Mae comía tranquilamente su comida, junto a su padre.
Ya muchas veces lo había visitado y nada la cansaba de estar con el, era atento con ella la hacía reír.
¡Hasta compartían los mismos gustos!
Mae no podría estar más feliz con su padre, lastima que se separó de su madre.
Pero es razonable, aún así quiero o no, su padre hizo cosas muy malas.
La chica sabía que ya había perdonado a su padre, pero esos sucios y aterradores recuerdos la perturbaban de vez en cuando, a la hora de dormir.
A veces la asiática se preguntaba en que estaba pensando su padre en inscribirla ahí, otras veces agradecia, agradecía de que su padre le haya adquirido tanto conocimiento y poder, a tal punto de ser superior a todos y saber cómo manejarlo.
Ella no sabía cómo sentirse respecto a eso, generalmente lo ignora pero ahora que está aquí, se le hace muy difícil.
- Padre- lo llamó su hija.
- ¿Que pasa?
- C-cuando estaba en ese experimento, t-tu lograste controlarme de mis capacidades- empezó a decir la nipona, notando como su padre se habia tensado- P-pero ¿Cómo lo hiciste?
Su padre respiraba un poco acelerado, bajando la miraba, asustado e incómodo.
Lo menos que podía hacer era mentirle a su única amiga.
- Y-yo- trago saliva- Yo te implanté un ship en tu cerebro- no sabía cómo explicarle esto a su hija, se lo ha estado guardando por mucho- Ese ship hace que tus habilidades sean controladas a través de un código que solo yo sé.
Mae lo entendía ahora, estaba un poco feliz por qué su padre le haya dicho la verdad pero por otra parte, estaba asustada.
- ¿C-cual es el código?
El padre de la chica tomo una servilleta y cogió el lapicero que estaba en su camiseta.
Le pasó la servilleta a así hija con algo escrito, ella la cogió y leyó mentalmente.
"Océano/Tocino"