La guerra entre hermanos se avecinaba, mejor dicho, ya estaba tocando sus tobillos.
Estaba resultando muy difícil para todos, especialmente para Hvitserk. Todavía tenía una duda que estaba comiendo su cabeza día y noche ¿Por qué salto de ese barco? ¿Por qué dejo a su mejor amigo, a su hermano Ubbe? ¿Realmente se sentía como su perro? Pero lo más importante ¿Podría Audney algún día perdonarlo?
Audney, la única mujer que lo motivaba, que podía hacerlo sentir que valía la pena ahora lo odiaba. O eso creía él. Su cara lo dijo todo cuando salto de ese barco. Y desde ese día sin que él supiera ella lo había despojado de su corazón, de su cabeza y de su vida.
Hasta pensaba que si en la guerra peleaba contra él, lo mataba. La hermosa valkiria gracias a un Ragnarson había dejado entrar la oscuridad hacía ella.
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— Depende de ti, Ivar. — comenzó a conversar Bjorn. — Si decides no pelear contra tus hermanos, tu no quieres pelear contra tus hermanos. Podemos llegar a un acuerdo. Y el Rey Harald no podrá contra nosotros. — sentenció.
El silenció reino unos segundos mientras unos a otros se miraban, la mirada penetrante del lisiado estaba fija, mientras el Rey Harald sostenía una mirada más burlona.
— Tienes mucho que perder, Ivar. Si quieres guerra, tendrás guerra. — habló la Reina acercandose cada vez más a él. — Pero ganes o pierdas, tú perderas. —
— Pero sin embargo, tú, Hvitserk. — señalo al rubio. — Tienes tiempo de salvarte. Te hemos traido una sorpresa para que reconsideres si estas del lado correcto. — sentenció Lagertha. — Audney, ven. — y realmente Hvitserk no quería presenciar este momento.
No era ni el lugar, ni el momento indicado para volver a verla. Pero los dioses lo quisieron así.
Ubbe atentamente trataba de decifrar la reacción de su hermano ante la llegada de la chica. Y quizas hasta Ivar quedó un poco sorprendido.
— ¿Quieres decir algo, Audney? — le preguntó Bjorn.
Aunque su cara lo decía todo, era lo más parecido al significado de desepción que había. Antes de que pudiera emitir una palabra rápidamente la interrumpieron.
— ¡Audney! Que sorpresa tenerte aquí — sarcasticamente confesó the Boneless. A lo que Hvitserk reaccionó.
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— No digo lo mismo. — secamente respondió. Su cara de había transformado en fría y dura. Recordo el porque estaba ahí. — ¿Por qué no me miras mi cara Hvitserk?
Lentamente su mirada fue levantandose hasta que por fin pudieron cruzar miradas.
— No lo entiendes. — trató de ser corto y preciso resumiendo todo. No demostrar mucho.
— Estas ciego si no puedes ver que Ivar te esta manipulando. — enfurecida gritó dejando al desundo sus sentimientos mientras una que otra carcajada se le escapaba a Ivar.
