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~Capitulo 22~

|Siguiente Día|

— "[...] Afuera hay otras miles de personas que buscan a chicas indefensas como tú, y entre ellos están aquellos que te enviaron a ese hospital." — Recuerda, al mismo tiempo que observa las cicatrices marcadas en su piel, a los largo del recorrido de su cuerpo hay infinidades de estas, algunas más visibles que otras de las cuales desconoce por completo el cómo pude habérselas ocasionado, o lo peor a causa de quien y porque. De entre todas ellas, la cicatriz que se encuentra entre medio de su pecho es la que más la estremece y asusta. Las intenciones eran claras, la querían muerta. Una amarga sensación se sitúa dentro de ella. Le inunda la necesidad de encontrar una respuesta, pero al mismo tiempo teme lo que eso pueda revelar.

"El miedo es el obstáculo más grande para quien intenta avanzar."

Baja el jersey blanco que sostenía a la altura de su pecho, acomoda la prenda de acorde a su figura volviendo a retomar el calor en la parte de su abdomen. Suspira bajo el céfiro grisáceo del cielo, camina lentamente hacia la ventana y se pierde en el horizonte desolado donde la cuidad yace bajo un intenso diluvio.

¬F l a s h b a c k¬

YG—No sabes nada de mí.

—Sé que no llegarías a hacerme daño.

YG— ¿Cómo estas tan segura de eso? No me conoces lo suficiente, ni lo mas mínimo para afirmarlo.

—Simplemente quiero creerlo así.

YG—Creerlo no te da la garantía de que sea cierto.

— ¿Qué significa eso? ¿Tú llegarías a lastimarme?

YG— La cuestión va más allá. No es algo que este en mi absoluto poder y quiero que lo entiendas ahora. Hay muchas formas en las que puedo llegar a hacerte daño, psicológica o físicamente, estando consciente o no, no losé. Los humanos por naturaleza somos seres destructivos, violentos e impulsivos aunque aparentemos un cuerpo débil.

— ¿Por qué estás diciéndome todo esto?

YG—Lo que estoy haciendo es advertirte del constante peligro al cual te enfrentas en este mundo. Esta vez se trata de mí, sin embargo afuera hay otras miles de personas que buscan a chicas indefensas como tú, y entre ellos están aquellos que te enviaron a ese hospital, puedo asegurarte que no te buscan exactamente para dialogar como lo estamos haciendo ahora tú y yo. Debes tener más cuidado de con quien hablas o compartes la cosas, de en quien confías o invitas a entrar, de lo que crees y no. Estas expuesta al peligro y no me hace falta recordártelo, ¿o sí?

—No...

YG— Perfecto. Ya es hora irme. Toma tu medicina antes de entrar a la cama, y nos vemos cuando sea oportuno. Buenas noches.

¬F i n d e l F l a s h b a c k¬

Aquellas palabras resonaron durante toda la noche dentro de su cabeza provocándole desasosiego e intranquilidad, tanto que ni siquiera pudo dormir. El miedo constante de dar un paso en falso y volver a caer en los sauces de algún depredador que la espera al asecho, se incrementa con cada segundo que desconoce su pasado.

Los cristales de sus ojos destellan, sus lágrimas se acumulan hasta que ya no puede retenerlas y caen silenciosamente una tras otra. Lo extraña, extraña aquel instante de su niñez en el cual era feliz y se sentía protegida. Todo parece ahora tan lejano para ella, como si simplemente se hubiera tratado de un sueño. ¿Cómo las cosas pudieron cambiar tan drásticamente en tan poco tiempo, en un abrir y cerrar de ojos? Un día lo tenía todo: una familia, una casa, un hogar a donde regresar; Al siguiente solo le quedaba su padre, y de repente ya nada, solo ella en un mundo contaminado y plagado de maldad.