IV. Hotel.

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Había entrado la madrugada, y el reloj que colgaba en la pared del cuarto de hotel anunciaba que eran las 4 de la mañana. Recostado en la cama, Stephen no había podido pegar más de 5 minutos sus ojos, no lograba descansar. La suavidad de las sábanas que lo arropaban irónicamente lo hacían sentir extraño, habían pasado meses desde la última vez que durmió en un colchón que se sintiera tan cómodo. Después de haberse acostumbrado a dormir en el suelo frío o sobre unos cartones arrugados, el volver a experimentar la calidez de una cama era demasiado para él.

Pensó que quizás si hablaba un rato con Everett se aburriría tanto que le daría sueño fácilmente, aunque dudaba que estuviese despierto a esa hora, o siquiera tuviese ganas de platicar. Salió de su habitación para dirigirse a la de al lado, donde se encontraba el agente. Mientras se acercó a la puerta para tocarla, se alcanzaban a escuchar ruidos inusuales, y creyó que quizás el agente se encontraba en peligro.

Preocupado, abrió la puerta silenciosamente y dejándola entreabierta, pudo notar que los ruidos que se escuchaban en realidad eran gemidos de placer que salían de la boca de Everett, quién se encontraba boca abajo mientras que un joven alto y misterioso le daba fuertes embestidas. Stephen se quedó atónito ante la escena frente a sus ojos, era algo nuevo para él. Con la puerta entreabierta, pudo admirar con claridad el cuerpo bien dotado del agente, un físico que era necesario para el cargo en el que trabajaba. Sus muslos bien marcados, una espalda ancha y brazos que dejaban ver cierta musculatura se apreciaban mejor mientras la luz de la luna alumbraba la desnudez del agente. A Stephen le causaba gracia que Everett tuviese su cara escondida en la almohada, así sus ruidosos jadeos no se escuchaban tan fuerte en la habitación.

Ninguno de los dos individuos en la cama notó la presencia de Stephen, quién estuvo observándolos durante más de un minuto. Éste último cerró la puerta sin hacer ruido y regresó a su habitación, sintiéndose apenado pero sorpresivamente celoso por la escena que acababa de presenciar.

Por lo menos no me vió, espero. -pensaba. —Everett jamás mencionó que era gay, aunque yo nunca lo habría imaginado. -seguía pensando mientras tenía su mirada perdida en el techo.

Pasaban las horas y Stephen menos podía dormir, apenas cerraba sus ojos y la imagen desnuda de Everett invadía sus pensamientos. Extrañamente se le hacía atractivo recordar aquel desnudo cuerpo, mientras racionalizaba que no podía ser posible, se decía a sí mismo que no era gay. Cerraba los ojos de nuevo y la imagen de los glúteos de Everett eran lo único que proyectaban sus pensamientos, y notó que su pulso se aceleraba un poco mientras recordaba eso. Se levantó de la cama y se dirigió al balcón de la habitación, mirando la vista del amanecer, eso lo haría dejar de pensar en aquella escena.

Cuando el reloj indicaría que serían las 6 de la mañana, alguien tocó a la puerta, Stephen abrió y encontró solamente una bolsa de papel, y dentro había ropa nueva para que se cambiase. La tomó y se dispuso a tomar un baño, que ya le hacía falta.

Mientras tanto, en la habitación de al lado...
—¿Entregaste el paquete?
—Si, lo acabo de dejar afuera de la habitación.
—Bien. Considera esto como tú propina -exclamó Everett mientras le daba unos billetes extra al joven misterioso con el que había pasado la noche. —Ni una palabra a nadie de lo que hicimos, ¿está claro?
El joven asintió y salió de la habitación. Everett se sentó en la cama y se llevó las manos a la cara, asimilando lo que había hecho hace unas cuantas horas. Se sentía avergonzado de tener que contratar a un servidor sexual puesto que no podía aguantar más sus ganas, la última vez que había tenido relaciones fue unos años atrás, y últimamente la masturbación ya no era suficiente. Le atraía tanto Stephen pero sabía que tenía cero probabilidad de terminar en la misma cama que él, y decidió que era mejor imaginar al Doctor detrás suyo mientras alguien que apenas y conocía se encargaba de darle placer.

What if...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora