Capitulo 3

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Tras el numerito del conejo y el alboroto que causó, Wells se fue a echar una siesta dentro de la nave. Yo fui a subirme encima de un árbol a crear alguna flecha más para cazar si quería seguir consiguiendo alimento. Debía ir preparada.

En todo ese tiempo el tal Bellamy, así le había llamado Octavia, no dejó de observarme. Tampoco yo a él. Él me observaba fabricar flechas, y yo lo veía a él moverse por el campamento a sus anchas y dar órdenes de vez en cuando.

No tardé en darme cuenta de que en apenas un día estaba haciéndose con el control del campamento y de sus habitantes. ¿Sería ese su propósito?

Se movía con ligera soltura y a la vez firmeza. Pisaba fuerte con cierto aire de superioridad y hacía que la gente se diera la vuelta para observarle y admirarle, como al líder que todos esperaban. Se giró entonces de nuevo en mi dirección y al ver que le estaba observando, soltó una sonrisa socarrona. Será engreído...

— ¿Piensas quedarte ahí arriba lo que queda de día? ¿O piensas hacer algo más productivo que tus flechas? —se dirigió directamente a mí.

—Dímelo tú. Al parecer eres tú quien se cree con el poder de dar órdenes ahora.

—No me lo creo. Es lo que esperan de mí. Soy su líder. —dijo con soberbia.

—Ya, bueno. No recuerdo que haya habido una votación. Yo al menos no he ni habría votado por ti.

—¿Y a quien votarías? ¿A Wells? Nadie quiere como líder al hijo de la persona que les ha enviado a morir.

—No se a quien votaría, pero puedo asegurarte que no sería a tí.

Él hizo un movimiento con la mano, como si desistiera de nuestra conversación y se alejó de mí. Decidí olvidar que habíamos tenido esa conversación y seguí con mi cometido, cuando hice las flechas que consideraba necesarias me di cuenta de algo, ¿ahora donde iba a llevarlas?

Miré a mi alrededor, buscando algo que hiciera de bolsa. Mi mirada se detuvo en el paracaídas que había frenado la caída de nuestra nave y se me ocurrió una idea. Me bajé del árbol y me acerqué a la gran tela que nos había salvado la vida, con el cuchillo que había estado usando para afilar flechas corté un trozo de la lona. Luego introduje las flechas en ella y até otra fina tira de tela alrededor de las flechas y la "bolsa" para evitar que se salieran.

Cuando quise darme cuenta ya se había hecho de noche. Estaba junto a Wells, que cojeaba levemente por culpa de uno de los chicos. Estaba realmente aburrida, no sabia que hacer, pues no me fiaba de mi sentido de la orientación por la noche, y no quería dejar solo a Wells por miedo a lo que podrían hacerle el resto de presos. Como Bellamy había dicho, Wells no era precisamente el chico popular al que todo el mundo quería cerca.

—¿Escuchas eso? —me preguntó después de un rato, ambos estábamos tirados en el suelo mirando las estrellas, que parecían mucho más lejanas desde aquí.

—Seguramente estén montando una fiesta por su reciente libertad —me encogí de hombros, un nuevo grupo de gritos llenó el aire.

—Vamos a verlo —el chico se levantó torpemente por culpa de su pierna, así que yo también me levanté y le ayudé a llegar hasta donde estaban el resto de adolescentes junto a una gran fogata. Fruncí el ceño al ver como John Murphy tiraba de la mano de una chica para ponerla sobre una piedra. ¿Esta haciendo lo que creo que esta haciendo?

Con ayuda de una barra de hierro hizo palanca para quitarle la pulsera y levantarla al aire como si fuera un trofeo. Un nuevo estallido de gritos llegó a mis oídos, posteriormente la tiró al fuego con una sonrisa.

—¡Ya basta!-gritó mi amigo.

Yo le ayudé a llegar hasta el centro, donde todo el mundo pudiera oírle.

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