Capítulo 7: La Partida

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Mientras que seguíamos alejándonos cada vez más del castillo para acercarnos al pueblo y por ende al puerto, Phillip continuaba callado porque sabía que yo no me encontraba de ánimos para entablar una conversación en aquel momento.

No podía recordar la última vez que me había encontrado fuera del castillo. Visitar el pueblo había dejado de ser una de mis actividades diarias desde que los conflictos con Mendraid nuevamente nos habían rodeado. La guerra constante me había confinado por severos meses tras cuestiones de seguridad a los límites del palacio, por lo que más allá de saber que me aguardaba un arduo viaje por delante, hallarme lejos de la morada que había semejado ser una prisión en los últimos tiempos, no era del todo trágico.

Nuestro reino era aclamado como uno de los lugares que poseía los más bellos paisajes. Y yo me encontraba orgullosa de Isabella por saber que solamente ella podía lograr que los arbustos permanecieran jóvenes y verdes, que los arboles brindaran la mejor madera de la región y que las flores siguieran siendo las más hermosas y coloridas sin importar cuantos años transcurrieran. Gracias a mi hermana menor, los cultivos en tiempos de guerra no se habían dado por perdidos de manera completa. Los campos continuaban encontrándose en buenas condiciones y el bosque seguía conformando la mayoría del reinado.

Recordaba el pueblo como un lugar animado, conformado de casas hogareñas y pintorescas, cuyos marcos de ventanas y puertas se encontraban decorados con delicadas y coloridas flores. Los niños correteaban con energía alrededor de la fuente principal mientras que algunas mujeres y hombres se cortejaban entre sí y algunos otros mantenían conversaciones sobre diferentes temas. Los puestos de flores eran los más frecuentados por las personas y únicamente dejaban a la vista un paisaje hermoso y cálido.

Pero la situación había cambiado con el correr de los meses. El estado de ánimos decadente de mi hermana se encontraba relacionado con los no tan excelentes resultados esperados por parte de los agricultores. Los hogares no poseían diferentes colores que atrajeran la atención, y el ambiente se había tornado fúnebre. No había niños correteando y muy pocas personas se hallaban en las calles, sosteniendo conversaciones formadas por leves susurros. El pueblo había perdido su encanto así como Isabella las esperanzas. Y nada volvería a ser lo mismo hasta que ella volviera a creer en un futuro aclarado.

Dejé de encontrarme entusiasmada por hallarme cerca del pueblo tras comprobar que la guerra se había llevado la calidez del área bajo el control de mis padres.

Un grupo de pueblerinos permaneció a una distancia prudente del carruaje cuando mi camino llegó a su fin tras arribar al puerto del pueblo. El grupo de guardias que me haría compañía se aseguró de que nadie pudiera acercarse lo suficiente, si bien extrañaba poder dedicar mi tiempo a conocer y preocuparme por todos aquellos que formaban parte del reino. Phillip descendió primero para brindarme ayuda al bajar del carruaje, y ambos permanecimos estupefactos al avistar el navío frente al cual el carruaje había frenado. Era el barco más impactante que había visto, constituido de detalles arquitectónicos tan específicos que lograban acaparar toda mi atención.

Las velas se hallaban cerradas así como la madera parecía recién lustrada. Los cascos pintados de color rojo decoraban la parte alta del avío y la banderola más alta coloreada del mismo color incitaba a fijar los ojos en la mujer robusta esculpida en madera que emprendía el frente de la embarcación, siendo el detalle más adquisitivo y deslumbrante del barco.

En la cubierta, la tripulación se movía de un lado a otro, finalizando los últimos detalles mientras que otros permanecían ocupados llevando mi poco equipaje y demás provisiones a través de una rampa hecha de madera que unía el barco y el muelle del reino. La mayoría se distrajo con mi presencia al igual que algunos otros más pueblerinos que se habían aproximado para preguntarse si aquel era el barco encargado de llevarme a Mendraid, dado que mis padres no habían dudado en esparcir con suma rapidez el motivo de la finalización de la guerra.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2018 ⏰

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