Ella no tuvo que escapar de H.Y.D.R.A. ¿Para qué? Era una tonta organización que no sabían hacer bien su trabajo.
Ella no es un experimento. Nació con aquellos poderes... o así cree ella.
Ella no está siendo vigilada por S.H.I.E.L.D. ¿Por qué? Ni sa...
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Luego de dos largas horas de viaje, Azuleia junto a Deadpool habían llegado a la famosa Escuela Xavier. Estacionó su auto y miró a su acompañante quien estaba dormido en su asiento. Al escuchar su ronquido, hizo una mueca, no por asco sino porque tenía que despertar al mercenario.
―Oye, despierta. ―le dio pequeños golpes en su brazo pero este ni se inmutaba. ―¡Despierta cara de estiércol!
―¡¿Quién fue el imbécil quien me despertó?! ―sacó su arma apuntando a todos lados. Al ver a la castaña con el ceño fruncido, bajó su arma.― Oh... hola preciosa.
―¿Así que imbécil, eh? ―La castaña le quitó el arma. ―Ahora te quedas aquí y atrévete a romper algo de mi auto y te corto las bolas.
Rápidamente salió de su auto y lo cerró con llave evitando que el mercenario pudiera salir. Wade se acercó a la ventana y golpeó varias veces, intentando llamar su atención pero ella caminaba con tranquilidad hacia la puerta de la mansión. Azuleia tocó el timbre de la puerta, esperando que alguien le abriera, segundos después apareció Coloso. Al ver a la castaña sonrió con sinceridad.
―¿Azuleia? No pensé verte otra vez por aquí...
―Charles llamó y vine lo más rápido que pude.
―Oh, entiendo, entra. ―El mutante se hizo a un lado y le dio pase a la castaña quien agradecida entró a la casa.
―Veo que no han remodelado...
―Yo pienso que está bien.
―Mh, no lo creo. ―frunció su nariz. Era demasiado elegante y familiar a la vez. No entendía como podía ser armonioso de esa manera. ― ¿Charles está libre?
―Supongo que estará en su oficina.
―Entonces iré a ver.
―¡Cariño! ¡Ya pude salir del auto! ―la voz del mercenario se escuchó fuera de la mansión. Coloso quedó sorprendido en su lugar, pues no pensó escuchar esa voz en mucho tiempo.
―Por favor dime que estoy soñando.
―Lamentablemente no, lo siento ―hizo una mueca, pues tampoco es que le agradara la idea de estar con él bocazas. ―Intenta distraerlo mientras yo hablo con mi profesor favorito.
Él asintió cansino ante sus palabras, prefería enfrentar a Negasonic molesta, antes que a él. Azuleia rápidamente caminó por varios pasillos hasta ubicar la puerta del Profesor X. Tocó la puerta dos veces y escuchó el típico "adelante".
Al entrar a la oficina pudo ver al telépata sentado en su silla de ruedas con un libro en su mano. Alzó su mirada y sonrió al ver quien era su visita.
―No pude escuchar que venías...
―Eso es bueno, ahora me es más fácil sorprenderte. ―se acercó a él y le dio un fuerte abrazo junto con un beso en su mejilla.― has cambiado mucho...
