Como toda una muerta en vida, comencé a recorrer las calles llenas de latas y botellas, tal y como lo esperaba del enorme evento que convocó a cada uno de los pueblerinos e, incluso a aquellos de fuera; tampoco faltaron personas dormidas en algunas tiendas y parques, o simplemente en las aceras, debido a ello, desvié demasiado mi camino, rodeando calles y callejones para poder pasar a casa de mi madrina y pedirle el favor de cuidar del pequeño felino, ya que dejarlo en casa es como darle la libertad a mi madre de devolverle su vida callejera, y era imposible que pudiera entrar a clases con él en la mochila.
Un par de minutos de charla con la mujer, ya mayor, y estando segura de que el animal estaría bien, regresé a la calle ancha para unirme al inmenso grupo de chicos que caminaban cabizbajos hacia la entrada del instituto, como peregrinos siguiendo sus dogmas. A minutos de la caminata comencé a seguirlos del mismo modo, perdida en mis ideas y fantasías con la mirada adherida al suelo, como si este fuese la obra de arte más interesante que jamás haya existido.
Son estos momentos en los que mi mente toma un paseo entre memorias inusuales, e incluso se divierte combinando mi vida con las lecturas que últimamente he consumido; pero extrañamente desde hace un par de días, todas aquellas imágenes, exceptuando una, se tiñeron de un vivo color carmín. Aquella que se salvó de ese cambio captura la tarde en que Jacob yacía sobre las escaleras de la solitaria casa, que sigue siendo mi último recuerdo. Si quiera he podido memorizar lo que hago o el porqué suceden, son simplemente como extraños impulsos. Me hace sentir como una marioneta que solo obedece ordenes y no tiene sentido el moverse, más allá de un entretenimiento para algo superior a mi.
Terminé perdiéndome en mis pensamientos llenos de alternativas diferentes, que no me dí cuenta de que los grupos delante mio se habían detenido dando lugar a mi torpeza al chocar con un chico más alto que yo. Este giro y me observó, más sorprendido que enfadado, fijando su enrojecido mirar en el mio.
— Ten más cuidado — contestó con una tétrica voz.
Aquellas simples palabras, acompañadas con ese tono, me hizo sentir incluso la necesidad de rogarle por mi perdón.
— lo... Lo siento — me disculpé ocultando mi rostro de su analítico y frío mirar.
Después de una corta pausa, la masa de gente comenzó a avanzar y él entre ellos como un perro ovejero tras su rebaño. Yo no quería moverme de mi lugar, sentía una dominante sensacion de panico, similar a la que genera la obscuridad de la noche en un nictofobico.
— ¡Cynthia! — una mano tocó mi hombro sacándome, con un susto, de mi parálisis — oh, disculpa si te asuste — Agite un poco mi cabeza buscando a la persona que se posiciona frente a mí con una enorme sonrisa que mostraba, casi completamente, su dentadura.
Negué escondiendo la incomodidad en la que me había encerrado por un par de segundos. Era aquella sensación de desnudo total, cuando crees que tu mismo cerebro te ha engañado y confesado autoritariamente todo acerca de ti.
— ¿Cynthia? ¿te sientes bien? — cuestionó la pelirroja frente mio. Inmediatamente asentí mientras estimulaba mis músculos a sonreír, o algo parecido. — Bueno, te estuve siguiendo todo el camino... Cuando fuiste a dejar a tu gato a mi casa te iba a pedir que fuéramos juntas, pero parecías tener prisa — expuso cruzando los brazos a la altura de su busto. Su manera más directa de decirte que espera tu respuesta.
— lo lamento, debía alcanzar a alguien — contesté avanzando tranquilamente por el resto del pasillo hasta los bebederos más cercanos. Notaba mi boca demasiado seca, casi podía sentir como mis labios se partían a falta de la humedad.
— ¡oh! ¡ANGEL! — gritó Esmeralda mientras yo me dedicaba a hidratarme
.
Escuché un par de pasos acercarse a nosotras y un gentil saludo. Limpié mi boca ya más satisfecha con la sensación y giré recibiendo el saludo de un chico rubio muy bien destacado físicamente.
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De La Muerte... Enamorada.
FantasyEl amor suele generar ansiedad a quien lo vive, pues da vida a lo mismo que mata, tal como la rosa de dulce aroma y enormes espinas; sin embargo, se suele mencionar que por locura o naturaleza nos aferraremos a lo mas difícil e inusual sin importar...