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Hoseok llevó la pastilla hasta su boca y la tragó. Sintió la cápsula descender lentamente por su garganta y emitió un gruñido de insatisfacción. Odiaba con toda su alma aquel medicamento, lo detestaba.

"Sí quieres que las pesadillas cesen, deberás tomarlas, amor. ¿Entendido?"

La dulce voz de Taehyung en su mente lo calmó, como siempre que la inseguridad le impedía tomarse la medicación. Se apoyó sobre el lavado del cuarto de baño y exhaló pesadamente, sintiendo un sudor frío recorrer su espalda. No se encontraba bien.
Levantó la vista y observó su reflejo en el espejo. Se veía demacrado, consumido, pálido. Hecho una auténtica mierda, por así decirlo. Aquella grisácea delgadez, sus ojos inyectados en sangre, cansados; sus lacios cabellos, relucientes por la grasa acumulada. Bajó la mirada y sus pupilas visualizaron con pesar los caminos verdosos que sus venas se encargaban de dibujar a lo largo de sus brazos y muñecas.

—Asqueroso...—susurró, regresando su mirada al reflejo del espejo. Se detestaba. Se odiaba. Se sentía un ser inservible y una pesada carga para la humanidad.

Apretó los puños con rabia y gruñó nuevamente. Hacía mucho calor para su gusto, demasiado. Abrió el grifo, tomando entre sus palmas algo de agua y mojando su cara. Su rostro ardía y la cabeza le daba vueltas. ¿Efectos secundarios de la medicación? Quién sabe.
Su espalda se encorvó hacia adelante al sentir una presión en el estómago que subió hasta su garganta. Su boca se abrió automáticamente, emitiendo un feo y agrietado sonido. Unas ganas horribles de vomitar lo invadieron.

—Joder...—murmuró. No. Otra vez no.

La arcada se volvió a repetir. Hoseok jadeó, asustado. No debía hacerlo, el doctor le dijo que lo evitara. Pensó en Taehyung, es su linda expresión mientras dormía en el sofá, y las arcadas aparentemente cesaron. Volvió a jadear, respirando con dificultad mientras llevaba una de sus manos a su abdomen.

—Controlate Hobi.—se dijo a sí mismo.—Todo irá bien, tranquilo. Todo irá bien.

Su cuerpo parecía opinar lo contrario. Se contrajo nuevamente de dolor y las arcadas regresaron. Sin poder soportarlo más, Hoseok corrió hacia el váter y levantó la tapa, dejándose caer de rodillas frente al inodoro. Podía sentir el ácido de su estómago quemar su tráquea mientras se inclinaba y aquello solo aumentó las arcadas. Sus papilas gustativas saborearon la bilis justo antes de que escupiera.

—¿Amor?—la somnolienta voz de Taehyung estabilizó su cordura, la cual casi perdió ante las insoportables ganas de vomitar.

El menor hizo presencia en el baño, traspasando la puerta entreabierta. Hoseok escuchó a su novio ahogar un grito antes de lanzarse a socorrerlo.

—¡Hobi!—el rubio tomó al mayor por los hombros y la apartó del váter.—¡¿Qué estás haciendo?!

Bajó la tapa del inodoro, temblando y girándose a mirar al castaño que comenzaba a relajarse, al igual que su estómago.

—Amor...—dijo Taehyung, agachándose al lado de Hoseok.—Por qué...

—Lo siento...—musitó, débil, aún sin recuperarse del todo.

—¡¿Lo sientes?!—el contrario se veía nervioso, asustado, preocupado.—¡Hoseok! ¡¿Qué te dijo el psicólogo?!

No respondió. Su mirada se encontró con la de Taehyung, quien parecía hacer un sobreesfuerzo por no llorar.

—Hobi, amor mío...—sus manos temblorosas tomaron el rostro del castaño y acarició sus mejillas, tratando de tranquilizarlo... O más bien tranquilizarse a sí mismo.

—Lo siento, bebé...—susurró Hoseok, apegando al menor hasta sentarlo a horcajadas sobre él.

—Te tengo dicho que me llames cuando te encuentres mal. No me gusta que actúes por cuenta propia, por favor.—sollozó el menor.—Odio verte sufrir tanto por los medicamentos y los vómitos.

—Yo, solo...---suspiró.—Te veías tan hermoso durmiendo... No quería molestarte.

Taehyung mordió su labio inferior y sonrió débilmente, acariciando el cabello de su novio. Hoseok estiró su cuello hasta la frente del chico, depositando un beso en ella.

—Perdón, bebé.

El rubio gimoteó antes de romper a llorar nuevamente. El mayor reaccionó de inmediato, abrazándolo con fuerza mientras su amado escondía su rostro en su cuello. Escuchó sus sollozos y no pudo evitar sentirse culpable. Todas las veces que Taehyung había llorado enfrente de él habían sido por su culpa, por la preocupación que le suponía al de cabellos rubios.

—No tienes que disculparte...—dijo Taehyung después de apaciguar su llanto.—Soy... Soy yo quien debería, por ser tan brusco a veces y...

—Es por mi culpa.—Hoseok lo miró fijamente, apreciando las hermosas facciones del chico y aguantando las lágrimas que amenazaban con salir.

Taehyung gimoteó nuevamente y volvió a llorar, apegando el cuerpo del mayor al suyo.

—No... No es culpa tuya.—susurró el menor entre sollozos.

Los labios de ambos se encontraron en un beso necesitado. Las lágrimas que caían por las mejillas de Taehyung cesaron, y el menor colocó sus manos sobre los hombros de Hoseok, quien con su boca correspondía a los movimientos de la suya.

















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©Baby

Borderline  || HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora