Número 2: La bebida que se derrama.

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Con una sonrisa tranquila, Draco cambió el lugar detrás de la caja con una de sus compañeras de trabajo. Ninguno dijo nada mientras él se dirigía silenciosamente a la trastienda para revisar el inventario como cada tarde, al finalizar la jornada, cuando ya no había clientes por los cuales preocuparse.

Draco abrió la pequeña puerta de color amarillo y anotó todo lo que todavía tenían disponible; rosas frescas que durarían hasta el fin de semana y narcisos blancos que entregarían al día siguiente para una ceremonia nupcial. Todo cuidadosamente conservado en agua y la temperatura perfecta.

El chico del almacén también estaba allí. Le dedico a Draco una brillante sonrisa que él correspondió sintiéndose un poco extraño. Aún no se acostumbraba a la amabilidad de los muggles, o a la amabilidad en general, pro intentaba no ser demasiado quisquilloso al respecto. Después de todo, había decidido darse a si mismo una segunda oportunidad.

Una vez que la actualización del inventario estuvo lista, Draco se despidió de sus compañeros y se dirigió a la trastienda donde sus pertenencias descansaban dentro de un pequeño casillero sin candado. Dentro dejó todas sus herramientas de trabajo; unas pinzas, un par de guantes amarillos y unas tijeras. Inmediatamente después se deshizo de su delantal, el cual también arrojó dentro del casillero justo después de haber tomado su bolso.

Revisó que todas sus pertenencias estuviesen dentro, ya antes se había dejado el móvil o la cartera en el mostrador y ese día no tenía tiempo de volver a la florería una vez se hubiese marchado. Cuando confirmó que todo estaba en orden, tomó su chaqueta y su bufanda y salió por la puerta de atrás.

Draco se ajustó la chamarra y la bufanda cuando el frío viento de otoño le golpeó en el rostro, la brisa colándose por entre sus mechones de cabello rubio. Miró el cielo, estaba un poco nublado. Pero esperaba que no lloviera pronto, no tenía un paraguas y no le apetecía empaparse. La última vez que la lluvia lo había tomado desprevenido había terminado en cama, con fiebre y demasiados gastos médicos. Draco siempre había sido demasiado delicado de salud para su gusto y debía cuidarse más que el resto de la gente.

Caminó por las concurridas calles de Londres, con la vista en las vidrieras de los locales más llamativos. Draco, al haber crecido en una familia adinerada, siempre había sido adicto a las compras. Le gustaban las cosas bonitas y de calidad y desde siempre había destinado cantidades absurdas de dinero en lo mejor del mercado, pero ya no podía darse esos lujos.

Ahora era un joven de veinte años, sin estudios válidos para los muggles, ni padres que le ayudaran económicamente. No que realmente le molestara. Llevaba muy bien su nueva vida y no echaba en falta el derroche innecesario. Cada que lograba comprar algo que realmente quería, sólo podía sentirse orgulloso de sí mismo por haber trabajo para ello.

La chaqueta que llevaba encima le había costado casi un mes de trabajo de tiempo completo. Y sus zapatos, unos elegantes mocasines de cuero café habían sido adquiridos con otro tanto de lo mismo, sólo que cuando finalmente logró juntar el dinero, encontró el calzado en oferta. Jamás había estado tan feliz por las rebajas.

Una pequeña gota de lluvia cayó sobre su respingada nariz, haciendo que la arrugara de manera tan divertida que un bebé, que iba con su madre delante de él, soltó una carcajada. A Draco jamás le habían gustado mucho los niños, pero aun así le sonrió de vuelta, e incluso volvió a arrugar la nariz sólo para hacerlo reír de nuevo.

El bebé le imitó y soltó una carcajada más ruidosa que la anterior y la madre volteó para ver qué ocurría. Draco se sonrojó, ligeramente apenado por haberle enseñando al infante a hacer una mueca que él sabía que podía ser malinterpretada como una mala mueca. Era el mismo gestó que años usó para burlarse de sus compañeros en el colegio, pero la mujer no se ofendió, solamente le dirigió una pequeña sonrisa y siguió con su camino.

Cinco cosas que Draco imaginó cuando se encontró con Harry Potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora