«Y de repente llegas tú. Nunca había conocido a nadie que de verdad pensara que yo valía la pena. Hasta que te conocí a ti y lograste que yo también me lo creyera, así que por desgracia te necesito... y tú me necesitas a mí».
[Amor y otras drogas]
Draco se encontraba tumbado en el sofá del apartamento de Hermione. Habían salido a cenar esa noche a un restaurante italiano y tras una larga caminata por las iluminadas calles de Londres se habían dirigido a la casa de la mujer. Hermione estaba en la cocina llenando dos copas con vino tinto mientras él observaba el techo, perdido en sus pensamientos.
—¿Estás contando las telarañas de mi casa? —preguntó la castaña con burla cuando llegó a su lado.
—Quizá —comentó vagamente—, pero no. Aunque no estaría mal que un día decidieses limpiar el techo, está un poco descuidado en las esquinas.
Hermione puso los ojos en blanco y se sentó en el suelo, al lado de Draco, y le tendió una copa.
—No llegó hasta ahí arriba —replicó para justificarse y el rubio sonrió de lado.
—Eres bruja, Hermione, puedes utilizar la magia para limpiar.
—Claro, ¿cómo no se me había ocurrido antes? ¡Qué tonta soy! —comentó con sarcasmo y ambos se echaron a reír—. ¿Por qué estamos hablando sobre las telarañas de mi casa?
Draco se acomodó mejor en el sofá, mirando a Hermione a los ojos, una sonrisa petulante en el rostro. Hermione sonrió de la misma manera, acercándose más a Draco y colocando su mano libre sobre el estómago del hombre.
—No lo sé, fuiste tú quién sacó el tema en primer lugar —respondió Draco—. Pero creo que la higiene de tu hogar es un tema interesante, no todos los días se habla del hogar insalubre de Hermione Granger, la gran heroína de guerra.
La castaña rodó los ojos, pero terminó riendo ante las ocurrencias de Draco.
—Estoy segura que algo así le encantaría a Corazón de Bruja —dijo y suspiró con falsa resignación—, ya me imagino sus titulares: ¡Hermione Granger, heroína de guerra y mejor amiga de Potter, tiene telarañas en su casa! ¿Se deberá esto a algún tipo de trastorno? ¿O tendrá algún mensaje oculto que no entendemos? Más información en las páginas doce y trece —canturreó y Draco se echó a reír.
—Te faltó añadir el: Nos leemos pronto, mis queridas Skeeters. —Fue el turno de Hermione para reír, la entonación aguda de Draco para imitar a Skeeter le provocó lágrimas en los ojos de tanto reírse.
Ambos terminaron estallando en carcajadas sin razón alguna, envueltos en esa atmósfera de comodidad y confianza. Cuando consiguieron tranquilizarse Draco se bajó del sofá y se colocó delante de Hermione.
Se miraron fijamente durante algunos segundos, acercando sus rostros inconscientemente y sintiendo como la respiración ajena chocaba contra sus labios. Draco delineó los labios de Hermione con sus dedos antes de acercarse hasta que apenas había espacio entre ellos. Rozaron sus labios una y otra vez hasta que por fin se juntaron.
Se besaron como si tuviesen todo el tiempo del mundo, reconociéndose una vez más y disfrutando del contacto con los ojos cerrados y sus corazones latiendo al mismo ritmo. Sólo se separaron cuando el aire fue completamente imprescindible aunque no tardaron en volver a unir sus labios en otro beso.
Draco recostó a Hermione en el suelo, situándose encima de ella y apoyando sus brazos a cada lado de su cuerpo. Las manos de ella viajaron a su pelo y se enredaron entre sus mechones, tirando ligeramente de ellos mientras se dejaba llevar.
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Redención [Dramione]
FanfictionTras ser juzgado y hallado culpable de varios delitos, Draco Malfoy confiesa sus sentimientos a Hermione Granger delante de todos antes de que lo trasladen a Azkaban. Ahora, cuatro años después, vuelve a ser libre y le toca aprender a enfrentarse a...