noche 5

30 3 0
                                    

4:00 a.m. Ya van 5 noches y no puedo más, escucho ruidos y rasguños, susurros y gruñidos, todos me atormentaron estas 5 noches seguidas. A causa de la falta de sueño todo se viene abajo, las ganancias en mi trabajo caen como avión empicada y mi cordura se deshace como hilo en el agua caliente.

Es cucho el sonido del timbre de mi apartamento sonar, me sobresalto de inmediato « ¿Quién viene a estas horas de la madrugada para acá? » pienso con miedo. Me levanto con cuidado y paranoia, mirando a todos lados mientras vigilo; no me quiero volver a topar con él.

Llego a la puerta de mi apartamento, miro a través del pequeño orifico de mi puerta; nunca supe cómo se llamaba, y vi que quien llamaba era Dubraska y su compañero (que ahora que lo pienso nunca supe su nombre). Los hice pasar, fingiendo que me encontraba tranquilo; ellos se sentaron en los muebles de la sala que conectaban a la cocina, mientras yo hice un té y saque un par de galletas, se las di a pesar de que eran 4:20 a.m

Un ruido de algo callándose se oyó desde arriba y de inmediato una oscura sombra o nube de humo se hizo presente frente a nosotros. Era confusa su forma, pues parecía que se deshacía y rehacía una y otra vez, pero a mi parecer era como una silueta humana de facciones muy alargadas.

- Ven, dámelo, lo necesito, ven -eso era lo que repetía una y otra vez en susurros, Dubraska y su compañero no decían palabra alguna, cuando los vi ambos se habían desmayado sin razón alguna- vas a morir, dámelo, te matare dámelo, sino me lo das te seguiré el resto de tu vida -dijo en un susurro distorsionado las últimas palabras, después desapareció.

En la mesa donde se encontraban el té y las galletas había quedado un charco de sangre que chorreaba al suelo. Los chicos despertaron un par de minutos después, muy desconcertados, puesto a que no supieron ni que les pasó. Dubraska me entrego el libro envuelto en una manta.

- Guárdalo y llévalo a un especialista de antigüedades -eso fue lo único que me dijo y después se retiró. Ya eran las 5:07 a.m. así que solo hice el desayuno, mientras miraba el libro con inseguridad.

Subí las escaleras con temor y toque la puerta de mi primo que aún estaba dormido, para que bajara a desayunar...

7 nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora