||Capitulo 11: Confessions||

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El beso entre el francés y el irlandés se prolongó, llegando hasta la cama entre más besos, caricias y mordidas, todos estos llenos de hambre de amor y pasión.
Hicieron el amor sin siquiera tener que pensarlo, se extrañaban, se necesitaban, se amaban, y no perderían ni un segundo. A Laf no le importaba como terminaría al día siguiente, en cuanto Hércules estuvo dentro de él supo que había venido para quedarse... y no lo rechazaría.
Las envestidas eran fuertes, le sorprendía como el irlandés recordaba cómo le gustaba que embistiera, a que velocidad lograba llegar al punto dulce del francés, llevándolo hasta los cielos, como recordaba sus posiciones favorita, sus fetiches, incluso el sonido de us gemidos al estar cerca del orgasmo.

-•-

Lily caminaba por el cuarto de su pareja, nuevamente, usando su ropa, no comprendía por qué las mujeres debían usar corsés tan ajustados cundo los hombres usaban camisas únicamente y se veía bien... pero ese no era el punto.

-Hércules ¿cómo se lo digo?- le preguntó la menor al sastre, quien terminaba de coser un abrigo roto de su amado.

-Con palabras linda, con palabras- respondió concentrado

-No es tan simple.

-Sabes... ¿por qué no lo tiras a la cama y tienen sexo?, hoy por la noche Laf y yo saldremos, pueden hacerlo y él lo verá.

-No se puede hacer hasta después del matrimonio.

-Y tu suegro y yo ¿qué?

-...

-¿Vez?... vamos, plántate frente a él y díselo, no tengas miedo al rechazo, el no puede rechazarte.

-Tiene todo el derecho a hacerlo...

-No, ¿sabes por qué?

-¿Por qué?

-Porque te ama.

-•-

Theodosia se encontraba frente a la puerta de la casa de los Hamilton, esperando a que su mejor amigo pasara a través de ella. Estaba decidida, le diría toda la verdad de lo que sentía.
Ya sabía que iba a decir, cómo, cuándo y dónde... pero lo que le preocupaba era el cuando, ya que si Philip tardaba más en salir lo mataría.
Después de unos segundos la puerta se abrió, dejando ver al pecoso, quien le ofreció su brazo a la joven. Theodosia rodeó el brazo de su amigo con el suyo y partieron camino hacia una pequeña cabaña apartada de la ciudad.

-•-

Entraron a la casa usando una llave escondida bajo el tapete de la puerta principal. El lugar era pequeño, apenas poseía un baño, una habitación matrimonial y una cocina unida al comedor... pero aunque fuese un lugar pequeño, les gustaba. Ya habían ido algunas veces, más que nada Philip y Francis a la hora de realizar sus actos de intimidad, pero igualmente, entre los cinco se habían esforzado por restaurar ese espacio, cambiando algunos muebles, restaurando algunas ventanas e incorporando alfombras.
Ese había sido su proyecto durante los últimos tres años, y estaba a punto de ser concretado.

(Y si no había sido nombrado hasta hora... me hago cargo como narradora)

Ese día el lugar estaba lleno de velas. Estas abundaban en el baño, en las esquinas de la bañera y lavamanos, al igual que en la habitación, en las mesas de luz, la cabecera y piecera de la cama (si chicos, se dice piecera... es orrible ese nombre DIOS), ¿la razón?, Philip quería hacerle una sorpresa de aniversario a su pareja.
Comenzaron a charlar mientras preparaban algo para comer, Hamilton no paraba de recitar sus poemas, emocionado por ver de nuevo a su pareja luego de tanto tiempo. Mientras tanto, Theodosia trataba de ocultar sus nervios, ya que mil cosas pasaban por su cabeza, mientras juntaba el valor para...

Helpless |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora