Capítulo II
Que comience el juego
Luego del altercado con su hermano, Bonnie se sintió caer una y otra vez en una constante sensación de incomodidad.
Callie luego del almuerzo había aparecido mucho más relajada que cuando se fue, pero actuaba de manera extraña. Se sentía distante y eso perturbaba a Bonnie. Cuando le comentó a Hope, su amiga aseguró que todo estaba bien y que seguramente era por la pelea con su hermano. Luego de eso, Hope se mantuvo callada el resto del día.
Bonnie se sentía culpable y triste a partes iguales. Sabía que toda la tensión creada entre ellas era por el simple hecho de que era parte de "La Caza", sabía que no lo hacían a propósito, pero sentía como ambas chicas ponían distancia, y eso la entristecía. Ella, que nunca tenía sentimientos negativos demasiado fuertes, sintió una oleada de furia. ¿Por qué habían creado ese estúpido juego? Carecía de sentido. Nunca le encontró ni pies ni cabeza a la idea de ello, y encontraba inhumano que usaran a la gente para diversión personal. Encontraba repugnante que una persona lo suficientemente inmadura y aburrida, creara ese juego para divertirse con mujeres. Porque sí, lamentablemente le tocaba a la población femenina formar parte de ello. Pero no, los hombres tampoco se salvaban. Muchas veces, Hunter escogió chicas que estaban en relaciones románticas, y los varones debían aguantar que un tipo con complejo de amo y rey del mundo jugara con su novia. ¿Qué tan repulsivo podría ser eso?
Bonnie estaba furiosa, furiosa con su hermano, con sus amigas, y con el estúpido de Hunter. Porque sabía que la molestia hacia las primeras personas era nada más por el simple hecho de lo que su juego había causado.
Ella, que era una chica tranquila y sumisa, nunca sintió tantas ganas de golpear a alguien. Y allí estaba ella, golpeando una almohada de manera penosa. Bonnie sabía que jamás haría daño a nadie con las manos de "artista" (como decía su madre) que tenía.
Con un bufido, se dejó caer encima de su cama. No pasaron más de cinco minutos cuando Reese entró a su habitación y cerró la puerta, poniéndole traba para que no pudiera escapar.
Su hermano la miró de manera condescendiente cuando Bonnie se cruzó de brazos.
—Bo... —intentó suavizarla.
Bonnie negó con la cabeza y apretó los labios.
—Por favor —le suplicó.
Lo miró molesta y le soltó un bufido indignado.
—No, Reese —le cortó.
En ese momento, Bonnie odió tener una voz tan suave y femenina. Deseó tener lo salvaje que tenía Callie, o tal vez la fuerza que tenía Hope.
—Bo, se razonable. Yo no tenía idea —le dijo el chico mientras se revolvía el cabello.
Bonnie le frunció el ceño e inmediatamente recordó a su madre diciéndole que le saldrían arrugas a temprana edad.
—No es mi culpa que seas un idiota distraído la mayoría del tiempo—le reprendió. Con eso quedó clarísimo que estaba enfadada, pues decirle idiota era el mayor insulto que podía emplear sin sentirse mala persona.
Reese pestañeó sorprendido y se echó hacía atrás, como si hubiese chocado contra una pared invisible. Su mirada reflejó dolor, Bonnie supo que sus palabras le habían herido.
—Bo, por favor. Sabes que soy un desastre y que la mayoría del tiempo cometo estupideces sin siquiera darme cuenta —le soltó bruscamente. Volvió a revolverse el pelo, una clara señal de que estaba entrando en un estado nervioso—. Escuchar que tú eras la siguiente me hizo enloquecer. Y que no me dijeras sólo lo hizo peor. ¿Por qué me ocultarías algo así? —Reese la observó con desesperación.
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Hunter [Tu nombre #1] #PGP2018
Short StoryPorque ella era como un pequeño animal indefenso, y él, un cazador. Está historia es participante de Premios Gemas Perdidas 2018.