Capitulo 3

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"No sabiamos lo precioso que éramos juntos ,
Nuestro tiempo de soledad se desvaneció".

SHINee- An encore.


Ciudad de Seul, 28 de agosto del dos mil seis

           

Estaba mirando por la ventana sintiéndome muy nervioso. Era la tercera vez en dos años que tenía que cambiarme de escuela y de casa. Y no era exactamente por qué mi madre cambiara de empleo, sino los constantes problemas que tenía en la escuela.

No importaba cuanto callara, los abusadores siempre dejaban alguna huella notoria, y cada vez que el ciclo de terror empezaba, mi madre insistía en cambiar de residencia. Eso era genial porque podía conocer nuevos lugares, pero hizo que no pudiera hacer amigos. Ni uno solo.

Igual nadie querría ser mi amigo, sería un suicido social ser amigo del sordo del salón.

--Minho te estaba hablando- dijo mi mamá, tenía que hacer que viera su rostro a veces para poder leer sus labios.

--Lo siento - murmuré.-¿Qué decias?

Apestaba.

Era medio sordo del lado derecho pero podía escuchar bien del izquierdo, lo que ocurría conmigo era algo más psicológico que biológico.  El medico había dicho que a veces simplemente no quería escuchar, y eso hacía que solo escuchara los sonidos en un tono muy bajo, y casi imperceptible.  Hacia eso a propósito a veces, las burlas constantes son soportables hasta cierto punto después de todo.

Aunque mientras crecía se ponía cada vez peor. A veces no podía escuchar para nada, entendi que nada se podía hacer para remediar mi mal pero tenía que vivir con eso. Aunque los niños de primero no entendían eso.

--¿No estás emocionado por la nueva escuela? - preguntó arreglando mi flequillo.

Asentí.

--Veras que los niños aquí no te molestarán mi amor- me sonrió

Claro, Claro.

Quien sea que diga que los niños de once años no pueden ser crueles mienten. Son los peores. Y son más fuertes de lo que parecen.

Había sufrido de burlas, insultos, golpes y muchísimas humillaciones. Habían roto mis cuadernos, escrito insultos en ellos, dibujado formas de tortura también, habian robado mis tareas. Obligado a que haga las suyras, acosado en el baño de la escuela. Y tantas cosas mas.

Todo por ser distinto a ellos.

No era mi culpa no escuchar del todo bien. Yo no pedí nacer así. Ni tampoco conocerlos.

--¿Quieres ponerte tu aparato Min?- preguntó mi mamá y yo negué.

Era aún peor cuando lo usaba.

Los profesores creían que tenía un Bluetooth en mi oído, lo cual era estupido ya que ni celular tenía y también constantemente se metían conmigo. Así que solo... no usaba el bendito aparato.

--Bueno...-dijo y luego ordeno en voz alta- Pero en la escuela lo usaras, deberías considerar la cirugía mi amor- estacionó el carro y salí.

No quería hablar de eso.

La cirugía que mi abuelo me había ofrecido como regalo adelantado de todas las navidades de mi vida, no era simplemente porque me amara, sino porque le daba vergüenza tener un nieto sordo. Y lo había dicho tantas veces mientras creía que no lo oía.

--Te ayudaré - grite yendo hacia la parte de atrás del auto antes que ella.

--Claro mi amor- me sonrio.

No soy el mismo / 2min /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora