Capítulo XXV: Flower road

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«No puedo morir aún doctor. Todavía no. Tengo cosas que hacer. Después de todo, tendré una vida entera en la que morir».

[Carlos Ruiz Zafón]

El funeral se celebró a las once de la mañana del día siguiente. Draco estaba de pie a un lado de la tumba de Avery, observando como el ataúd descendía lentamente hasta el final del hueco y como dos hombres comenzaban a tirar tierra sobre la caja de madera. No hubo flores, ni lágrimas, ni palabras compungidas.

Draco tenía su mirada fija en la lápida, sus ojos repasando una y otra vez el nombre allí puesto. Hermione estaba a su lado, cogida de su mano y con la mirada vista clavada en el mismo sitio en la que estaba la de él. Pansy también estaba allí, unos pasos más alejada y con las manos entrelazadas delante de ella.

Los de la funeraria se fueron cuando terminaron de enterrar el ataúd y aplanar el terreno. Hermione y Pansy intercambiaron miradas entre ellos antes de alejarse del lugar y dirigirse a la entrada, dejando a Draco solo junto a la tumba. El rubio inspiró con fuerza y se acercó varios pasos hasta quedar delante de la lápida. Se agachó y con la varita conjuró unas flores blancas, sus pétalos congelados para que nunca se marchitasen.

Repasó con sus dedos cada letra y número marcados en el trozo de piedra antes de levantarse y emprender el camino para dar con las chicas. El adiós había sido dicho días atrás, y Draco no creía necesario decirlo una vez más, después de todo ya no había nadie que los escuchase y terminaría siendo una palabra innecesaria susurrada al viento.

Matthew Alexander Avery.

1923 – 2003

....

Hermione y él entraron a la oficina del abogado que llevaba el caso de Avery desde hacía varios años. Se sentaron frente a él y esperaron a que sacase los papeles que debía leer: la última voluntad de Matthew.

—Bueno, aquí está todo —dijo el hombre cuando ordenó los documentos—. No nos llevará mucho tiempo, el señor Avery simplificó su testamento hace varios meses, en julio, creo recordar. Y unos días antes de morir hizo la simplificación de todo.

Ni Draco ni Hermione dijeron algo al respecto y el abogado prosiguió.

—Muy bien, leo: Yo, Matthew Alexander Avery, en pleno uso de mis capacidades mentales declaró único heredero de todas mis posesiones al señor Draco Lucius Malfoy, con quien he pasado los últimos cuatro años de mi vida y se convirtió en la única razón que me mantenía con vida. —El abogado carraspeó—. Lo que voy a leer ahora son palabras que el señor Avery dedica exclusivamente al señor Malfoy, más allá de las cosas propias que debe poner en el testamento —aclaró y entonces continuó.

»Muchacho, a pesar de todos los golpes que te ha dado la vida, me has demostrado que eres capaz de seguir levantándote cada mañana y seguir viviendo. Eres un ejemplo de superación en muchos sentidos, pero como ya sabes, hay cosas que uno no puede arreglar por arte de magia. Ya te lo dije en la celda y te lo vuelvo a decir ahora a través de unas palabras escritas con tinta y un extraño recitándolas: estás por el camino equivocado, desgraciadamente, has perdido el rumbo, pero has sobrevivido a la Reina Roja y por ahora has evitado que te corten la cabeza, así que toma aire, céntrate y comienza a caminar por el camino correcto. Y no te preocupes, porque cuando llegues hasta el Mago de Oz, encontrarás que lo que dejaste en camino erróneo estará ahí para ti y será tu momento de comenzar a vivir. Sin miedos, sin fantasmas del pasado, sin sesiones en un psicólogo y sin un viejo loco que todo lo cuenta con referencias muggles. Da un paso adelante, Draco, y comienza a pisar las baldosas amarillas.

Redención [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora