3.

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3.

De rodillas me alabaras

Y de pie yo te amare

Tu cuerpo conoceré

Y te llevare al cielo

Del placer.

Sus rodillas dolían. Era la primera sesión, el alfa no le había avisado, en la mañana se levantó como cualquier otro día. Preparo el desayuno, y comió en silencio junto al alfa, había lavado los trastes y estaba arreglando los cojines de la habitación del alfa cuando este llego y con una petición silenciosa le pidió que por favor lo siguiera.

Estaba usando toda su fuerza de voluntad para no temblar, el alfa frente a él solo se mantenía impasible, mirándolo con ojos oscuros.

Por cada vez que su espalda se curveaba tan solo un poco, las manos del alfa no dudaban en moverse y pasar la fusta por esta misma.

Mis rodillas a la altura de mis pies.

La presencia del alfa a mis espaldas, era abrumadora. Su olor era atractivo y duro, un olor poco común, demasiado fuerte y suave.

Era una posición muy incómoda.

Estaba sentado en el aire, mi espalda apoyada a la misma nada, mis muslos paralelos al suelo, mis pies estaban justos debajo de mis rodillas. Una bandeja sobre sus rodillas temblorosas, no podía dejar caer una gota de agua en la bandeja.

Sus piernas deberían mantenerse firme, para que los vasos se mantuvieran quietos.

Louis se aferraba con sus manos a la mesa, sus dedos picaban por acariciar la piel enrojecida de su omega, la fusta había dejado marcas rojas en su espalda desnuda.

Sentía la excitación del omega llegar hasta sus fosas nasales.

Era increíble que el omega reaccionara a él y este no se diera cuenta.

Ya el omega llevaba en la misma posición más de veinte minutos.

Harry se quejó, un quejido demasiado bajo y agudo, pero que Louis escucho perfectamente.

Louis moría por parar todo, pero no podía. Se sentía enojado y humillado, en cuanto dio la orden Harry no dudo en atacarla con cierto nerviosismo, solo hizo lo pedido en silencio, Louis espero alguna queja o por lo menos preguntara por su palabra de seguridad. Pero no, el omega solo se había puesto en posición y asintió en un movimiento de cabeza en cuanto se le pidió no dejar caer una sola gota del agua caliente en la bandeja. Harry no confiaba en su alfa y eso ciertamente dolía en el alfa, su lobo se regocijaba aullando dentro de sí mismo cada vez que el omega soltaba algún quejadito.

La mano del alfa se alzó y estrello con gran ímpetu la fusta en la espalda desnuda del omega, otra gota había caído. El omega temblaba y sus labios eran mordidos fuertemente por sus dientes para evitar dejar salir algún estúpido sollozo.

Harry quería tirar todo y lanzarse al suelo, su espalda ardía y podía sentir como poco a poco su piel se abría, sus piernas comenzaban a entumecerse y no dudaría mucho, pero no quería pedirle al alfa que se detuviera, no quería quedar como un omega débil frente a su amo. Antes debía agradecerle que la sesión estuviese siendo fácil, otros amos lo habían puesto en condiciones realmente insoportables, la humillación pública era la favorita de su primer amo. La de su segundo amo, era hacerlo sostener una vela encendida entre sus nalgas, después de que esta se derretía y quemaba su trasero se le ponía otra vela. Era un dolor realmente insoportable.

Omega. [Homoerotico/ Larry Stylison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora