Capítulo 14.

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Era jóven, no podía atarlo a una vida tan limitada como era la mía en aquella isla.
Alejandro estaba acostumbrado a tener dinero, una vida bien. Y aunque ambos estábamos enamorados yo, muy en el fondo pensaba que me abandonaría con el tiempo, al verse obligado a trabajar en algo lo cual no estaba familiarizado, trabajos duros. Cuando comenzará a abrir los ojos y ver que no podía cargar con una chica y dos bebés.
Así que decidí escribir una carta donde le mentía diciendo que no le amaba, nunca lo había echo. Donde te dejaba a su cargo porque no quería tener nada que me recordará a él. Le mentí diciendo que Camila había muerto poco después, fue lo más duro que pude haber escrito nunca.

Con el paso de los días descubrí que Alejandro se había marchado junto a sus padres y contigo para casarse con una hermosa chica de una familia rica. Me dolió en más profundo pero me dije a mi misma que era lo mejor. Y trabaje duro para sacar a Camila adelante.
Nunca le hable mal de su padre, le dije cada día que el la ama y que se había marchado para poder darnos un futuro mejor. Se lo creyó los primeros años. Pero al ver que con el paso del tiempo él no aparecía comenzó a despreciar lo, aun sin conocerlo. Me culpe por eso, Alejandro no se merece ese odio. Pero Camila al cumplir doce años jamás volvió a preguntarme por él y decidí que lo buscaría. No podía permitir que mi hija odiara y tuviera una idea errónea de su padre, así que decidí migrar a Estados Unidos. No lo encontré por más que veía su nombre en las noticias no tuve valor para buscarlo.

Karla suspiro ojeando la revista en su regazo, ao recordar las palabras de su madre una semana atrás cuando la visitó en el hospital público de Nueva York. Ella pensaba que las decisiones de Sinuhé eran sin razón, no entendía su decisión pero la respetaba. Ahora años después su madre estaba pagando por sus malas decisiones, de una manera cruel pero así era el destino.

Dejó la revista de lado y miro el largo pasillo blanco. Nunca le habían agradado los hospitales, sentía una sensación extraña al estar allí. Quizás fueron sus malas experiencias de niña, como aquella vez que le extirparon el bazo. Estaba en casa jugando con el viejo gato de su abuela cuando los dolores comenzaron, media hora después estaba en una camilla recorriendo un pasillo igual a ese con un terrible dolor de vientre. O también estaba esa vez cuando se fracturó el brazo por bajar corriendo las escaleras al oír a sus padres llegar después de un largo viaje de negocios.
Habían sido experiencias traumáticas que había superado pero aún tenía ese resentimiento por los hospitales.

" Señorita Cabello." Karla levantó la mirada hacia el doctor Malik.

" Hola, doctor Malik. ¿Salieron los resultados de mi madre?." Pregunto dejando la revista a un lado y poniéndose de pie.

El doctor Zayn Malik era el mejor oncólogo del Hospital, incluso se podía decir que estaba entre los tres mejores del país. Un atractivo hombre de veintisiete años, con una barba cerrada y un perfecto corte de cabello.

" Si, son muy buenas noticias. Sinuhé podrá entrar al quirófano hoy mismo, claro si ella está de acuerdo." Terminó mostrando que sonrisa. Karla suspiro de alivio y se permitió sonreír un poco. Para luego fruncir un poco el ceño ante la confianza del doctor al llamar a su madre por su nombre de pila." Acompañe me, por favor." Zayn señalo el pasillo y Karla comenzó a caminar seguida del doctor de rasgos árabes.

Sinuhé estaba leyendo un poco cuando su hija mayor, por segundos, entró seguida del atractivo doctor. Cerro el libro y se acomodo mejor para mirar a sus visitas.

" Hola, doctor Malik." Sonrió acomodando sus lentes. Karla levantó una ceja pero no dijo nada.

" Solo Zayn, Sinuhé." Dijo coqueto Zayn. Sinuhé bajo la mirada y de sonrojo. Karla dio un paso atrás y se atraganto con su propia salida.

Suplente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora