V

804 120 25
                                    

  La cita entre el Uzumaki y su novia transcurrió muy normal. Obviamente no fue como las anteriores, ésta fue mucho más tranquila, pero el rubio no se quejaba, por lo menos fue capaz de pasar el rato con la persona que más quería en el mundo.

— Mila, ¡mira esto!

  Acercándose a la fémina, en sus manos reposaba una pequeña mariquita de un color bastante extravagante: azul.

  El mayor nunca había visto nada igual, pero aquel pequeño insecto le fascinaba. Simplemente no estaba acostumbrado a ver insectos de dichos colores, pero al parecer, ese día andaba con buena suerte.

  Mas la mirada de ella no estaba posada en el insecto, sino en el brillo que los ojos océano del chico reflejaban.

— Combina... con tus ojos, Naruto —Confesó en un suave murmuro, el cual llegó a tranquilizar por un momento al mencionado. Éste, le devolvió su mirar de inmediato, dejando a un lado la mariquita entre sus manos.

— ¿De verdad lo crees? —Cuestionó con inocencia por su parte. No podría contradecir aquello puesto que no estaba consciente siempre del color que sus ojos llevaban.

  Sin pensarlo dos veces, Naruto acercó aquel pequeño ser vivo a su rostro, para ser exactos, a sus ojos. Fue ahí cuando la chica pudo comprobar que sus palabras eran más que ciertas. El color entre ambos era idéntico, o al menos lo más similar posible.

Sonrió, sin despegar su mirada de él ni un solo segundo. Su expresión le cautivaba. Era una persona a quien consideraba lo más tierna e inocente posible.

Su leve sonreír se convirtió en un par de risas descontroladas cuando en un repentino movimiento, la mariquita salió volando, cosa que hizo al rubio estremecerse y empezar a sacudirse por completo, con la intención de quitarse al pequeño insecto de encima.

  Una vez que el objetivo del mayor fue logrado, el Uzumaki soltó de sus labios una tímida carcajada.

— Muy gracioso, eh —Comentó la novia del héroe con cierta gracia, detalle que hizo desaparecer todas las preocupaciones anteriores del contrario. Pensaba que haría falta hacer muchas cosas para lograr sacarle siquiera una risa, pero no fue así. Aquello le volvía a hacer sentir vivo.

Tomándola por desprevenida, dicho ninja tomó las manos ajenas y las acercó con cuidado hacia él.

— Sabes... que día es hoy, ¿verdad? —Preguntó—. Nuestro—...

— Aniversario, lo sé —Interrumpió la joven—. 8 meses, si no me equivoco. Me sorprende que lo hayas recordado. Regularmente soy yo quien lo hace.

— ¡Por supuesto que no'dattebayo! —Se defendió el muchacho de dorados cabellos. Su rostro cambió totalmente de estar tranquilo, a mostrar una mueca acompañada de un ceño fruncido que demostraba su ligera indignación—. ¡Podré envejecer y ser el viejo más idiota de la aldea, pero nunca olvidaría el día en el que decidí pasar mi vida al lado de la persona que más quiero! —Naruto hizo una ligera pausa, como si estuviera tomando un pequeño respiro tras lo dicho—. Quiero pasar hasta mi último día contigo, porque te quiero, Mila. Y nunca dejaré de hacerlo.

  Los papeles se habían intercambiado esta vez. O al menos algo así.

Porque ahora era ella quien sufría.

Era ella quien creía que no sería capaz de querer a Naruto Uzumaki por siempre como él decía que lo haría con ella.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lies ― Uzumaki Naruto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora