz caso a todo lo que te ordene o saldrás perdiendo. Muévete — me empuja hacia fuera del apartamento

— ¿Qué hiciste con Keish, Guillermo? —suelta una risa escalofriante

—Ya otras personas se encargarán de ella— mi mundo se cae

—Juro por lo más sagrado que tengo en esta vida que si la tocan tú serás el que...— aprieta la navaja contra mi espalda mientras salimos del ascensor. El portero nos ve frunciendo el ceño y Guillermo clava un poco más la navaja en mi espalda. Hago un leve movimiento con mi cabeza dándole a entender al portero que todo está bien.

—Muy bien —susurra muy cerca de mi oído

Caminamos por el estacionamiento en completo silencio, nuestros pasos resuenan ligeramente sobre el pavimento. Salimos del complejo, y aunque todo parece normal, mi pecho se aprieta con cada paso que doy. Los carros pasan junto a nosotros, con sus luces iluminando el camino, pero ninguno parece notar lo que sucede. Mis nervios están de punta. Cada sombra, y cada sonido, me pone alerta. ¿A dónde me está llevando? No me atrevo a preguntar. Solo sigo, sintiendo la tensión creciendo en cada fibra de mi cuerpo. Pasamos un callejón oscuro y estrecho, y justo cuando pienso que debo seguir caminando, un sonido irrumpe en el aire: un frenazo abrupto. Las gomas chillan contra la carretera y me giro instintivamente, con mi corazón latiendo con una fuerza sobrehumana.

El resto sucede demasiado rápido. Un segundo estoy de pie, y al siguiente, mi visión se oscurece. El dolor en mi cabeza es como una descarga eléctrica, intenso y repentino, seguido por un ardor insoportable en mis rodillas cuando golpean el suelo.

El eco de un grito llena el callejón, pero no sé si es mío o de alguien más. Apenas puedo procesarlo cuando otro sonido, más ensordecedor, corta el aire: un disparo. Todo se vuelve un vacío abrumador. El dolor, el sonido, el miedo... todo desaparece, dejándome sumida en la nada.

PUNTO DE VISTA DE MIKE (Días antes del secuestro)

Gracias por venir. Vuelva pronto —cliente satisfecho.

Me dirijo al almacén para buscar la mercancía nueva a poner en la tienda. Durante el proceso de bregar con la ropa recién llegada, una de mis compañeras del trabajo me informa que hay un cliente preguntando por mí. Me dirijo al frente, pero automáticamente me arrepiento. Maldita Stephanie. Esta mujer no se quiere ella misma. Que mucho me jode.

—Hola, cariño —sonríe de oreja a oreja

—No me llames así, sabes que no quiero que me busques más. Hace tiempo te lo dejé claro. Déjame tranquilo y vete de mi trabajo. —su rostro es sereno, calculando cada palabra fría que sale de mi boca— Lárgate Stephanie —vuelve a sonreír

—Tranquilo, no tienes que atacarme de esa manera rubio bonito. —es ilegal matar Mike Ángelo, tranquilízate— Solo vengo a decirte una cosita.

—Ahora no puedo y tampoco me interesa saber lo que tengas que decir. Así que largo.

EL DESTINO (Prontamente en físico)1ra parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora