Un adiós no maquilla el dolor de la despedida y un hasta luego solo es una vaga ilusión de corazones afligidos. Olvidar será imposible, recordar será nuestra fuerza para decir adiós a un pedazo de nuestras vidas.
Hoy nuestras almas lloran y nuestros cuerpos sucumben ante la nefasta realidad de que ya no estás y qué tú hombro no estará ahí para reposar nuestro llanto.
Al final solo nos queda la tenue imagen de tu sonrisa como el recuerdo de tu alegría, esa que entre ratos nos hacía recordar lo vivos que podíamos estar, esa que ahora necesitamos para hacernos creer que todo estará bien.
Nos quedan los momentos, las experiencias y ocurrencias, ahora solo tenemos memorias, memorias que se opacarán con el tiempo, mientras lo cotidiano nos hará superar lo afligido que ahora nos resulte el alma.
Si ves caer lágrimas de nuestros ojos, no te preocupes, tú solo sigue pedaleando hasta que vueles tan alto como tus sueños que aún quedan intactos, pues ahora querido amigo, mi inesperado hermano, ahora eres libre.
(Daniel Calderón Hernández 08-04-2018
Hasta pronto hermano, paz a tu alma, nunca te olvidaremos)
