1. El inicio del caos

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Mi nombre es Annabell Meller, tengo 26 años, tez blanca, cabello rubio, ojos color miel, soy abogada y había vivido con mi padre Josue Meller toda mi vida, él era mecánico, pero no le me había faltado nada en la vida, lo adoraba.

Mi madre falleció cuando tenia 7 años, así que no tenia demasiados recuerdos de ella, solo se que nos amaba con la misma locura que nosotros a ella.

Era un día lluvioso en Frankfurt, Alemania. Tenía más de un año viviendo en aquella ciudad majestuosa, llena de historia, de negocios y poder. Era la viva imagen de lo que se puede reconstruir de las cenizas.

Se acercaba la fiesta de fin de año de la empresa, REBER INC, tenía ocho meses trabajando en el departamento legal de dicha compañía que se dedicaba a la construcción de grandes edificaciones en todo el mundo. Gracias a un amigo de su padre había logrado una entrevista, la Señora Ebba Baum supo que Anna era la indicada desde el momento en que entro a su oficina, se había convertido en la mano derecha de Ebba, todos los documentos y papeleos legales de la empresa eran revisado por ambas antes de ser firmados ya que Ebba decía que Anna le traía buena suerte en sus negocios.

Ese día había decidido por colocarse unos pantalones de talle alto grises, una blusa color coral y su blazer a juego con el pantalón, aparte de traer sus guantes negros, su bufanda blanca y su gabardina negra para el frio. Ese día se colocó sus tacones cerrados color crema ya que el frio era tremendo.

Al entrar a su oficina noto que no había llegado nadie aun, era de esperar, siempre llegaba demasiado temprano. No perdió tiempo y se puso a revisar un contrato que estaba a punto de firmarse con unos ingenieros para la construcción de un Hotel en la ciudad.

Habian pasado ya alrededor de 20 minutos y estaba por terminar la revisión cuando diviso unas manos varoniles sobre su escritorio y un estupendo olor a perfumen de hombre.

- Señorita Meller, buenos días, el contrato que le envíe a Ebba ayer lo necesito para las 10:00 am. – dijo aquel glorioso hombre, Adler Reber.

- Si Señor Reber, en 20 minutos estará en su oficina.- le dije sin poder quitarle la mirada de esos estupendos ojos grises.

- Muchas gracias, espero la puntualidad.- dijo el dándose la vuelta y dejando su exquisito perfumen por todo el lugar.

- ANNA! – exclamo Cristina, que acababa de entrar a la oficina – despierta niña, si quieres te doy un recipiente para la baba.

- ¿De que hablas Cris? Sabes que el no me parece nada atractivo. Solo es intimidante – exclame sintiendo el calor detrás de mis orejas

Cristina Martin, era mi compañera de trabajo y amiga íntima fuera de ahí, era una chica exquisita, alta ojos verdes, cabello rubio y mil chicos detrás de ella. Vivíamos juntas desde hacía ya 5 meses ya que era más cómodo pagar la renta entre dos personas y a ninguna nos gustaba vivir solas.

- Por dios Anna, quedaste hipnotizada! – Cristina me hablaba por encima de sus gafas de sol mientras dejaba el desayuno en su escritorio.

- Tonterías – me acerque para robarle un pastelillo – anoche no llegaste a casa, ¿otro romance?

- No para nada, lo llamaría más un "buen polvo" – se sentó en su escritorio calzándose sus tacones – pero no creo que llegue a "romance".

- Típico. – rodé los ojos y me senté en mi lugar – ¿ya tienes vestido para mañana?

- Rayos! ¿La fiesta es mañana? Pues NO. No tengo vestido aun, ¿vamos luego del trabajo?

MellerWhere stories live. Discover now