¡Maldita sea! –exclamaba Inuyasha después de que perdiera de vista a Ahome- ¿Y ahora que se supone que he hecho?
Golpeó la tierna hierba verde con el pie y se sentó en el suelo a pensar, cruzándose de brazos. Se encontraba a unos metros del bosque en el que Ahome se había internado unos instantes antes, y trataba de pensar al tiempo que se rascaba la cabeza.
-¿Estas seguro de que no tienes idea? –Preguntó la anciana Kaede, que se acababa de colocar a sus espaldas
Inuyasha sorprendido volteó a ver a la anciana que lo miraba hacía abajo; después giró su mirada a Shipo quien había salido de la cabaña detrás de la vieja sacerdotisa, para después ir corriendo a perseguir a una mariposa, después de comprobar que el pequeño zorrito era completamente ajeno a lo que decían, volvió su mirada a la anciana.
-Claro que estoy seguro –respondió molesto-, desde ayer ha estado rara, ni siquiera me habla, pero tampoco me dice por qué
La anciana lo miraba fijamente tratando de descubrir la verdad en sus ojos, pero no veía nada fuera de lo común en ellos, era la misma mirada decidida con ese vago toque de dulzura que siempre trataba de ocultar.
-El corazón del ser amado siempre será un misterio, Inuyasha… -dijo al fin- Y es en la búsqueda del entendimiento de ese misterio que se encuentra el verdadero amor.
-¡Ja! -se mofó Inuyasha irritado a la vez que apoyaba su mentón en su mano- Como si tu palabrería me ayudara en algo…
-¿Por qué no la has seguido? –preguntó simplemente, ignorando sus anteriores palabras
-¿Que caso tendría? –se quejó-; de cualquier forma, no sabría que decirle…
-Creí que querrías preguntarle qué es lo que la molesta –dijo inquisidoramente
-Deja creer lo que haría o no haría… -le recriminó avergonzado
-De acuerdo, no lo haré –aceptó la anciana levantando las manos excusándose, aunque Inuyasha pareció pensárselo mejor puesto que siguió hablando
-En todo caso, si le preguntara que rayos es lo que le pasa (y no he dicho que quiera hacerlo), no me respondería, justamente por que está molesta conmigo.
-¿Cómo lo sabrás si no le preguntas? –insistió la anciana
-¿Cómo voy a saberlo? -y evidenció en su rostro la irritación con una mueca de molestia-, deja ya de interrogarme anciana entrometida, solo consigues confundirme
-Tal vez deberías actuar más y pensar menos, Inuyasha –recomendó la anciana torciendo su boca hasta formar un a sonrisa-, por que el tiempo transcurre y la partida de nuestra joven sacerdotisa se acerca cada vez más…
-Su partida… -reflexionó por un momento Inuyasha-, ¡Espera un momento, Kaede! ¿Qué quieres decir?
-No pensarás que Ahome se quedaría aquí para siempre, ¿o sí? –y al decir esto fijó su único ojo sano en los dorados ojos de Inuyasha.
-No, pero… -dijo aturdido repentinamente por la idea- ¿Por qué tendría que irse tan rápido?
-¿Acaso hay algo más que la retenga aquí? –cuestionó, esta vez con suspicacia; atenta a cada reacción del chico mitad bestia, en busca de alguna señal que le hiciera saber que era lo que ocurría entre él y Ahome
-N-no lo sé… -tartamudeó perplejo, pues por primera vez veía tan cerca su separación.
-Yo creo que sí lo sabes…
Y dicho esto, decidió seguir al pequeño Shipo, que ya se encontraba bastante alejado de allí, dejando a Inuyasha pensar con tranquilidad sobre el asunto, pues lo que ocurriera entre esos dos, tendrían que solucionarlo ellos mismos, ella simplemente le daba un empujoncito.
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"Complicado amor"
FanfictionMe cambie de cuenta y aquí seguiré publicando la historia.