“Louise Edwards Thirlwall ¿Cuantas veces mamá te ha pedido amablemente que guardes tu juguetes?” Perrie intenta decir en un tono serio, luego de haber tropezado con otra pieza de plástico que paseaba por el piso de la sala de estar.
“Un brajillón.” Louise la mira tiernamente, arrugando la nariz exactamente como Jade.
Perrie mantiene su rostro severo, hasta que su corazón finalmente se derrite ante la adorable niña de tres años, que sostenía sus manos por detrás de su espalda dulcemente. Ella deja escapar un suspiro antes de agacharse para estar al nivel de los ojos de la astuta muchacha. Para tener tres años, Louise ya leía pequeños libros por su cuenta, y de vez en cuando Perrie la encontraría acurrucada en el regazo de Jade para una historia de “ñiños grandes”. A pesar de que era extremadamente tonta, Louise era más inteligente de lo que aparentaba. Justo como su otra madre.
“¿Recuerdas cuando te dije que las amigas de 'pompones' de Danielle vendrán a cenar después de la práctica? Bueno, necesito que limpies tus cosas así no rompen uno.”
Perrie se ríe de la pequeña niña que jadea en horror. Ella sabía que Louise estaba obsesionada con las actuaciones de porristas de su hija mayor y se aseguraba de no perderse nunca un Viernes en la noche de juegos de fútbol. Perrie le dejaba quedarse hasta el espectáculo de medio tiempo y luego la enviaba a casa junto a Jade que se sentía muy incómoda al estar en grandes multitudes.
“¡Está bien! ¿Puedo comer un pastelito luego de que termine?”
“¡Mierda! ¡Los pastelitos!” Perrie grita alarmada, partiendo hacia la cocina, pero volviendo luego para convencer a Louise de que no había maldecido. En cambio, se encontró con la imagen de la niña tarareando con algún video musical de mala calidad en la televisión, moviendo las caderas en un movimiento circular. Espera, ¿quién le enseñó a usar el control remoto? ¡Jade!
Perrie entra en la cocina para encontrase la divertida imagen de su hijo con un delantal atado a la cintura y un guante de cocina lleno de pastelitos. Ella podía ver su penetrante mirada, incluso desde detrás de sus gafas de marco negro, e hizo su mejor esfuerzo para no reírse de la rara vista. Mark no era del tipo de persona que se ponía en posiciones vergonzosas al ser el más reservado del grupo.
“¿Quién es el mejor hijo del mundo?”
“Tu lo eres hijo.” Perrie sonríe, acercándose para plantar un beso en su mejilla en el mismo instante en que el lo limpia con una mueca.
“Solías amar mis besos.” Perrie resopla, tomando el pan refrigerado de sus manos y poniéndolo en la mesada de la cocina para decorarlo.
“Ma, tengo trece.” Mark explica como si fuera la razón más obvia del mundo.
“Oh si, olvidé que a los trece eres un hombre maduro y dejas de necesitar besos de tu madre. Tomaré nota de eso.”
Mark sonríe ante el sarcasmo de su madre, y se eleva con la encimenera para caminar a su alrededor y depositar un beso en su mejilla por detrás. Perrie sonríe complacida ante la demostración de cariño y estira una mano por detrás para palmear su lado. Ella le dice que traiga a Louise del televisor para que pueda decorar su pastelito.
“Peeeeeeeeero,” Louise se queja desde el hombro de su hermano, aunque su rostro se ilumina instantáneamente ante la vista de las golosinas.Mark sienta la pequeña niña en el mostrador y le ayuda con el glaseado de la torta, observando para asegurarse de que no se salga. Louise pone su mano en su barbilla y mira las opciones de rociado, finalmente decidiéndose por los morados en forma de corazones. Mark gruñe ante los que ella decide decorar y desliza algo de crema sobre su nariz y mejilla. Louise abre la boca con sorpresa y luego se ríe cuando aterriza con éxito un globo de crema en la mandíbula del chico.
“¡Mark detente! Ya tengo que cuidar de una sucia Thirlwall. No voy a ser capaz de manejar la situación si creas otro.” Perrie niega con la cabeza, y se apresuró a mover la bolsa de glaseado para cada uno de los pastelitos. “Cuando ustedes dos monstruos terminen, pueden ayudar a poner estos en sus bandejas y poner las galletas en platos.”
Perrie se mueve con rapidez para sacar las galletas recién salidas del horno inferior y las posa en un espacio vacío. Se toma un minuto para dejar escapar un largo suspiro y se da una bofetada con mano en la sien. Isabella pronto se despertaría su siesta, Louise todavía tenía que sacarse su ropa de juego, y Mark estaba comiendo más rápido de lo que ella horneaba.
“Mamá, relájate. Solamente es Danielle con sus estúpidas amigas. ¿Cuantas veces haz hecho la cena para ellas? Y de todos modos, siempre observan la comida pero apenas comen. Tenemos sobras para el almuerzo y cena del día siguiente.” Mark la calma.
Él estaba permanentemente relajado y Perrie estaba agradecida de tenerlo siempre cerca para traerla de vuelta a la tierra. Por lo general ella era la más presidida y la líder de esta loca familia, pero la antorcha parecía estar yendo a él.
“Sí, tienes razón. Solamente estoy siendo una perfeccionista.” Perrie dice en voz alta como si estuviera tratando de convencerse a sí misma.
“Marky y yo ayudaremos, mami.” Dice Louise extasiada.
Ella está lamiendo sus dedos para eliminar el recubrimiento glaseado de la punta de ellos, con los pies balanceándose alegremente a un lado de la barra, y Perrie viaja a plantar rápidamente dulces besos por toda su cara. Louise pone sus diminutas manos en el lado de las mejillas de Perrie y se inclina para mirar hacia los ojos brillantes de su madre. Perrie sonríe ante su boca cubierta de chocolate y el crujir de su nariz hace que ella se fijara en el glaseado en la punta. Ella se inclina para elimarlo con un beso.
“Pero a ti no te gusta el chocolate,” Louise dice confusa.
“No, pero te amo.”
La vulgaridad mata a Perrie por un segundo, pero sus hijos siempre parecían sacarla de ella. No le importaba en absoluto.
“Ahora voy a dejar a Marky a cargo de los postres y me aseguraré de que la sala de estar esté limpia”, Perrie le dice.
Mark gruñe ante indirecta tarea y mira a su madre con una mirada de “¿Por qué yo?”, a la cual Perrie responde con un encogimiento de hombros. Él sabía que quisiera o no, estaría atrapado en eso en vez de estar en su habitación jugando videojuegos.
“Oh, y asegúrate de que el patio luzca bien. Además, ve a mi habitación luego así puedo ver lo que estas usando.”
“Mamaaaa.”
“Gracias cariño.” Perrie dice mientras llevaba a la engreída Louise fuera de la habitación.
Mark ve con asombro a la niña que le saca la lengua por encima del hombro de Perrie y niega con la cabeza antes de empezar.
Cuando finalmente Perrie llega a su habitación, deja caer a Louise en la cama, encendiendo el televisor en unos videos de ellas, así la mantiene ocupada hasta que ella vuelva. Va a la habitación amarilla pálida donde su niña de un año estaba durmiendo, y sostiene a la ahora despierta bebé en sus brazos. Ella picotea sus mejillas regordetas y ríe cuando sus grandes ojos azules se asoman hacia ella confusos.
“Sí Isabella, te he despertado de tu bello sueño. Buenas tardes.” Perrie habla con una voz de bebé, cepillando algo del pelo desordenado de su frente y besándola de nuevo por si acaso. Isabella bosteza y apoya la cabeza en el cuello de Perrie para el corto viaje hacia la otra habitación.
“Mira quién se une a la fiesta.” Perrie grita suavemente, Louise se anima ante la vista del pequeño bulto en sus brazos y se sienta emocionadamente aplaudiendo.
Perrie y Jade habían estado preocupadas sobre como Louise tomaría otro niño que se uniría a la familia tan pronto y estuvieron sorprendidas cuando la niña de entonces dos años había respondido con tanto entusiasmo. Ella estaba obsecionada con la idea de otro ser humano saliendo del estómago de Perrie, y había presentado a la recién nacida a todos sus animales de peluche. Aunque Louise a veces se frustraba de que Isabella no podía contestarle, disfrutaba de poder hacerla gorgotear y reír de las tontas muecas y cosas que hacía. Aunque Isabella era un bebé tan feliz, se reía de casi todo.
“Sí,” Louise exclama con una voz que Perrie sabe que debe haber imitado de Jade.
“Amo que los valores que inculco a mis niños sigan incluso cuando estoy lejos.” Una nueva voz entra por detrás de la espalda de Perrie.
“¡Mamá!” Louise grita de alegría, saliendo rápidamente de la cama y corriendo hacia la figura agachada de Jade.
Perrie observa el gran abrazo que las dos chicas se dan una a la otra y sonríe ante la reunión de las socias en delincuencia. Siente a Isabella rebotando en sus brazos y sabe que ella está emocionada porque todo el mundo lo está. Tenía una manera muy extraña de alimentarse de la energía y emociones de una habitación.
Jade se acerca para frotar sus manos contra el vientre redondo de Isabella y toma a la niña de los brazos de Perrie para besarle la cabeza. Se aleja para apoyarse en los labios de Perrie que esperaban castamente.
“¿Dónde está la gritona?” Jade le pregunta a Louise, refiriéndose a Danielle.
“Todavía está en la práctica, pero llegará pronto.” Perrie responde, entrando en el armario para agarrar las dos perchas que sostenían la ropa de las dos niñas.
Cuando vuelve a la habitación, le entrega a Jade la ropa de Louise y agarra de nuevo a Isabella.
“¿Conseguiste las bebidas y luces?” Perrie cuestiona.
“Hecho y hecho.” Jade responde complacida consigo misma.
Perrie le instruye que Louise necesita tener su rostro y manos limpias, y el dúo se encamina hacia su espacioso baño. Jade la sienta en el lavabo y consigue un paño para mojar en agua tibia. Limpia el rostro de Louise suavemente y toma sus manos para sacar la pegajosidad.
“Esperemos que mamá piense que hice un buen trabajo.” susurra Jade.
Louise ríe y se da la vuelta para mirar su reflejo en el espejo. Ella no era una gran fan de prepararse y ponerse vestidos lujosos, lo que a veces hacía que fuera diez veces más difícil prepararla para eventos. Pero amaba cuando Perrie la maquillaba. Nunca conseguía salir con algo de maquillaje puesto, pero el “juego” siempre era divertido para ella. Igual, su favorito era ponerlo en Jade.
“¿Que harás esta noche?” Jade le pregunta.
"Sacudir mi trasero y rockear." Louise gruñe, levantando la mano en un símbolo de estrella de rock.
“Buen trabajo. Esa es mi chica.” Jade choca su mano con la de la niña.
El crujido de la puerta pone a Jade en su alerta de padre responsable y se encuentra con que su voz sale algo rara y robótica.
“Y es por eso que no debes comer crayones o tirar barro. ¡No consumas drogas!”
Louise le da una mirada extraña antes de ver a Perrie e Isabella entrando a la habitación. Perrie sienta a Isabella a su lado y apoya una mano sobre el mostrador para mirar a Jade sospechosamente.
“¿No consumas drogas?”
“Nunca es muy temprano para empezar esas lecciones,” Jade tose en su mano mirando cualquier cosa menos a Perrie.
“Claro.” Perrie asiente con la cabeza. Se da cuenta de que Louise ni siquiera tiene su atuendo puesto, pero su rostro está limpio así que lo deja pasar.
Ella se pone a trabajar en cambiar a Louise en su vestido rosa y desliza un par de zapatillas de ballet con arco en sus pies. Tuerce sus rizos ondulados en un recogido y deja que unos mechones caigan para enmarcar su rostro.
“Hemos cumplido nuestra misión de vestir a otra ardilla.” Perrie dice mientras toquetea los costados de Louise.
“Y que poderoso clan de buenas ardillas tenemos.” Jade agrega.
Louise deja escapar una risa y pone su cabeza en el estómago de Perrie de la vergüenza, con la esperanza de ocultar sus mejillas encendidas en el vestido largo verde de Perrie. Al igual que Jade, los cumplidos hacían que Louise se sintiera incómoda.
Lauren envuelve los brazos al rededor de la cabeza de la niña y se agacha para besar en la parte superior con cariño, pero se separa así la familia puede seguir avanzando. Le entregan las niñas a Mark, que lleva una camisa rosa encantadoramente-para que puedan tomar un respiro.
“¿Por que no ponemos todo este esfuerzo en nuestros disfraces de Halloween? Digo, a mi me encanta elegirlos, pero tus ideas podrían ser brillantes si usaras tus poderes para el bien.” Jade comenta cuando están solas en la privacidad de su habitación.
“¿Por qué no pones esfuerzo en lo que usas?” Perrie contesta en tono de broma.
“Bueno, puedes ganar esa.” Camila asiente. “¡Pero.. Iremos como la banda de Scooby Doo este año!”
“No lo haremos.”
“¡Sí que lo haremos! Tenemos el número ideal de personas para ello. La distribución es demasiado buena como para desperdiciarla.”
“No, no lo tenemos. Somos seis y solamente hay cinco miembros en el grupo.”.-Dice Perrie defendiendo la teoría de Jade.
“Isabella será Scooby, Louise Velma, Danielle Daphne, Mark Fred, y por supuesto yo seré Shaggy.” Jade sonríe.
“Tal vez lo olvidaste, pero te falta una gran parte de esta familia,” Perrie dice cruzándose de brazos.
“Bueno, espero que para entonces estés embarazada de nuevo y tendrás el honor de ser la máquina de misterio,” Jade dice sin pensar.
Perrie jadea al ser comparada con el tamaño de un autobus y le da a Jade una mirada caliente. La confundida muchacha tiene un momento de realización y pone sus manos arriba en defensa como si fueran a decir las palabras que no saldrán de su boca.
“Tu trasero.” Perrie le dispara.
“Y-yo, mira Lo e-eso, me refería..”
“¡Piensas que soy gorda por eso me quieres poner en un disfraz equivalente al de una ballena!”
Jade piensa ante la posibilidad de que su esposa secretamente ya esté embarazada, pero vuelve a la realidad por una, Perrie que tiene el rostro rojo y está parada justo en frente de ella.
“Cariño, tú sabes que no pienso que eres gorda. Amo tu cuerpo.” Jade dice en voz baja, usando sus manos para agarrar las caderas de Perrie y tirar de ellas contra las suyas. “Cada parte de él.” Jade besa su cuello, sosteniendo firmemente a Perrie así ella no puede escaparse.
“Mmmhmm seguro.” Perrie responde inclinando la cabeza hacia atrás, inconscientemente dejándose llevar.
Ella recorre sus brazos al rededor del cuello de Jade, relajándose ante las succiones y mordidas entregadas en varias partes de su expuesta piel. Se separa para capturar los labios de Jade y los presiona con hambre necesitada que se ha acumulado a lo largo del día. Ella pellizca el labio de Jade, sintiendo como lo suelta y en vez de eso, vuelve por el suyo. Perrie pasa sus manos por el cabello de Jade y gime en su boca cuando dos manos se mueven a para agarrar su trasero. Jade se mueve para sentarse en la cama y Perrie deja su cuerpo a horcajadas sobre su regazo con facilidad. Su vestido se ha subido muchísimo y Jade tiene sus manos en sus muslos con fuerza. Ella mueve su cuerpo hacia delante y deja de besar a Jade para mirar sus ojos oscuros.
“Eww, asqueroso. Jesus llévame, ¿Por qué mis padres son tan raros?” Danielle se cubre los ojos con disgusto.
“Danielle,” Perrie chilla de sorpresa, saltando de Jade y cayendo en el suelo. Se levanta frotándose el dolor y siente la mano de Jade que frota con la de ella. Abofetea su mano e ignora el lloriqueo mientras se endereza el vestido.
“¿Qué haces aquí?” Perrie pregunta nerviosa.
“¿Terminaste de sacudir tus pompones?” Jade inquiere desde la cama en dónde ahora está acostada perezosamente.
“Ugh, ¿cuántas veces te he dicho que no digas eso?” Danielle gruñe, llevando una mano a su frente. “Y tú me mandaste un mensaje diciéndome que venga a tu habitación tan pronto como llegue a casa.”
“Mierda, lo hice, ¿cierto?” Perrie piensa en voz alta.
“Seppp, ahora, ¿qué es lo que quieres?” Danielle dice mirando sus uñas brillantes aburrida. “Tengo que cambiarme antes de que todos lleguen.”
“Cuida la insolencia.” Jade interviene defendiendo Perrie. “Sabes que tu madre es la reina de eso. No tienes chances de ganar.”
“Lo siento.” Danielle suspira mirando a Jade y luego a Perrie.
Danielle era sorprendente y preocupantemente similar a Perrie. Teniendo la mayor parte de sus características, incluyendo sus feroces ojos azules y cejas gruesas, excepto por el hecho de su cabello era oscuro y recto como el de Jade. “Los genes Edwards son fuertes, como los Thirlwall,” Jade había dicho en su acento extranjero el día en el que Danielle nació. Su actitud e insolencia habían venido de Perrie y era muy peligroso cuando llegaba a estar enojada. Ella definitivamente era la princesa de la familia, pero intentaban no perderla de vista.
“Por eso te dije que vinieras. ¡Tengo tu atuendo!” Perrie comenta recordando su propósito y caminando hacia la silla en donde había un vestido cubierto.
“¡Mamá no! ¡No quiero que mis amigos piensen que soy un bicho raro!”
“Cariño, lucirás linda.”
“No, parecerá que ustedes dos vomitaron sobre mí.”
“Bueno, ella hizo algo parecido cuando te dio a luz, pero a través de una salida diferente, si sabes a lo que me refiero.” Jade saca un tema de conversación.
“Eres asquerosa.” Se burla Danielle.
“Sí Jade, eso es muy desagradable, no volvamos a revivirlo.” Perrie habla.
Jade simplemente se ríe ante lo fácil que era molestarlas a ambas y vuelve a ver la película que estaba en la televisión, dejándo la pelea de ropa para Perrie.
“Mira, tú sabes que yo nunca te pondría en algo horrible”, dice Perrie convincente, levantando el vestido casual de encaje verde.
Danielle observa la prenda con vacilación antes de que sus ojos empiecen a brillar de emoción.
“¡Es perfecto! Te quiero mucho mamá.” Danielle exclama vertiginosamente, corriendo para darle un abrazo a Perrie y escurriéndose fuera para llevar el vestido a su habitación.
“Es bipolar”, Jade dice que una vez que ella se fue.
“Ahora, ¿qué vamos a hacer contigo?” Perrie se convierte en un ciervo ante faros que buscan a Jade mientras sonreía maliciosamente.
“Yo no sé tu, pero Jade sólo va a ir a ver lo que Louise está haciendo,” ella responde lentamente levantándose de la cama para caminar de puntas de pie alrededor de Perrie, pero es arrastrada al closet en vano.