El Asado

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Por Ceci-all

Podría decir que el asado es uno de los platos más representativos de nuestra cultura y uno de los pilares fundamentales de nuestra gastronomía, y estaría en lo cierto, sólo que estas palabras me resultan insuficientes. El asado es una de las tradiciones más arraigadas a la vida de cualquier argentino que se precie de tal e involucra mucho más que un poco de carne y fuego.

Los argentinos hacemos gala de nuestra costumbre de compartir momentos, es una de nuestras virtudes como pueblo. Hay que admitirlo, nos gusta juntarnos para lo que sea y con cualquier excusa. Nos reunimos para charlar, para tomar mate, para ver un partido de fútbol, para tomar una cervecita. Juntarnos a comer un asado es quizá la máxima expresión de este sentir colectivo. En este simple acto, y sin mediar palabra alguna, nos decimos mutuamente que nos queremos y que formamos parte de un mismo grupo de pertenencia.

Ya veremos más adelante cómo se desarrolla este bello ritual, pero antes debemos saber bien qué es un asado y para eso vamos a recurrir al mataburros.

"El término asado está vinculado al verbo asar: la acción que consiste en cocinar un alimento en contacto directo con el fuego o desde una posición muy cercana a las brasas. Tanto la técnica como la comida resultante del proceso, sobre todo cuando alude a la carne vacuna, reciben el nombre de asado"

Sin querer faltarle el respeto al diccionario, para un argentino la denominación "asado" así a secas, sin ninguna palabra que la acompañe, aludirá SIEMPRE a la carne de vaca. Ojo, no es que comamos sólo carne vacuna, por nuestras parrillas pasan todo tipo de animales, pero el nombre irá cambiando según de qué animal se trate. Tendremos, por ejemplo, un pollo a la parrilla, un pescado asado, un choripan, y la lista sigue y sigue. Ya lo decía el sabio José Hernández en su obra cumbre "todo bicho que camina va a parar al asador". Ya lo creo, José. Chivitos, lechones, nutrias, pescados, incluso he visto parrilladas exclusivas de vegetales, pero la carne de vaca es la reina de la comparsa en las parrillas argentinas.

Un poco de historia

No se asusten que es cortito.

Para que este fenómeno tuviera lugar, necesitábamos ganado vacuno en el territorio nacional. Entonces, ¿cómo llegaron estos lindos animalitos a esta porción de tierra que luego llamaríamos Argentina? Les cuento la teoría más sólida.

Pareciera que todo comenzó alrededor del año 1556. En ese momento fueron traídos desde Brasil siete vacas y un toro. Sí, ocho animalitos locos, de no creer. Algunos años más tarde Juan de Garay incorporaba otro medio millar de ejemplares y los dejaba sueltos pastando por ahí, en algún lugar de la Pampa Húmeda. Por condiciones naturales de clima y suelo, estos rumiantes acromáticos se sintieron como en casa, hicieron de las suyas y se reprodujeron con rapidez.

No me sorprende que posteriormente la ganadería se convirtiera en una de las principales actividades del país. Las vaquitas ya estaban acá y se multiplicaban a su antojo.

Ellas, tan lindas y productivas. Nos dan leche, cuero y carne, ¿qué más se les puede pedir?

Perdón me dispersé un poco, sigamos con el segmento histórico.

Algunos registros posteriores demuestran que fueron los gauchos los que inauguraron la tradición de la carne asada. En ese momento el método utilizado era simplemente hacer un hoyo en la tierra con el facón, un cuchillo largo y puntiagudo, y ahí nomás se prendía el fuego y se asaba la carne. Simple, pero efectivo. Cuando hay hambre, hay hambre.

 Cuando hay hambre, hay hambre

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