Capítulo 4

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El sudor me cubría entera y provocaba que me picara todo el cuerpo. Nunca imaginé que podría hacer tanto calor aquí abajo.

Me rasque la muñeca izquierda, donde se concentraba la mayor quemazón. Como si fuera una reacción alérgica a la falta de la pulsera. Y luego terminé de echar tierra sobre el cuerpo sin vida del primer chico que había intentado hablar conmigo en esta extraña nueva etapa de mi vida. Una lágrima se deslizó por mi mejilla, pero la borré rápidamente.

Cuando Wells terminó de enterrar al otro fallecido recogimos las ropas y botas que ellos ya no necesitarían. Yo me había quedado con la chaqueta de Roy porque la mía estaba rota y quería algo que me recordara a él. Era mi pequeña acción para evitar su olvido.

Ambos regresamos al claro donde había aterrizado la nave. Por el camino pude observar a los otros presos. Parecían auténticos animales. No sabía como se comportaban los animales, pero seguramente debía ser así.

—¿Dónde habéis conseguido la ropa? —escuché, era Murphy, el fiel seguidor de nuestro autodenominado líder.

No queriendo volver a enfrentarme a él, porque sabía que no podría seguir escondiendo mi rabia por que él me había quitado la pulsera, le dejé a Wells la ropa que llevaba y le dije que iría a investigar.

Me subí a mi árbol, donde había escondido mi arco, y salí del claro. Sin embargo, me dio tiempo a ver a Bellamy salir de la nave sin camiseta y besar a una chica. Rodé los ojos. Está claro que el líder de un grupo de animales no podía comportarse como una persona normal.

Conseguí cazar otro roedor pequeño y un animal con alas que no pude identificar. Estuve a punto de conseguir un animal mucho más grande, que parecía un ciervo, pero sin cuernos, pero un ruido le avisó del peligro y huyó. Supuse que había sido algún idiota, así que volví con mis pocas nuevas adquisiciones sin saber que no había sido ninguno de mis compañeros.

Cuando estaba a punto de llegar escuché algunos gritos. Y eso solo podía significar dos cosas. O Bellamy estaba soltando algún nuevo discurso de investidura o estaban disfrutando de una pelea.

En este caso era la segunda. Wells y Murphy estaban peleándose con cuchillos, y una chica estaba tirada en el suelo sujetándose la muñeca que aún tenía pulsera. Supe enseguida qué había pasado, así que me acerqué a ella para preguntarle si estaba bien.

—¡Wells, basta! —gritó una voz por encima de las demás. Era Clarke que había regresado de su excursión.

—¿Dónde esta el chico de gafas? —pregunté cuando me di cuenta de que volvían con uno menos.

Yo estaba junto a Octavia, aunque un poco más lejos porque ella estaba siendo atacada con preguntas de parte de Bellamy.

—Nos atacaron cuando estábamos llegando a Monte Weather —todos tardamos un poco en entender las palabras de Clarke.

Mi mente me recordó el ruido que había espantado al "ciervo". Sentí un escalofrío recorrerme la columna vertebral.

—¿Qué quieres decir? —Inquirió alguien.

—Que cuando el último hombre subió al espacio no fue el último superviviente —explicó Finn con obviedad.

—Y que nosotros no somos los primeros en pisar la tierra en décadas porque ya había gente aquí —añadí.

Me aparté el pelo de la cara y Clarke me miró muy seria.

—¿Te has quitado la pulsera? —yo le dediqué una mirada fulminante a Bellamy, que me la devolvió sin ninguna expresión.

—Preguntádselo a él —respondí.

Cada palabra derramaba odio y asco. Eso no se lo perdonaría nunca.

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