Capitulo 25

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[***]

Sosteniendo la puerta abierta, me toma nuevamente del brazo y me empuja dentro de su vehículo, poco después sube él y entre maniobras peligrosas sobre la carretera dejamos todo el disturbio atrás.

—Pudiste haber ocasionado un accidente. — reprocho. — Alguien pudo salir herido.

Yoongi permanece en silencio con el cuerpo tenso, sus nudillos se encuentras blancos por la presión que ejerce sobre el volante. Sus ojos observan de un lado a otro e incontables veces utiliza los retrovisores con cierta inquietud y preocupación, ¿Por qué lo hace? ¿A quién busca? ¿O que es lo que lo tiene angustiado?
Luego de un par de minutos se detiene en un suburbio tétrico. El hecho de que nos encontremos solos no es nada reconfortante en este mismo instante. Miedo, miedo es lo que siento.

— ¿Por qué me trajiste aquí? — pregunto ansiosa. Él baja sin decirme nada y cierra su puerta de un portazo provocando un sonido que azota mis tímpanos. Abre la puerta de mi costado y me ordena descender.

— ¿Qué demonios haces aquí? ¡¿Se puede saber quién te dijo que vinieras a Seúl?! — reclama furioso.

—No necesito órdenes para...

—Creo que fui lo bastante claro al decirte que debías permanecer en Busan.

—Losé, pero surgieron algunas cosas y,

— ¿Y? ¿Y qué maldición?

—Escúchame, ¿No entiendo porque te pones así? Y menos comprendo lo que hiciste hace un rato, pudiste causar un accidente, ¿En que estabas pensando?

—Es culpa tuya. ¿En que estabas pensando tú al venir hasta aquí? Debes volver cuanto antes a Busan, tomaras el primer tren de vuelta y permanecerás ahí, ¿Has oído bien?

—No puedo, necesito hacer algo ante...

Se impulsa hacia mí. Me toma por los hombros y me empuja contra auto.

—No fue una pregunta. — Su aliento me transmite el alcohol rancio que anduvo bebiendo, mas el nauseabundo hedor del tabaco. — Iras a Busan y permanecerás ahí. Es una orden. No puedes estar ni un segundo más aquí. — sosteniendo mi mandíbula me obliga a verlo a los ojos. De pronto siento que esto ya no solo se trata de mi seguridad, sino de algo más que incumbe otras cuestiones.

— ¿Esto es por mi o hay algo más?

— ¿Algo más?

—Te conozco muy poco, pero también lo suficiente como para comprender que tu exasperación implica algo más. No te pondrías en este plan sino fuera porque algo superior a mi está ocurriendo. — Noto cierto destello de sorpresa en su oscura mirada. Disminuye la presión de su tacto. Significa que he acertado. — ¿Qué sucede?

Por su repentino silencio sé que está rebuscando en su cabeza alguna respuesta, probablemente tratando de medir esta vez sus palabras. Hay cien maneras diferentes de interpretar su silencio y ninguna es buena.

—Tienes que irte.

—¿Y si me niego a hacerlo?

Entrecierra los ojos frustrado y endurece la mandíbula como si estuviera conteniendo las ganas de gritarme o quizá maldecirme. Sé que murmura algo pero ha sido en un tono tan bajo que apenas pude percibirlo. Al cabo de un instante, dice;

—Acaso lo has olvidado.

Me toma varios segundos entender a lo que se refiere. Creo que fue en la quinta visita que recibí de parte suya, mientras acomodaba los periódicos que posteriormente entregaría de puerta en puerta, encontré uno que no era de la fecha sino de meses atrás donde este tenía como titular:

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2018 ⏰

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