5.

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El terror me invade, ¿eres tú?

Me haces sentir vivo, y después no sé.

Debo temer de ti, pero lo único que siento

Es que muero sino estas cerca.

Normalidad.

Harry no podía siquiera dirigir sus ojos hacia donde se encontraba el alfa, se sentía tan avergonzado por lo de ayer, que solo quería fundirse con las paredes de su alcoba y no salir nunca.

Pese a todo, el alfa estaba mucho más silenciosos, las pequeñas bromas al desayuno no estaban, solo estaba ahí comiendo en silencio, Harry podía intuir que todo se debía a que era luna llena, pero el comportamiento del alfa, era un poco tétrico, Harry aún tenía las llaves de la cabaña, él se sentía seguro con esas llaves a su poder.

Con un pequeño suspiro, se puso de pie y camino hasta estar a un lado del alfa, se dejó caer a sus pies sobre sus rodillas.

-Amo, ¿se encuentra usted bien?

En algunos momentos, Harry aliviaba las preocupaciones de sus amo con acciones como esas, hacerlos sentir fuertes, era una gran muestra de poder y autoridad, esperaba que con Louis fuera igual, no sabría cómo sentirse si seguían en aquel silencio, espeluznante.

La mano de Louis cayó sobre los rizos de su omega, una pequeña sonrisa tiraba de sus labios, había visto la incomodidad del omega frente a él, pero ahí estaba el. Dándole soporte y refugio, eso era alegador y sorprendente; ya que el omega se estaba preocupando por su alfa.

-¿Puedo contarte un secreto, dulce omega? – La cabeza de Harry cayó en un asentimiento. – Prometes que no le dirás a nadie.

-No es como si tuviese a quien decirle, amo.

Louis sonrió por esa pequeña acción de rebeldía.

-Crecí en un hogar, donde los alfas lo eran todo, y los omegas eran solo pequeñas putas para satisfacción del alfa y los betas no eran nada, solo estaban ahí para trabajar para los alfas, los alfas eran seres superiores, eran dioses, los omegas sus putas y los betas sus esclavos, ¿entiendes?, mi papa era el jefe de la manada, tenía a mi madre y otras omegas en la casa, ninguna estaba marcada, todos eran estériles, incluso mi madre. Mi madre era una omega pura y mi padre un alfa puro, era la única omega pura que poseía, por lo que tenía pequeñas cosas más que las demás, así que todas las demás le tenían envidia, las mujeres betas le hacían la vida imposible y las otras omegas las rechazaban, eran un equipo. Todas sufrían, pero mi madre eran la peor de todas, pese a las pequeñas cosas que mi padre le dio, el odio de sus aliadas fue tan profundo, que la condenaron a la muerte, la metían en problemas, la comida la dejaban quemar, cuando ella limpiaba las demás ensuciaban, hasta que un día la metieron en un cuarto del sótano con un alfa en celo, los alfas no respetan nada, son brutos y propensos al enojo. La violo, mi padre estaba de negocios en china, la violo por cinco días, consecutivos y las demás solo se jactaban de ella, ninguna sintió compasión, ninguna quiso ayudarla, cuando el celo del alfa termino, mi padre volvió, No sé cómo, pero mi madre se escondió en la misma mansión, pero se escondió, así fue durante cinco meses, salía a alimentarse de madrugada, hasta que un día una de las betas la encontró no dudo en llevarle la noticia a mi padre, que por boca de las demás mujeres se enteró del supuesto engaño de mi madre, la versión fue que mi madre aprovecho el celo del alfa para revolcarse con él, que ella se metió en su cuarto, no en el sótano. Sino en su propio cuarto, desnuda, que había amenazado a las demás mujeres con hacerlas matar gracias a su ''poder'' si le decían a mi madre, como te dije cachorro, los alfas son propensos al enojo, cinco meses cuando la encontró, mi madre no estaba sola, tenía un cachorro con tres días de nacido, mi madre había quedado embarazada, y lo había tenido de cinco meses, la salud del cachorro dependía de un hilo, mi padre enloqueció, él quería herederos, si los dos concebían una vida las probabilidad de que fuera un alfa eran altas. Tomo a mi madre y la arrastro del cabello hasta su habitación donde la violo durante semanas, fueron semanas de violación y abuso, golpes cuando mi madre caía dormida y golpes cuando por el cansancio no lubricaba. – Me detuve un momento de los recuerdos que me habían comentado. – Las demás mujeres muertas de envidia por aquella criatura que demostraba desde tan pequeña ser una alfa, por su resistencia a la muerte, la mataron. Asesinaron a mi hermana a sangre fría, la mataron con estaca en la cabeza, dos meses después mi madre estaba nuevamente embarazada y cuando pidió ver a su primer hijo, la llevaron ahí, la maldad de las mujeres no tenía perdón. La llavearon al calabozo, donde se esperaba ver a una pequeña niña de cinco meses de nacida, lo que se encontró fue el olor de la muerte y la sangre manchando el suelo, el pequeño cuerpo seguía ahí con una descomposición lenta gracias a sus células fuertes, mi madre se destrozó y después de darme a luz se suicidó. Tenía seis meses de nacido, cuando la vi tirarse desde lo alto de la mansión. – Voltee a verlo, lagrimas caían por sus suaves mejillas humedeciendo esos preciosos ojos verdes. Sus gruesos labios rojos estaban machacados por sus dientes. Era la imagen viva de la inocencia y la lujuria, era tan hermoso y excitante, que podía enloquecerme con tan solo suspirar. No era consciente de su poder de seducción. – ¿Sabes algo, cachorro? – Sus ojos me miran. No a la cara, sino al pecho. – Todo estoy que te estoy contando, me lo relato mi padre. No conocí a mi madre, por esa razón. Crecí en un hogar llenado por el odio, la envidia. Por eso mismo, no aprendí a controlarme, mi padre se descontrolaba y mataba a todo quien se le atravesaba, después de la muerte de mi madre, el siguió normal, follándose al resto de las omegas e incluso algunas betas. En cada luna llena, llame a mi madre y la vengue, mate a todas las mujeres de esa casa, acabe con todos y mi padre me envió al ejército. Fui fuerte y tenaz, la mayor amenaza para los demás ejércitos. No poseo ningún control, pero la muerte también me aburrió, así que hui de la manada y fingí mi muerte, nadie de allá sabe que vivo, y nadie de aquí sabe quién fui allá, solo tu cachorro.

-Ooh. – La boca de Harry cayó en show. La cabeza de Harry se inclinó hacia un lado en un tierno gesto que provoco dulzura al alfa de ojos azules. – ¿Te buscan?, es considerado como traición lo que hiciste.

Harry por mucho tiempo había sabido de los castigos por desobediencia, si, los alfas eran los seres más letales, sin embargo eso no los hacia impune de seguir ciertas reglas entre ellos mismos. La jerarquía era irrompible, era algo que nadie podía incumplir, los omegas tenían como ley seguir a sus maestros, los lobos seguían a su Alfa mayor, cualquier orden que diera debía ser cumplida inmediatamente.

Solo que Harry no sabía que Louis había sido el alfa mayor de su manada, Harry no sabía que Louis cargaba la muerte encima de su destino por traidor.

Abandonar a un alfa era castigado a muerte, pero que el Alfa abandonara su propia manda era castigado con el desmembramiento de su lobo, el dolor psíquico de perder a tu yo interior en mucho más fuerte que perder la vida en el fuego.

Louis cargaba eso, el llevaba la maldición de no sentir amor encima de su cuerpo, era el príncipe del dolor, solo encontrar a su omega destinado lo aliviaría de los chuzones en su corazón, Louis creyó pensar que Harry seria su destinado, pero pese a que lo tenía a su lado, el dolor no abonaba su cuerpo.

-No. – Murmuro Louis, sus ojos puestos en el recorrido de su mano por los rizos de su omega. – No me buscan, yo ya tengo mi castigo. – Y era verdad, el recordatorio estaba en las ronchas de su espalda, en las ojeras debajo de sus ojos, en su soledad y sufrimiento.

Harry mordió su labio, pensando en las palabras de Louis, el realmente quería entenderlo. Pero no podía, había tantas cosas de Louis que estaban sueltas como un rompecabezas, solo que ese rompecabezas tenia piezas perdidas, por lo que no se podía armar; Louis era toda una engina, era misterioso y atractivo, pero también era peligroso y amenazante, pero Harry se sentía seguro a su lado, se sentía protegido y alagado, se sentía de una forma maravillosa que hacía a sus mejillas sonrojarse, Louis era tantas cosas que Harry no sabía cómo expresarlo, Harry no tenía ninguna palabra para definir a su alfa, pero Louis si tenía un código para llamar a su omega. – Ternurita o rosa – por sus mejillas sonrosadas por el frio o la vergüenza, por su delgado cuerpo pálido, por su pequeña estatura y por sus hermosos rizos que parecían una cascada de pétalos marchitos en otoño, era únicamente precioso, Louis no podía asegurar que estaba enamorado, pero Harry tenía un aura que llamaba a tomarlo, poseerlo y marcarlo. Harry observo a Louis, este estaba de espaldas a él, con su fuerte y marcada espalda desnuda, era de un suave color chocolate, sus músculos se tensaban de una forma erótica sin necesidad de morbosidad. – Creo que es hora de salir. – Murmuro Louis, el solo deseaba pasar la luna llena con su omega envuelto en sus brazos bajo la luna brillante y azul, admirándolo, esperaba transformarse y refugiar a su omega del frio entre su pelaje. Pero lo único que tenía, era una maldición que algún día lograría encarcelarlo. Sus orejas se movieron ante el primer aullido, se acercaba y no sabía si eran cosas buenas o malas, Louis escondía tantas cosas, que no sabía cómo sacarlas de su pecho y decirlas en voz alta, el odiaba las mentiras y los secretos. Pero era justamente eso un mentiroso y un traidor. Louis tomo el rostro de Harry entre sus manos, acaricio sus mejillas con sus pulgares, tiro una pequeña sonrisa. – Te esconderás ahí cachorro, por tres días exactos, no saldrás y abrirás la puerta a nadie, ¿Me oyes?, es una orden. – Tenso las manos en el rostro de muñeca de Harry. – Por favor, haz caso a mis palabras. No te muevas del refugio, no salgas hasta que hayan pasado setenta y dos (72) horas, ¿vale? – Harry siempre había sido bueno captando amenazas, las palabras de Louis sonaron como una. El alfa lo soltó y retrocedió, y aunque aún faltaba micho para la luna llena, el alfa no volvió. Y Harry huyo a esconderse, escuchando muy lejos de su refugio el aullido de dos lobos. Louis se había reunido con su hijo, era hora de venganza. Había tantas cosas que Harry no sabía de Louis, que el alfa se prometió así mismo contarle, como había muchas cosas de Harry que solo el sabia y quería compartirle al alfa, tantas palabras sin decir, tantas cosas que podrían cambiar el curso de las cosas, que podrían cambiar el futuro por donde iban. 

Omega. [Homoerotico/ Larry Stylison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora