Sirviendo

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Parecía que aquellos 5 minutos de calma mientras el agua hervía, volaban tan rápido como un papalote. Aquél instrumento era perfecto para evitar esperas.

Tomé mi taza, que tan sólo algunas semanas de obtenerla, estaba dañanada de la asa lo cual hizo intrigarme. Sin desearlo, por mi mente pasaron algunas situaciones de horror, como mi taza cayéndose, pero eran sólo ideas y no debían detenerme. 

Tomé aquél instrumento, y entre bostezos, dejé mi taza sobre la mesa y procedí a servir. Recuerdo aún la brisa fresca que movía mi cabello. Recuerdo como el vapor empañaba mis anteojos.


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