Omega. [Homoerotico/ Larry Stylison]

6.

6.

El deseo y la pasión, no siempre son amigos

El deseo algunas veces miente

Y la pasión siempre es oculta por el amor.

Era el momento, solo sabía que era así. O solo se debía a que el sol comenzaba a ocultarse entre las montañas, a que el caliente día comenzaba a irse convirtiéndose en una neblina fría, desde que Louis salió, solo pudo concentrarme en limpiar y hacerle abundante comida, mi deber siempre seria velar por el, por lo que prepare comida y bebida para cuando llegara; igual esparcí mi olor por toda la casa, encargándome d dejar mi rastro para que se acordara de mí y no se sintiera solo.

Mis piernas temblaban mientras corría por el bosque, me sentía tan asustado que solo podía acogerme en el gran abrigo beige de mi alfa, mis brazos solo podían aferrarse a una pequeña mochila donde llevaba comida y bebida; y claro las llaves de la pequeña cabaña; las lágrimas se acumulaban en mis ojos y pequeños sollozos se escapaban de mis labios, siempre había odiado estos días, todos mis antiguos alfas/amos lo atravesaban, y como siempre debía ocultarme; pero nunca había estado solo; siempre nos ocultábamos los sirvientes y yo.

Estaba aterrado, la soledad me iba consumir. Mi cuerpo tijereteaba mientras me acercaba al que sería mi refugio por los últimos tres días, el ardor en mis piernas por el esfuerzo y la opresión en el pecho solo se debían al terror; nunca me había gustado la soledad.

Me tomo veinte minutos poder entrar, la seguridad no era ninguna broma, justo cuando estaba por entrar vi unos pequeños ojos rojos pedirme ayuda, era un pequeño conejito que se refugió entres mis brazos en cuanto lo alce, su pelaje era tan suavecito, que solo no pude dejarle fuera.

La cabaña era simplemente hermosa, era grande y espaciosa, contaba con dos pisos y una pequeña terraza, la cocina era espaciosa y la nevera estaba llena en alimento fresco y limpio, tenía dos alcobas con baño, televisor y grandes camas; había un pequeño cuarto que no tenía la llave en el montón que el alfa me dio.

Jadee en cuanto vi el patio, era frondoso y verde, había grandes árboles con copas altas y un gran cultivo de arroz y algodón e incluso había un huerto de uvas.

No sé cuánto tiempo me llevo regar todas las plantas, incluso barrí y limpie el polvo, después de una gran jornada de limpieza, me tire en el verde y mojado pasto con un libro de cocina, me encantaba aprender cosas nuevas, la cocina y la fotografía eran algo de lo que me había enamorado desde muy pequeño; procedo de una familia alta de alfas y betas, por lo que mis padres desde muy pequeño me enseñaron como cocinar y acerca de la limpieza del hogar; eran padres que pese a su alto rango de alfas y genes dominantes eran conservadores y humildes; nunca creí que tan solo fuera apariencia, porque cuando a mis once años mis hormonas reaccionaron no dudaron en exiliarme de la familia, me convirtieron en otra criada más, hacia la limpieza de los cuartos de abajo y los baños, era el encargado de la comida en los grandes y eventos y se me fue prohibido asistir a la boda de mi hermana mayor, y cuando me entere de su embarazo, nadie me dejo acercarme a ella, se me fue tan claro que no eran mis sobrinos, que Gemma no era mi hermana y Jack tampoco, lo que más me dolía era el rechazo de Jack, éramos mellizos, nacidos el mismo días pero en diferentes años, Jack era mi hermano mayor por tres años, el cuidaba de mí y me protegía, pensé que no me dejaría siendo un omega, pero cuando nadie lo veía el me golpeaba, me humillaba y me maltrataba, pude haber soportado cualquier cosa menos el rechazo de mi querido hermano, pensé que me quedaría como un omega de la gran mansión Styles para toda la vida; hasta que un día fui invitado a la ceremonia de bienvenida y fraternidad que nuestra manada arreglaba cada años para fortalecer lazos con otras manadas fuerte, creí que me estaban aceptado y que me pedirían disculpas públicas, incluso lo creí cuando me hicieron desnudar, incluso cuando Gemma y Jack me miraban con superioridad desde los tronos de la familia.