Parte sin título 4: Mi vida y alma te pertenecen

66 0 0
                                    


-Yuri, abre –la voz de Mila, se escuchó al otro lado de la puerta -. Las cosas no salieron como lo habíamos planeado... pero te prometo que pensare en un plan mejor... podrás recuperar a Jean – su voz se escuchó emocionada -. Todo saldrá bien... abre, por favor -después de algunos minutos la puerta se abrió. Yuri, se paró frente a ella. Llevaba un morral -. Te prometo que...

-Gracias, bruja –sonrió. Era la primera vez que le agradecía a alguien directamente -. Pero no es necesario –su voz sonaba más suave de lo normal -. Esta vez tengo que hacerlo solo, pero necesito que me ayudes en una última cosa

Había pasado toda la noche pensando en cómo recuperaría a Jean, de una vez por todas. Y aunque había pasado la mayor parte de la noche anterior llorando por las palabras de Jean, al fin había logrado encontrar la solución a su problema. Esta vez el plan no podía fallar... era su última oportunidad. Si esta vez no recuperaba a Jean, tendría que resignarse a vivir sin él.

Respiro profundo cuando al fin llego a la casa de Jean. Tenía que controlarse, ya que no podía darse el lujo de equivocarse. Se agacho en el césped, y busco entre las hierbas y plantas ornamentales algunas pequeñas rocas. Camino con pasos lentos hasta la ventana de la habitación que sabía ocupaba Jean, y lanzo una de las rocas, pero nadie abrió la ventana. Lanzo la segunda, y cuando estaba dispuesto a lanzar la tercera, la ventana se abrió, mostrando el rostro de Jean.

-Necesito que bajes

-Creí que había sido totalmente claro contigo –su voz sonaba tan fría como la nieve, que en ese momento, empezaba a caer.

-Solo será un momento. Baja, por favor –su voz era tan humillantemente suplicante, que si no fuera por la situación, se hubiese avergonzado de sí mismo.

-Vete... y no vuelvas

-Jean... por favor –la actitud de Jean, era tan hiriente, que se le estaba formando un nudo en la garganta, que amenazaba con hacerlo llorar -. Solo quiero...

Pero la ventana se cerró. Jean, en verdad no quería verlo. Pero él no se rendiría tan fácilmente... no hasta que terminara el día.

-¡Jean, por favor! – el nudo en su garganta se deshizo, como temía, en llanto -. ¡Baja! -lanzo dos rocas más, pero la ventana jamás se abrió -. Si crees...¡si crees que me iré sin hablar contigo te equivocas! - confiaba...quería creer, que Jean, bajaría -. ¡Hasta que no bajes no me iré!

Dentro de la habitación Jean, se colocó los auriculares, y coloco la música lo más alto que pudo. No sabía que quería ese niño, y había decidido que no le importaba. Yuri, jamás volvería a importunarlo. Giro, inconscientemente, la mirada hacia la ventana. Había empezado a nevar más fuerte. Dentro de algunos minutos, si es que ya no lo había hecho, el niño fastidioso se iría.

Abrió los ojos. Sin percatarse se había quedado dormido. Detuvo la música, y se levantó, decidido a ir a la cocina. Bajo las escaleras, y cuando estuvo frente a la ventana, observo hacia afuera. Aún nevaba.

Después de prepararse algunos sándwich y chocolate, subió nuevamente. Se sentó en la cama dispuesto a comer, pero como si necesitara asegurarse de algo, su mirada nuevamente se dirigió hacia la ventana. Nevaba fuertemente. Sin ser consciente, se levantó. Sentada en el andén se encontraba una pequeña figura que parecía temblar.

Sin pensarlo corrió hacia afuera.

Inmediatamente abrió la puerta, el frió lo golpeo. Y sin ser consciente, apresuro más su paso. Yuri, había soportado esa temperatura por quien sabe cuándo tiempo, y él se había comportado como un idiota.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 06, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Hipnosis: El deseo oculto de tu mente y corazónWhere stories live. Discover now