Las manos de Chloe jugaban con el tenedor. Algunos macarrones habían llegado a parar en la alfombra de cachemir, y aunque los recogió al segundo, dejó la marca de tomate. Dándose una pequeña palmada en la cara aceptó la regañona que le caería. No dejaba de pensar en como Serena señaló la lampara. Su dedo temblaba como si fuera un flan. ¨Debió ser horroroso para sus padres.¨ Pensó Chloe. Ella sabía que los suicidios por la presión social sobre la condición sexual era, por desgracia, pan de cada día, así que supuso que en aquellos años era más frecuentes. Aunque se lo creía, una parte de ella no podía, cómo una chica con dinero, guapa, popular, buena alumna y amable podría suicidarse. No tenía sentido. Odiaba a todo el mundo, Chloe odiaba a todo el mundo, y tenía razones suficientes. El mundo era asqueroso. Sin apetito tomó el plato y lo dejó en el fregadero.
Cogió los auriculares y salió al jardín trasero. Este era ancho y con algunos árboles. Había una piscina bastante grande, que aún no estaba limpia. El silencio se interrumpió por culpa de I Bet. Dando zancadas se acercó al bordillo de la piscina. No pudo evitar mirar al interior. El agua estaba verde, llena de plásticos y suciedad. En la verdina del agua sus pupilas se centraron en una botella de cristal de CocaCola. Tenía algo en su interior. Buscó la escalera para bajar y con osadía introdujo los pies en aquella mezcla de agua, suciedad y tiempo. Tomó la botella, y al sacarla del agua observo lo que en su interior se hallaba. Era un pergamino. Se sentó en el césped recién cortado e intentó abrir la botella. Sin fijarse en la cera que rodeaba la boquilla siguió intentando abrirla, hasta que por fin vio la cera que la cubría. Tragó saliva, acercó la botella al bordillo de la piscina y golpeó la botella. Esta se partió. Con delicadeza sacó el pergamino, al extenderlo comenzó a leer.
¨ Querida Taylor.
Las cosas se van a complicar, y mucho. Si tus padres me descubren nos meteremos en un buen lío.
Aún no sabes de lo que son capaces, por desgracia yo sí.
Si te confió mi secreto, ¿prometes guardarlo?¨
Chloe se quedó impresionada por la carta. ¨Así que la chica misteriosa conocía a los padres de Taylor.¨ pensó. Necesitaba saber más, así que pensó que la única que le podía ayudar a eso era la señora Fitzgerald. Pero ni siquiera sabía donde vivía. En aquel barrio vivía muchos ancianos. Si la casa era igual de elegante que la mismísima Serena, podría reconocerla. Tomó las instantáneas y las metió en el bolsillo de la chaqueta vaquera Jimmy Choo de su madre, la única prenda de marca que tenía. Lo mejor de ella era la talla. XL. Le encantaba la ropa larga y ancha. Con sus pantalones rotos casi por completo en las rodillas, su sudadera sin capucha de Led Zeppelin y aquella chaqueta se sentía la reina del mundo.
Cerró la puerta de la casa. El barrio era tranquilo. Mientras avanzaba por el barrio recordaba la conversación con Serena. El destino final de la chica entristecía a Chloe. Las cosas no son lo que parecen, y mucho menos en aquel pueblo. ¿Taylor y yo podríamos ser amigas?¨ se preguntaba Chloe. Era una chica solitaria, pues prefería tener un circulo muy cerrado. Sin querer pensó en Victor. Fue su amigo desde los once años. Él era introvertido y pasaba desapercibido, aunque aveces se burlaban de él. Juntos pasaron momentos inolvidables y únicos. Las peleas eran pan de cada día, pero a las pocas horas se reían de las cosas que se habían dicho. Estaban solos, si un día la pelea fuera decisiva se quedarían solos para toda la vida, por lo que preferían soltarlo todo, así no se quedaba nada en el tintero. Básicamente se necesitaban el uno al otro. El mejor momento sin duda fue los tres días en Coachella. Chloe compró las entradas y Victor el billete de avión. Se lo pasaron genial. Bailaban y cantaban todas las canciones, aunque no se las supieran. Bebieron hasta reventar. Andaban dando tumbos y zancadas por todas partes. El tiempo no era importante, solo la música y la diversión. Las manecillas del reloj no avanzaban, se quedaron congeladas, por lo menos esos días. El último día lloraron como críos. Sin duda alguna, fue el viaje de sus vidas. Cuando volvieron a casa, un mes y medio después, sus padres recibieron la petición de trabajo. Una semana después ya la habían aceptado, lo que significaba mudanza. Sabía que aún podía evitarlo, y lo intentó con todas sus fuerzas, sin conseguir nada. Le rompía el corazón tener que decírselo a Victor, así que evitó guardar el secreto. Dos semanas y media antes de marcharse quedó con Victor, fueron al centro comercial e hicieron lo que siempre hacían, el tonto. Mientras comían en TGB la cara de Chloe cambió, y eso Victor lo notó. Después de evitar la pregunta mil veces al final contestó. ¨Tengo algo que decirte Vic.¨ dijo Chloe. Sus padres estaban ya montados en el coche. Victor miró a Chloe, suspiró y dijo ¨ Te echaré de menos.¨ Chloe asintió y le dijo que nunca le olvidaría. Luego de esto se montó en el coche y le dio la espalda al chico. Fue entonces cuando por fin dejó de resistirse y lloró en un profundo y desgarrador silencio durante horas. Y como si de un deja Vu se tratara, volvió en si. ¨ ¡dios!¨ pensó Chloe. Aquel Flashback había sido épico. Tan absorta estuvo que hasta había salido de su barrio. Sin más remedio optó por dar una vuelta por el pueblo. Llegó a la plaza, sus ojos se fijaron en una placa conmemorativa en memoria a las chicas que fueron asesinadas.
¨ En memoria de Leslie Prans, Inna Moore, Alison Fields.
Y Rachel Stones.
Siempre estarán en nuestros corazones.¨
La plaza estaba casi vacía. Aquel día no hacía calor, se notaba que el verano se estaba desmoronando. La estampa de tranquilidad y paz la apaciguaba. Aunque pensar era una cosa de la que disfrutaba, aveces se pasaba de la raya. Ante sus ojos pasó la señora Fitzgerald. En un salto enérgico corrió hacia ella.
-¡HOLA!- gritó Chloe.
La señora le sonrió.
-¡Hola de nuevo, Chloe!- exclamó Serena.
¨¿Chloe? ¿Cómo sabe mi nombre?¨ Pensaba Chloe. No recordaba haberse presentado antes, sin embargo también lo podría haber hecho, y lo había olvidado. Dejando eso de lado, recordó que quería hablar con ella para saber más sobre Taylor.
-Va a sonar raro, pero me gustaría saber más sobre Taylor Brooke.
Serena asintió con la cabeza y suspiró.
-Una maravilla de chica...
Era raro el hecho de que no había casi nadie por las calles. Chloe no pensaba en nada más que en Taylor, y en la poderosa fuerza que le atraía a descubrir más sobre ella.
-Esbozaba alegría y pureza- añadió Serena - Y mucha esperanza, que era lo que el pueblo necesitaba- dijo - Aún lo necesita.
¨ La pura de Tay os tenía tomados por los bajos.¨ pensaba Chloe. Ella y la chica desconocida eran las únicas que conocían la verdad sobre Taylor. Desgraciadamente la chica desconocida estaría muerta, o metida en alguna residencia para ancianos. Taylor era todo un misterio.
-¿Por qué cree usted que se quitó la vida?- preguntó Chloe.
La señora Fitzgerald suspiró lentamente con una triste mirada, luego se encogió de hombros. Pestañeó y se pasó los dedos por los ojos, ¿estaría llorando?
-Querida Chloe, me encantaría, de verdad, tener respuesta para eso- decía Serena - Estaba ocultando algo con lo que no podía vivir...o simplemente tenía miedo- añadió después.
-¿Miedo?- preguntó Chloe.
Serena agachó la cabeza, negó lentamente con la cabeza y volvió a mirar a Chloe con gran alegría.
-¡Me recuerdas a alguien!- dijo Serena - Era igual de entrometida y curiosa que tú.
El repentino cambió de estado anímico de Fitzgerald dejó sin palabras a Chloe. Nunca había visto a alguien cambiar de humor tan rápido. Hacía menos de cinco minutos estaba risueña y nostálgica, casi deprimida. Pero en menos que cantaba un gallo sonrió y le soltó aquella frase. ¨ ¿A quién le recordaré?¨ pensó Chloe. Por la tristeza que la mujer trasmitía al hablar de la chica, Chloe pensó que podrían ser parientes. Aunque eso se lo quedó para ella, al menos por el momento. Andando, los ojos de la chica se clavaron en el hombro desnudo de Serena.
-¡QUE MARCA MÁS CHULA!- exclamó la chica.
En el hombro derecho, Serena, tenía una marca de nacimiento en forma de tortuga. La señora Fitzgerald se ruborizó y tomó la muñeca de Chloe.
-Una mariposa muy bonita.
Chloe había olvidado por completo su marca de nacimiento. Que curiosamente se asemejaba bastante a aquella mariposa roja. Que curioso. Estaban de nuevo en el barrio, y la joven no resistió.
-¿Conoció usted alguna persona que estuviera detrás de Taylor?- preguntó Chloe.
Serena carraspeó y esquivando la pregunta se despidió.
-¡Es un placer charlar contigo!- exclamó - Pero tengo que irme, nos vemos pronto- se despidió.
No respondió a la pregunta, y ni siquiera miró atrás al despedirse. Chloe observó una pequeña tortuga en un charco. ¨¡Qué curioso!¨ pensaba la chica mientras observaba todo. Sacó de su bandolera la Instax Mini 9 y sacó una fotografía. Un débil aleteo se hizo notar. Una mariposa, delicadamente, se posó en el caparazón de la tortuga. Ambos seres miraron a Chloe. Un escalofrío se adueñó de la chica. ¿La estaban mirando? Por supuesto que sí.
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Photos From Taylor
FantasiChloe Marshall es una chica de dieciséis años que ha sido separada de su mejor amigo. Ahora está sola con sus padres en una vieja mansión, donde en antaño vivieron una familia rica y poderosa. Los patriarcas de esta familia se mudaron en 1924 al hal...