Noche 3

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2:50 a.m. Estaba dormido, al fin pude quedarme dormido, pero algo hizo que me despertara. El demonio estaba allí, de cabeza, mirándome desde mi techo fijamente. De nuevo el miedo me invadió, no podía moverme, sus ojos me tenían inmóvil del miedo.

- Hola, dámelo -dijo rápidamente el demonio, este inmediatamente coloco ambas ¿manos? no sabía que eran, pero me sujetaban el cuello asfixiándome, yo luchaba para que me soltara pero él era más fuerte.

- noo-ooo-o -dije deforma entrecortada y baja, no podía hablar y ya comenzaba a ver destellos por la falta de aire, además nadie me oiría.

Sin soltarme y no sé cómo, sentí como me quito las sabanas de un jalón y creo yo que otro demonio me jaló de los pies. Un escalofrió recorrió mi cuerpo, el temor me dominaba, pero a mi mente vinieron 6 palabras que sabía que lo harían desaparecer de allí.

- La-a sangre-e d-de cristo-o ti-tiene pode-er -pronuncie con dificultad y entrecortado, apenas se podía oír mi voz, ya casi no veía nada solo destellos gracias a la falta de aire.

Ambos desaparecieron casi al instante de mi habitación dejándome nuevamente solo, no pude dormir en ningún momento después de eso.

7:49 a.m. Estaba en la cocina cuando entre mi primo y aprovecho la oportunidad de hablar con él.

- oye, donde compraste el libro -pregunte dándole la espalda, puesto a que estaba cocinando y no quería que se me quemara nada.

- eso... Eso es una herencia -responde indiferente y restándole importancia a la situación. No pude decir más nada, no quise decir más nada y no dije más nada, después de todo, no tenía palabras.

7 nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora