Número 5: Felices por siempre.

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Se aparecieron en medio de la pequeña sala de estar del apartamento de Draco, ambos completamente empapados, escurriendo de pies a cabeza. Draco ni si quiera había notado que la lluvia fuera tan fuerte, pero allí estaban, mojando el suelo de madera que se oscurecía con cada gota.

Se quedaron en silencio, aún tomados de las manos. Draco no tenía el valor de apartarse ni un centímetro, pero la situación lo estaba poniendo muy nervioso. Harry no lucía mejor y Draco no sabía si había pescado un resfriado o si sus mejillas estaban tan rojas de la vergüenza. Tampoco se animó a preguntar.

Transcurridos unos breves tres minutos que se sintieron como 30 años, Draco abrió la boca para ofrecerse a traer algunas toallas y algo de ropa seca, pero antes de que pudiera hacerlo, Potter se encargó del agua con un movimiento de varita. La sensación cálida de su magia acariciándolo suavemente hizo que Draco se estremeciera. Había pasado mucho tiempo desde había estado en contacto con una sensación similar y fue agradable. Solo entonces se dio cuenta de lo mucho que extrañaba poder hacer magia.

Una vez que se secaron, se esfumaron los pretextos para salir de allí. Draco se removió sintiéndose un poco extraño. Él y Harry estaban demasiado cerca debido a la aparición conjunta y ninguno se había atrevido a moverse demasiado hasta que Draco finalmente dio un paso hacia atrás y aunque Harry le miró como si temiera que escapara, él simplemente caminó hasta la cocina donde encendió la estufa y colocó la tetera con algunas de las pocas hiervas que le quedaban en la alacena.

—Me alegra ver que te has adaptado —dijo Harry, recargándose en la barra de la cocina, como si lo hiciera todos los días.

Draco sonrió por reflejo. Jamás había entendido como alguien podía ser tan espontaneo. Desde que tenía uso de razón todos sus movimientos, todas sus palabras, siempre fueron calculados con mucho cuidado, y cuando no, las cosas siempre salieron terriblemente mal.

—Supervivencia del más fuerte, le dicen. Hubieras visto la primera vez que intenté usar el horno de microondas, el chico de la mudanza tuvo que enseñarme. Parecía divertirse con mi inexperiencia. Ni si quiera sabía cómo conectarlo —hizo una mueca, recordando el ridículo que pasó en ese momento—. Pansy consiguió varios libros de estudios muggles para mí después de eso. Así conocí los DVD.

Una vez que Draco colocó la tetera sobre la estufa miró a Harry. Sus ojos verdes inspeccionaban su pequeño apartamento con curiosidad. Fueron desde la cocina hasta la sala de estar, donde una enorme caja de cartón llena de DVD descansaba junto al televisor. Los ojos de Draco siguieron esa misma línea por reflejo. Si Harry notó a través de su mala visión que la mayoría de los títulos eran de comedias románticas no dijo nada y él lo agradeció en silencio.

—¿Cuál fue la última que viste? —le preguntó y Draco no pudo descifrar si era genuina curiosidad o si era una forma de llenar el vacío.

­­­­­­­­­­­­­­­­­—When Harry Met Sally

—Comedia romántica. Esa es linda.

—¿La conoces?

—Claro, que ya no viva entre los muggles no significa que no vaya al cine de vez en cuando. Me gusta la escena final. Cuando Harry se confiesa. No puedo creer que hayan pasado tantos años para que se dieran cuenta que estaban enamorados.

—Diferentes ideales; hacen que pienses que jamás podrías ser compatible con esa persona, aunque sientas lo contrario —Silencio. Ese comentario se sintió, de alguna manera muy personal. Tal vez lo era—. O algo así... —añadió para no sentirse incómodo, agregando el té a la tetera.

—Parece que sabes de lo que hablas —Harry no estaba burlándose, parecía genuinamente atento a su respuesta.

—Yo... tal vez.

Cinco cosas que Draco imaginó cuando se encontró con Harry Potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora