cap 9.

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Shu se fue después de decirle a Yui que su tío le aclararía más las cosas.
Estuve oyendo su conversación, de esta saqué dos conclusiones:

1. Mi padre no tenía ni pito idea de nada.

2. Yui tiene el corazón de Zorrelia ya que el suyo por lo visto era una mierdita seca que no funcionaba y se lo tuvieron que cambiar.

"Kaede, sal de ahí ahora mismo!"

Al oír su voz en mi cabeza el corazón me saltó un latido.

Mamá?

"Hija, métete en la mansión y no dejes que te de la luz de la Luna."

Pero porque?

"Hoy hay Luna roja. Sabes lo que eso significa?"

Que los vampiros son más fuertes?

"Sí, y tu con ellos. Hija la Luna Roja solo significa que tu sello esta en peligro, si usas tus poderes bajo la luz de la Luna, el sello desaparecerá."

Que?!Porque nadie me dijo nada de eso?

Mi madre no volvió a contestar, yo mire al cielo nocturno, sabiendo que estaba allí, observándome.

Volví a la mansión, lamentándome porque me vi obligada a separarme de Yui y de Lechugichter.

Me metí en la habitación y me quedé allí, intentando a cada rato ver lo que pasaba con Yui pero una especie de interferencia no me lo permitía.

Pasó un rato en el que yo me dediqué a caminar de arriba  a abajo pensando en muchas cosas.
Entonces un escalofrío me recorrió la espina dorsal, y ahí vi que la luna se volvía roja lentamente.

Su luz no tardó en afectarme, casi instantáneamente noté como me ardían las venas, ya que mi sangre era totalmente la de un dios.

Esta brillaba y se hacía notar por encima de mi piel con un leve resplandor azulado que me dibujaba las venas y arterias de todo mi cuerpo.

Me levanté para cerrar la cortina, entonces noté una especie de ardor en mis ojos.
Cerré la cortina y me los miré en un espejo, ahí me di cuenta.
El blanco de mi ojo había sido sustituido por un negro absoluto que resaltaba mis ojos grises, uno de ellos ahora anaranjado, y ahora tenía las pupilas alargadas, como las de una serpiente.
Me escondí en el primer sitio que vi que estaría totalmente protegido de la luz de la Luna.
Un armario.

Parecía estupida. Una Diosa hija de la noche escondida en un armario porque le da miedo la Luna.

No pasó mucho rato hasta que entro Ayato, hecho una furia. A mí me empezó a doler todo.
De lo único que me enteré fue de que Ayato se marchó antes de que todo se volviese negro.

●●●

Estaba descalza, vestida solo con un vestido blanco sin mangas hasta los muslos.
Bajo mis pies un cristal frío, y bajo este la Luna.

El cristal tenía varias brechas que se hacían cada vez más grandes.
Miré hacia arriba: más cristal.

Estaba atrapada en una caja que flotaba en medio del espacio.
A mi derecha se encontraba la tierra y a mi izquierda un palacio blanco, hecho totalmente de marfil.

Lo reconocí al instante. Allí vivía mi madre, y por tanto allí estaba mi sello.

Desde la tierra había pasado siempre como una estrella apenas perceptible justo al lado de la Luna, aunque claro, aquellos que habitaban la tierra jamás habían sido capaces de ver bien.

Me giré, y vi a siete Selenides observando.
Las Selenides eran mujeres extremadamente hermosas al servicio de mi madre. Habitaban en la Luna y se encargaban de mantener el palacio de marfil a flote

Eran totalmente blancas y no tenían ni un solo pelo.
Sus ojos blancos y sin Iris me miraban curiosos.

Hablaban entre ellas, podía oir leves murmullos através del cristal, pero no tenían boca. O al menos no en la cara.

-está despierta-le entendí a una-lo que significa que esta dormida.

-Su sello se rompe.-dijo otra.-mira, mira las grietas.

-habrá otro sello?

-rompería el pacto.

-hay otro sello.-una más se unió a la escena, esta era mayor y tenía una gema amarilla incrustada en su cabeza.

-Madre, Madre

-Madre, Madre

-nuestro hogar es su otro sello.

-moriríamos.

--catástrofe...

-no si no consigue romperlo.

-pero y si lo hace?

-no es tan fácil.

-Todavía debe afrontar cosas.

-y porque no vuelve?

-el pacto, el pacto.

○○○
Volví a estar consciente. Se me había olvidado más de la mitad de aquel sueño tan extraño. Aunque más bien juraría que fue una visión.

Pero pude sacar algo en claro.
Hay un segundo sello sobre mi.
Todos mis músculos estaban doloridos a más no poder.

Salí del armario (lol) y me dirigí abajo.
De lejos oí el sonido de una bofetada.
Llegué para ver a Yui que había abofeteado a Reiji.

No, no era Yui. Era Cordelia.
Fruncí el ceño.

-Bueno, Bueno-dijo Laito-basta con la pelea. Somos todos familia, después de todo.

-Laito-dijo Cordelia

-pensé que solo nos volveríamos a ver en el infierno, madre-dijo Laito con una sonrisa.

-Lamento no estar a tus espectativas-dijo la mujer.

-Madre? Eres tú?-dijo Kanato.-como es posible...?

-Oh, mi pequeño Canario!-dijo ella-porque no me cantas una canción como en los viejos tiempos, entretén a todos con tu hermosa voz

-Reiji-susurré haciendo que este se girase. Me había acercado hasta el y ahora estaba detrás suyo, apoyada en una pared.-ayúdame.

El me miró extrañado y mientras Subaru hacía su aparición él se me acercó.

-Que sucede?-preguntó mirándome.

-me duele mucho el cuerpo-dije yo.-Te va a sonar raro pero necesito que me muerdas.

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Chan chan chan

Ok no


La hermana de Yui [Diabolik Lovers fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora