Número 4 : El beso bajo la lluvia.

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—Está casi perfecto —dijo mientras la mirada expectante de su clienta esperaba un veredicto a su idea —Pero creo que un poco de color haría resaltar los ramos. ¿Qué tal un rosa bebé? Hay unos tulipanes muy bonitos con ese color.

La mujer entrecerró sus ojos muy lentamente mientras miraba su organizador de boda con el ceño fruncido. Parecía que intentaba imaginarse los tulipanes rosas entre recortes que había pegado en él. Draco la observaba con paciencia. No quería presionarla. Después de todo, estaban hablando de su día y al final tampoco demoró. Ella simplemente asintió y una sonrisa iluminó su rostro.

—Perfecto —le dijo—. Aunque aún me gustaría mirar más flores. En realidad, no sé mucho sobre ellas ¿hay otras que sean de ese mismo color?

Draco asintió y tomó uno de los catálogos que descansaban en el mostrador, abriéndolo en la sección de flores rosas. Una suerte que él mismo hubiera sugerido reorganizaro por colores. La gente generalmente no sabía los nombres de las flores y lo único que les interesaba era como se veían, buscaban primero por color y finalmente por forma. Había sido todo un acierto hacerlo, ahorraba mucho tiempo y su jefa había quedado tan encantada que le había dado un pequeño aumento.

Draco le mostró a la mujer las flores que él, en su experiencia, sabía que quedarían bien en un arreglo floral y ella aceptaba o desechaba las ideas reemplazándolas con otras. Al final, habían acordado que Draco armaría el bouquet final y ella volvería en unos días para verlo y darle el visto bueno o hacerle algunos retoques. El pedido era grande, lo que significaba un alivio para Draco quién aún no había conseguido un segundo trabajo y cuya comisión seguramente le dejaría para pagar la renta de ese mes y del siguiente.

Era como el arcoíris después de la tormenta.

Satisfecho vio a su clienta salir por la puerta del local. La campanita de la puerta acompañó su despedida y sirvió como señal para volver su atención a la organización de los pedidos de esa semana. No era una buena temporada, casi no tenían trabajo, por eso Draco quería darles el mejor servicio posible a aquellos que les habían confiado sus eventos y fechas especiales, con la esperanza de que alguna vez volvieran.

—Pareces de buen humor —le dijo el chico del almacén que cargaba algunas cajas hacia el interior. Draco sonrió en respuesta.

—La chica que acaba de irse va a casarse. Está muy emocionada y es contagioso.

—Olvidaba que eres del tipo romántico.

—Puedes culpar al cine —dijo pero él sabía que en el fondo siempre había sido así.

—Para ser alguien que disfruta de las profundas historias de amor, nunca te he escuchado hablar de alguien especial. ¿Qué hay de una princesa en apuros? ¿O tal vez un príncipe azul? —Draco suspiró.

No tenía ni idea de como comenzar a narrar su trágica y larga historia de amor no correspondido, pero no iba a desperdiciar una oportunidad para quejarse de su vida, así que lo intentó.

—Hubo... Hay alguien. Ya sabes...—comenzó—. Nos conocimos en la escuela, pero las cosas no salieron bien desde el principio por... cosas. Pasé toda mi adolescencia fingiendo que lo odiaba y él pasó toda la suya odiándome de verdad. Nunca tuvimos una charla normal, ni una vez. O al menos no puedo recordarlo. Y aunque ahora hemos dejado eso en el pasado. Siempre que me encuentro con él me comporto como un idiota inseguro o él me derrama una bebida fría encima en un café demasiado concurrido.

—Suena complicado.

­­—Lo es.

­—¿Pero sabe que estás enamorado de él?

­—Por supuesto que no.

—¿Por qué?

PORQUE. Aunque sé que ya no me odia y que tal vez le agrado un poco, nuestra relación sigue siendo complicada. Ni si quiera somos amigos. Si me he encontrado con él últimamente ha sido por pura casualidad... —una pequeña pausa—. Ahora te arrepientes de preguntar, ¿cierto?

Cinco cosas que Draco imaginó cuando se encontró con Harry Potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora