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Como en los viejos tiempos Maléfica deambulaba sola, pero esta vez no se preguntaba dónde estaba Stefan, esta vez se pregunta dónde estaba su felicidad, el por qué no podía ser feliz.

Caminaba como una pequeña alma perdida buscando la luz, sus alas se arrastraban por el suelo haciéndole saber que no estaba sola, tocaba los árboles por los que pasaba y sonreía tristemente.

Caminó hasta la pequeña cabaña donde antes vivía Aurora.

Su habitación...

Flashback→→→

Yo revoco el hechizo...un aura verde salió de ella...no atormentará nunca más...intentó borrar su error...¡yo revoco mi hechizo! No atormentara nunca más ...su mirada se llenó de angustia...no atormentará nunca s...y esa voz sonó desde algún lugar ocultoNo hay poder en la tierra que lo altere” ... Lo hecho hecho está...sintió su corazón romperse.

Fin flashback→→→

Su corazón se encogió al recordar el dolor que sintió al no poder deshacer su propio hechizo.

Su mirada se oscureció...sintió ira de nuevo y ganas de llorar...Aurora nunca tuvo la culpa.

-No lo hagas- escuchó a su espalda y cerró los ojos sintiendo cómo su corazón latía con más lentitud.

-¿Qué haces aquí?- preguntó tratando de ocultar su voz angustiada, pero la chica ignoró su pregunta.

-No te quiebres, no te rompas. Ya no hay razón - dijo Aurora en modo suplicante.

Maléfica guardó silencio.

Pasaron algunos segundos, sintió cómo sus alas se abrían y dejaban que unas temblorosas manos le rodearan la cintura y le abrazaran desde la espalda.

-Te lo suplico, no te atormentes, ya todo terminó- expresó la chica mas joven abrazándola con fuerza.

Y por primera vez en su vida se liberó y fue  honesta.

Se tumbó de rodillas sintiendo cómo Aurora hacia lo mismo sin dejar de abrazarla.

-Duele, pequeña, me pesa la conciencia y el corazón - pequeñas lágrimas salían de esos hermosos ojos que no merecían llorar.

-Qué hago para que entiendas que ya todo acabó, que no debes preocuparte por el pasado- exclamó también entre lágrimas la más joven.

-No puedes hacer nada- dijo Maléfica.

Pasaron minutos...podrían jurar que pasaron horas, pero no lo sabían con certeza, Aurora seguía abrazando a maléfica, pero esta vez estaba Maléfica recostada en la pared y Autora se recostaba en ella.

-Déjame amarte- susurró Aurora.

-Ya lo haces- respondió Maléfica. Aurora levantó la cabeza y la miro fijamente, entonces negó con la cabeza.

-Quiero amarte de verdad- acercó su rostro al de Maléfica- por favor- estaban lo suficientemente cerca como para besarse, sin embargo con un ligero movimiento Maléfica se alejó un poco de ella.

-Tu quieres al príncipe - le susurró - esto está mal, la historia no debe ser así- murmuró con tristeza.

-La historia, sea como sea, siempre cambiará, unos dirán una cosa, otros otra- puso sus dedos en su rostro y volteó su cara para que la mirara- no sufras más, a quien yo quiero es a ti-

Maléfica cerró sus ojos sintiendo cómo su corazón parecía detenerse mientras unos suaves y cálidos labios tocaban los suyos.

De manera lenta y dulce, aquel beso le hizo olvidarse un instante de todo su sufrimiento, del dolor que sentía al haberle hecho daño a alguien inocente.

Dejó atrás su doloroso pasado mientras sus lenguas se tocaban tímidamente , su afligida alma empezaba a ser realmente libre, y mientras suspiraban se separaban y volvían a unir sus labios...

Esa hada empezaba a unir los pedazos de sus alas rotas... Empezaba a ver la luz en la oscuridad.

-Te amo, Mi hada- dijo llena de amor Aurora.

Maléfica la miró y sus ojos volvieron a recuperar el brillo que habían perdido. Y las palabras que dijo a continuación hicieron sonreír de una manera tan grande a Aurora, que empezó a encontrar su felicidad...

Esta vez esas palabras no estaban cargadas de ira o rencor, estaban llenas de ternura y amor.

-Te odio...bestia-

Te Odio, Bestia...←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora