Querido Yoongi...Nunca te he escrito antes, ¿verdad? Al menos, no en todo el tiempo que llevamos juntos... Pero me parece que es un momento para empezar a hacerlo. Antiguamente todo se plasmaba en un papel y se dejaba por escrito de esa forma. Hasta donde sé, millones de años atrás cuando aún se escribía en papiros, tenían que colocar un ungüento sobre la tela escrita y dejarlo secar para poder usar una y otra vez el mismo papiro. Por lo visto, eran muy caros y muy difíciles de conseguir. No me preguntes por qué lo sé, sólo lo sé. Seguramente sería uno de mis profesores de la universidad quien, en una de sus millones de charlas inspiradoras dejando a un lado el temario, hablaría de que en la antigua Grecia los libros se escribían de esa manera... No te había dicho que era en Grecia, pero ahora te voy añadiendo algo más de información. El caso es que desde siempre se han usado estas cosas que se llaman papel y, antes, pluma. No soy tan sofisticada por mucho que me llames repipi a veces, así que no estoy usando una pluma... Es cierto que sí un bolígrafo que me regalaste hace mucho tiempo. Años, diría yo... Espera... ¿me lo regalaste, o te lo quité? Creo que es... sería un poco raro, pero creo que es el que me quedé el día que nos conocimos. ¿Te acuerdas?
. . .
2 años antes.
Llevaba un año en aquella facultad y aún no era capaz de reconocer alguna de las aulas que se postraban, intimidantes, en aquellos pasillos. Es cierto que en aquel edificio todo el mundo podía perderse de una forma bastante sencilla. Doblabas mal una esquina y te adentrabas en algo peor que el laberinto de Creta. El caso es que era prácticamente imposible llegar bien a una clase a no ser que hubieses pasado el día anterior memorizando cada esquina, contado cada losa que componía aquel suelo de una curiosa imitación al marmol ya que ni siquiera se podía parecer un poco, puesto nombre a cada columna y enumerado cada cuadro de los miles de pasillos. O sea, imposible. Pero parecía que para una vez, no llegaba del todo tarde. El aula estaba completamente alborotada cuando conseguí, con un gemido abandonando mis labios, abrir la puerta pensando que de verdad iban a dejarme fuera. Pero como parecía ser, el profesor llegaba un pelín más tarde que yo. Sólo un pelín. Escuché como tosía prácticamente en mi nuca y como si la vida me fuese en ello, entré dando una zancada para sentarme en la parte más oscura de la sala. Oscura, como la asignatura. Quizás pensé que la tontería de coger 'Ocultismo' como optativa no estaba tan mal, pero lo cierto era que el único que no estaba mal allí era el profesor. Metro ochenta y tantos, quizás rozando los noventa, pelo castaño y ojos claros. Desde luego de Seul no era, pero dominaba el idioma de una manera bastante curiosa. O eso me pareció escuchar en algún que otro lado, pues mis clases estaban completamente en un idioma que lo hacía más seductor si podía siquiera imaginarse; inglés.
Las clases siempre se hacían amenas si te perdías en cómo el señor Saltzman escribía en la pizarra y señalaba en la pantalla. Siempre iba con camisa y claro, a los ojos de una chica de mi edad, a dos buenas velas, era bastante hipnotizador. Lo cierto es que estas cosas no pasarían si nos pusieran otro tipo de profesores. Lo que sí que podría pasar es que me quedase completamente dormida. No quiero tachar la asignatura de aburrida, pero el contemplar imágenes fantásticas a oscuras podía ocasionar dos cosas: una, atracción pura, que era lo que más creaba en mí puesto que siempre me atrajo la tonta idea de todo lo imaginariamente posible; dos, sueño. Y había días en los que por mucho que te atrajese dicho señor, y dicha asignatura... te quedabas dormido sobre el pupitre con y sin quererlo.
Salí de allí dispuesta a sumergir mi cabeza en la mayor cantidad de libros posibles para poder ejecutar el mejor trabajo que dejase a mi profesor con la boca rozando el suelo. O al menos, que me proporcionase pronto un aprobado. Aunque fuese raspado. Me valía. La cosa era poder llegar a la biblioteca sin perder demasiado tiempo, y mucho menos una hora decente para salir de allí y sumergirme en otro tipo de vicios además de los que mi profesor de Ocultismo me ofrecía. Cosas de viernes y horas decentes de salir de clase. Gracias a dios, aunque no sé a cuál de todos los que estaba estudiando, la biblioteca no tenía mucha pérdida... O al menos, la biblioteca. Al llegar al lugar tuve que pasar por encima de veinte bolsas, quince pares de piernas y un par de montañas de libros para poder encontrar un hueco en el que respirar. El problema vino cuando me tocó encontrar un hueco en el que sentarme. Después de cerca de diez minutos di con una mesa, y otros diez me costó poder sentarme. El caso es que el tiempo que quería haber invertido en acabar aquel suculento trabajo de cincuenta páginas como mínimo, lo perdí buscando el camino adecuado para poder sentarme, y luego, en coger los libros que quería. ¿Tiempo record? Totalmente.
Pocas horas después aquello había dejado de parecer un mercado al medio día para ser un desierto después de comer; quedamos carroña. Puede interpretarse como aquellos que trabajan demasiado pronto, antes de lo que deberían, o los que trabajan demasiado pronto... a la fecha de entrega. No voy a hacer declaraciones ante cual era mi estado, pero siempre fui una chica muy lista. Después de usar un gran libro que había sacado de una estantería completamente escondida entre todas, tuve que levantarme a devolverlo. Lo normal. O eso pensaba. En el camino me topé con un montón de libros, de nuevo, en el suelo. Y quizás por culpa de mis ganas de salir de allí no me paré a mirar por donde pisaba, pues estuve a nada y menos de poner el pie en el sitio equivocado. Unas manos bastante más grandes que las mías me agarraron con rapidez y evitaron que cayera y sobre todo, rompiese unas gafas de pasta negra y puro cristal. El chico de jersey oscuro me sujetó con uno de sus brazos mientras se las apañaba para recoger los anteojos, y además, ayudarme a no caer de boca contra el pesado libro que cargaba. Mis ojos quedaron clavados en el suelo, en la poca distancia que me separaba de él y lo muy atractivo que le resultaba al susodicho, pues parecía que la gravedad estaba completamente de su parte. En aquel momento me di cuenta; "¿no es muy entrada la primavera para llevar esos jerseys?". Mi mirada cambió de lugar y arrugué la nariz ante aquel detalle, pero antes de poder procesarlo estaba de nuevo erguida y aquel chico... tenía cara.
- No sé si la mitología es tan interesante como para querer merendarte un libro, pero lo que sí sé es que si pisas mis gafas, no voy a poder comprobarlo.
ESTÁS LEYENDO
heroin ↠ myg + shj
Fanfiction❝ I'm now here, in the gap between both of your past and future, That gets deeper along the flow of the time Don't Leave Me Now I believe and started to run forward You are my heartbeat, No Ending No matter how heavy the rain will fall No matter how...